sábado, agosto 30, 2008

¿Y ahora qué?

Tras dos semanas han terminado los juegos olímpicos de 2008. Según la inmensa mayoría de los medios de comunicación han sido “los mejores de la historia”. Desde luego no habrá sido en cuanto a los derechos humanos o las libertades.
Ya la preparación de los juegos significó que más de un millón de personas fueron expulsadas de sus hogares para que el hijo del arquitecto favorito de Hitler realizase en Pekín lo que su padre no pudo hacer en Berlín. Junto a ello se reprimió no solo a tibetanos o uigures, sino a todos aquellos que expresasen cualquier opinión diferente a la del régimen comunista. Por supuesto el gobierno marxista no cumplió lo acordado con el C.I.O. respecto a las libertades, hasta el extremo que el propio C.I.O., cómplice corrupto de los asesinos chinos, prohibió a los atletas hacer declaraciones políticas durante los juegos. Pese a ello, un pequeño grupo de atletas, un centenar algo largo, manifestó su oposición, pero los otros miles, entre ellos los españoles, tuvieron un mutismo total, mutismo que fue pagado por el C.I.O. prohibiéndoles llevar crespones negros o que hubiese un minuto de silencio en las pruebas donde hubiese españoles, como homenaje a las victimas del accidente aéreo, lógicamente así se paga la cobardía.
Parece que los “maravillosos juegos” no fueron empañados por esta censura y las detenciones así como los crímenes del gobierno, lo más grave, pero tampoco parece que a nadie le preocupase que parte de la ceremonia de apertura fuera falsa o que a una pobre niña no se la permitiese cantar por “ no ser agraciada”. Ante esta humillación, ¿dónde estaban los defensores de los niños, esos que nos sacan el dinero supuestamente para defenderlos?. Parece ser que el muy corrupto Presidente del Comité Olímpico tuvo como único objetivo no enfadar a los anfitriones y no dudó en poner cara de póker ante el gran numero de medallas obtenidas por los atletas locales en pruebas donde los jueces decidían y casi ninguna donde eran las marcas quienes daban o quitaban las mismas. Tampoco se inmutó, ni él ni nadie, ante las sospechas de que las gimnastas chinas no tenían la mínima edad reglamentaria, otro atentado contra niños, que, a su vez habían sido entrenados como soldados de las fuerzas especiales, y de cuya denuncia las ONG brillaron por su ausencia.
¡Bueno!, todo el mundo parece estar contento: Sarkozy se bajó los pantalones y no boicoteó la apertura, el resto de los líderes mundiales también optaron por el silencio cuando no el aplauso a la dictadura y solo el Presidente Bush, aunque no boicoteó la apertura, se atrevió a criticar al régimen chino, el resto, con España a la cabeza, aplaudieron a los tiranos orientales. Por tanto, los chinos se salieron con la suya, el pobre pueblo chino sigue bajo la tiranía criminal y los “demócratas” miran para otro lado, cuando no aplauden a los sátrapas, ¿y Europa quiere ser la líder de la libertad y los derechos humanos?, ¡que no intenten burlarse de nosotros!, nuestros dirigentes son unos cobardes vividores, pero ¿y los pueblos de Europa?, ¿qué han hecho en defensa de los oprimidos de aquel país?, me temo que los mismo que los políticos, demostrando una vez mas, la debilidad de carácter y de convicciones y nuestra cobardía habitual, ¡así nos va!

lunes, agosto 18, 2008

Gobierno, oposición y pacifistas, de profesión: mudos

España es un país bastante vocinglero, nuestros niveles de ruido son especialmente altos y nuestra manera de hablar, igual. Cuando se produce una manifestación, suele ser exagerada en sus gritos, insultos e invectivas y, en muchas ocasiones, deriva en altercados. Los españoles no somos demasiado dados a las manifestaciones callejeras, aunque la llamada “progresía” y sus adláteres de la extrema izquierda si suelen salir con frecuencia en defensa de lo que consideran sus objetivos. Suelen presentarse como defensores de los principios democráticos, de la lucha por la igualdad, defensores de los más débiles y, sobre todo, de la paz. Ya en plena dictadura, aunque eran pocos y cabían en un seiscientos, se agitaban contra la dictadura o la intervención americana en Vietnam, boicoteaban al recientemente desaparecido Solzhenitsyn al que insultaban y llamaban fascista y jaleaban a Castro y Ho Chi Minh, epítomes de verdaderos demócratas.
Ya con la democracia, se han movilizado siempre que haya existido razón para ello, siempre que la razón fuese contra EE.UU. o Israel. En los últimos tiempos han sido famosas la de OTAN no, aunque fuese sí o contra la guerra de Irak. También en estos últimos años, sobre todo desde Irak, ha surgido una nueva realidad: el pacifista profesional, que es aquel que enarbola la pancarta y firma manifiestos contra la “opresión” israelí o la “brutalidad” estadounidense. Suelen ser encabezados por ciertas personas que se definen como intelectuales o artistas, y que en el argot popular son conocidos como los titiriteros. Se las dan de muy de izquierdas y viven, a cargo de nuestros impuestos, como capitalistas desenfrenados. Este conglomerado ha dado mucho juego mediático como punta de lanza contra el PP en el tema de Irak, el barco Prestige, etc.. y han apoyado al Presidente Rodríguez cuando este pactaba con los asesinos de ETA y les llamaba hombres de paz. La ya muy chamuscada matriarca de los Bardem encabezó aquel famoso show de las rosas, creo que blancas, por las paz con los asesinos etarras.
Pues bien, esa mezcolanza farandulera-política-sindicalera parece que sufre de una tremenda mudez. En los últimos meses se han producido matanzas en Darfur, atizadas por la “progresista” China y su control del petróleo sudanés, masacres en Tíbet y, en los últimos días, la espectacular agresión de Rusia a Georgia. Frente a estos acontecimientos no hemos visto ni enarcar sus picudas cejas al Presidente, ni una de sus sonrisas de calavera a la “vice vogue”, ni a la Sra. Pajín hacer uno de sus mohines. En cuanto a la oposición, al estólido Presidente del PP no parece preocuparle otra cosa que el IPC, a la nueva y brillante “estrella” la Sra. Cospedal no se le ha oído una voz ni en Madrid ni en las profundidades de Castilla- La Mancha, el responsable de Internacional de ese partido, si es que existe ya que lo ignoro, mantiene un mutismo digno de mejor causa, solo el siempre brillante y valiente Gustavo de Arístegui ha dicho y escrito lo que tenía que decir, pero ¡claro! pinta tan poco en el PP del consenso que no es más que una voz que clama en el desierto.
¿Y los titiriteros, sindicaleros y otros pacifistas de oficio?. Se supone que defienden la paz allí donde es transgredida, ya sea en Irak, Tíbet o Georgia, que los muertos, heridos y desplazados sufren los mismo en cualquiera de esos países atormentados, pues parece ser que no a tenor de la actitud de los pacifistas de nómina. La verdad es que no esperaba una manifestación con pancarta enhiesta, pues con los calores de agosto y lo que toman para activar sus escasas neuronas les podías arder el cerebro, pero ¡hombre! uno de esos panfletos que llaman manifiestos a los que tan aficionados son como mal redactados suelen estar, es lo menos que esperaría uno ante los acontecimientos reseñados. Parece ser que el problema está en que no se puede culpar a los estadounidenses, aunque seguramente ya están trabajando en ver como inculparlos, y, si no hay americanos o israelíes no hay matanzas ni genocidios. Quienes a lo largo de los años han guardado silencio, cuando no jaleado a los asesinos castristas y guevaristas, quienes apoyaron a los genocidas comunistas rusos, quienes alabaron a los khmer rojos, recordémoslo, les resulta difícil condenar a quienes ellos sienten más cercanos. España se ha aliado, una vez más, con sus aliados habituales: China, Rusia, Venezuela, etc. es decir, con lo más “democrático” y “libre” del mundo. Ni una toma de posición como Sarkozy, ni el valor de una Merkel de cantarle las verdades del barquero al monigote puesto por el chequista Putin al frente de Rusia, ni siquiera una condolencia hacia el pueblo sufriente. La miseria moral, la cobardía y la memez de la progresía, pero también de la derecha, en su silencio ante los crímenes de islamistas sudaneses, dictadores chinos o sátrapas rusos es comparable a las cesiones ante los asesinos etarras. Una parte importante de esta sociedad, con sus políticos a la cabeza, está enferma moralmente y, lo que es peor, ni siquiera está dispuesta a regenerarse pues es mas cómodo mantenerse sin asumir responsabilidades ni defender valores y con esos planteamientos el futuro de España es muy inquietante.

domingo, agosto 10, 2008

Rusia imperialista y Europa entreguista

Los acontecimientos de los últimos días en el Cáucaso vienen a demostrar, una vez mas, que Rusia no ha dejado de ser una satrapía oriental muy influenciada por su pasado mongol y tártaro. Su historia es una sucesión de errores y horrores no solo contra su población, sino contra sus vecinos a los que fue dominando desde el siglo XVI. Su expansión hacia el este ha querido considerarse semejante a la de los EE.UU. hacia el oeste y, si bien, hay similitudes en cuanto a la aniquilación de los habitantes de esas zonas, hay notables diferencias, ya que en EE.UU. siempre hubo quién se opuso a esas prácticas y debates intensísimos, amén de que la población era mucho mas reducida, lo que no justifica su destrucción desded luego, pero en la Rusia nunca cuestionó, a través de estamento alguno, las conquistas de Asia central y el Cáucaso, llevadas a cabo con una crueldad sin parangón.
La llegada de los bolcheviques al poder hizo concebir esperanzas a los pueblos oprimidos, esperanzas pronto frustradas pues, si en principio, Lenin y sus adláteres ofrecieron la independencia al Asia central y al Cáucaso no fue mas que una maniobra mientras se dilucidaba la guerra civil, cuya victoria trajo la aniquilación de las élites de aquellas zonas incluyendo a los bolcheviques nacionalistas. De eso se encargaron dos caucasianos: Stalin y Beria.
El derrumbe del comunismo trajo la libertad e independencia al Asia central, Cáucaso, Países Bálticos, etc., pero, a diferencia de otros países coloniales como Francia; Países Bajos o el Reino Unido, Rusia nunca aceptó esa pérdida y desde el primer momento intentó recuperar aquellos territorios ya fuese por la vía física o convirtiéndolos en satélites como antaño habían hecho con Europa del este. Para ello el régimen ruso, sobre todo con Putin, realizó todo tipo de maniobras, esencialmente a través de las minorías rusas instaladas en los nuevos países independientes, minorías que actuaron en el pasado como soporte de los comunistas y actualmente como caballos de Troya del nuevo imperialismo ruso. Así hemos visto las agitaciones en Estonia por causa de un monumento al soldado soviético que los rusos quería siguiese en un lugar céntrico como símbolo de la “liberación” de Estonia y que los naturales del país no lo querían ni en pintura, porque para ellos la tal liberación fue opresión. También incidentes en Letonia, chantaje a Ucrania, etc..
Frente a esta ofensiva del antiguo kagebista Putin, Europa ha reaccionado como siempre, con cobardía e inseguridad, pidiendo la habitual tontuna del diálogo e, incluso, presionando a sus miembros como en el caso de Polonia, para que llegasen a un acuerdo con Rusia, por no hablar de los tembleques ante la idea estadounidense del escudo antimisiles. La cobardía ante Rusia y el temor a perder su gas y petróleo condujeron a la bajeza de negarse a permitir la entrada en la OTAN de dos países muy amenazados por los nuevos tíranos del Kremlin: Ucrania y Georgia, a la primera con la amenaza del chantaje energético y la agitación de la parte mas prorusa de ucrania y a la segunda atizando y protegiendo a los separatistas de Abjazia y Osetia del Sur, donde las “tropas de pacificación” se componen de soldados rusos.
La situación estratégica del pequeño país caucásico, así como el de ser el nudo de oleoductos desde el Caspio, sobre todo de Azerbaiján, era “casus belli” para la Rusia de los oligarcas y kagebistas ya que no podían tolerar su inclusión en la OTAN y así Putin presionó para que no se las aceptase, así como tampoco a Ucrania, por considerarlas parte de su esfera de influencia, mas bien de opresión. Los cobardes borregos dirigentes europeos bloquearon, en la reciente cumbre de Bucarest, la entrada de esos países, dejándolos a los pies de los caballos y así el Kremlin tuvo manga ancha para iniciar las provocaciones, a las que el ingenuo Presidente georgiano ha respondido con el ataque a la capital sudoseta, dándole la “justificación” a Putin, que en verdad es quién manda en Rusia, para machacar a Georgia y, de paso, mandar un mensaje a los países que Rusia considera de su área de influencia y quieran salirse de la misma.
¿Y que hace la ONU?, pues nada como es habitual, ¿y Europa?, pues nada también, enviar alguna delegación para pedir diálogo, ¿y la OTAN?, pues paralizada por los cobardes habituales, tampoco nada, ya que gracias a esa cobardía no es Georgia miembro de la organización. Así que, como en 1953, 56 o 68, asistimos a la invasión de un pequeño país por las tropas de la dictadura putinista ante el silencio cobarde y cómplice de Europa. Y una vez mas, debemos preguntarnos, ¿para que sirve la UE salvo para que tantos parásitos vivan de nuestros impuestos?.