Como
muchos nos temíamos, las mal llamadas primaveras árabes lo que han traído es
inestabilidad, sangre y el triunfo islamista. En Marruecos, Túnez, Libia o
Egipto éstos se han hecho, o están a punto de hacerse, con el poder, a veces
con una gran sangría como en Libia o Siria y Yemen. No es que los anteriores
regímenes fueran adecuados, pero la solución puede ser peor. Desde luego de
democracia, tal como se entiende, nada de nada, sharía más o menos radical.
Pero
esos movimientos de jóvenes liberales, desbordados por los fanáticos, han
tenido repercusión en otras zonas como Malaysia, Indonesia, etc., pero la mas dramática
ha sido en la zona que va de Mauritania a Sudán y que se conoce como el Sahel,
zona de contacto entre el mundo musulmán del norte de África y el centro-sur
negro, entre el desierto y la sabana.
Esa
zona formada por Mauritania, Mali, Níger, Burkina Fasso, Rep. Centroafricana,
Chad y Sudán, es históricamente, no solo una de las zonas más pobres del
planeta, también de las más conflictivas. Dividido el antiguo Sudán francés en
una pléyade de países inviables, sometidos al neocolonialismo galo, con
inmensas riquezas pero una miseria contumaz, ha sido y es tierra de bandidos,
narcotraficantes y guerrilleros de todo pelaje. Pero esa situación se agrava
desde que el terrorismo islámico irrumpe en su historia.
Quienes
formaron las bandas terroristas argelinas de los ´80 y ´90 con el GIS, FIS,
etc. se reconvierten, bajo las directrices de Al Quaida en AQIM (Al Qaida en el
Magreb) formando grupos que atacan a los diversos países de la zona: Argelia,
Mauritania, Malí y Níger preferentemente. A ello se une la renovada revuelta de
los bereberes y los tuaregs. Estos últimos ya protagonizaron levantamientos en Mali
y Níger en los ´80 y ´90, apoyado entonces por el régimen de Ghadaffi que les
prometió ayuda para crear un gran estado tuareg. Fracasadas las revueltas,
muchos elementos guerrilleros se establecieron en el sudoeste de Libia y han
participado al lado del régimen en la pasada guerra civil.
Tras
la derrota ghadaffista, volvieron a Níger y Malí, siendo en este último país
donde formando el MLNA y el FLNA y apoyados por los neoalqaidistas de Ansar al
Din y el MUYAO, otro grupo salafista que es quién retiene a los cooperantes
españoles secuestrados en Tinduf, lanzaron una ofensiva que les ha dado más de
850.000 Km cuadrados ( 65% del territorio malíense ), con las ciudades de Gao,
Timbuctu y Kindal. Allí han decidido establecer un estado islámico, ante la
inoperancia del gobierno de Bamako, sometido a una Junta Militar del capitán
Songao y ante la pasividad o incapacidad
de la Comunidad de Estados de África Occidental y Occidente.
El
posible nuevo país Azawad, es un estado islamista y terrorista, punto de
fricción con sus vecinos y, sobre todo, enfrentado a una Argelia que está combatiéndoles
duramente, con el peligro de sus propios islamistas, sus tuareg del sur y sus
bereberes en Kabilia. La tensión es grande y la guerra de todos contra todos puede
estallar en cualquier momento, pues el norte de Malí está habitado también por
fulani o songhais, poco adictos a los islamistas y que acaban de formar el MRRA
dirigido por uno de los militares malienses más famosos y antiislamistas, el
coronel El-Hadj Ag Gamou, quién agrupa a fulani,
shongais, árabes y tureg no islamistas: la guerra está servida.
Por
si fuese poco, los partidarios del antiguo régimen libio han creado un
movimiento de resistencia, Resistencia Verde, quen el sudoeste de Libia que
está poniendo en apuros a las divididas milicias del gobierno. Están apoyados
desde Níger, refugio de ghadaffistas y verdadero mercado persa de armas.
En
este último país, las tensiones se agudizan entre quienes apoyan a esos
ghdaffistas y quienes lo rechazan, unido a las tensiones con los tuaregs en las
zonas norteñas donde están las ricas minas de uranio controladas por la
francesa Arava.
Para
embrollar más la situación regional, el Lord Resistence Army de Konay, abandona
el Norte de Uganda y se traslada a la República centroafricana, donde está
llevando acabo, con sus niños soldados, fuertes combates contra los ejércitos
de Uganda y la RD del Congo apoyados por asesores estadounidenses.
La
situación es tan explosiva, que el estallido arrastraría oleadas de refugiados
hacia el norte, empujando a en dirección al Europa a masas desarraigadas. Tanto
África, como el Sur de Europa y Oriente Medio se verían en un caos sin
precedentes, pñor ello parece llegado el momento de que la Comunidad
Internacional establezca algún tipo de fideicomisariato sobre esos países para
intentar desactivar la mecha, de lo contrario vamos caminos del caos.