Como estamos en fin de semana, voy a hablar de libros, concretamente de uno: “La tierra es plana.Breve historia del mundo globalizado “, cuyo autor es Thomas Friedman, tres veces ganador del Pulitzer y periodista del New York Times.Es un libro que hay que leer. Cualquier persona interesada por el mundo en que vive debe sumergirse en sus páginas y observar como se despliega ante uno la panoplia de un nuevo mundo, globalizado, interconectado, plano como dice el autor. En dicho libro nos relata como en los últimos años lo que llama la triple convergencia, es decir la unión de la tecnología y sus aplicaciones, su interrelación unida a la nueva mentalidad para los negocios y la entrada en escena de nuevos actores ( China, India, esencialmente, pero también otros ) hace que el mundo esté cambiando de forma sustancial, “aplanándose”, es decir, haciéndose mas pequeño, mas interrelacionado, mas dependiente unos de otros.En al primera parte, nos relata, aunque a veces sea un tanto farragoso, lo que define como “aplanadores”, es decir acontecimientos, modificaciones tecnológicas, de negocios o laborables que están modificando el mundo hasta su “aplanamiento”: desde la caída del muro de Berlín a la aparición de Netscape, el acceso libre a la información, traslado de fábricas o la introducción de nuevas formas como la subcontratación, etc. Y como ello hace mas interdependiente a las personas, empresa, etc. y como nos obliga a ser mas abiertos, tolerantes y productivos, pues sino personas de otras zonas del mundo nos rebasan.En la segunda parte analiza los puntos fuertes y débiles de EEUU, así como de los países emergentes en la tercera y la empresa en la cuarta.La quinta parte, es la más inquietante, en ella analiza como la globalización puede ser frenada por guerras y enfrentamientos y sobre todo por el terrorismo que aprovecha las herramientas del mundo plano para destruirlo. También analiza las causas del surgimiento de ese terrorismo, especialmente islámico. Me parece que es una parte interesante, aunque insuficiente y con un cierto sesgo “progresista” que lo hace un tanto ingenuo.La última parte es un canto a la imaginación, diríamos a la alegría de competir y vivir.A través de todo el libro aparece un fuerte apoyo a la globalización, que no oculta, a la sana competencia, a la colaboración y tolerancia, como elementos de una evolución y desarrollo del mundo, aunque no oculta las dificultades. En los capítulos finales reconoce el miedo que en ciertos grupos produce, dice el autor que quizá no tanto la globalización como el ritmo de la misma, salvo en el mundo musulmán incapaz de adecuar la religión a la globalización.Se podrá discutir sobre muchos aspectos del libro y las opiniones en el vertidas, pero, sin ninguna duda, es un golpe de aire fresco, de optimismo matizado y una herramienta para el debate. En esta España, y Europa, donde el debate de las ideas se centra en como destruir los existente o como acabar con los valores, que alguien te hable de esfuerzo, sacrificio, colaboración y alegría por el éxito del individuo, es, cuando menos, esperanzador, aunque lamentable que, una vez mas, las ideas tengan que venir de los denostados EEUU y aquí no seamos capaces de encararlas con un mínimo de inteligencia |
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