“En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares: la guerra ha terminado”, 1 de abril de 1939. “Franco..ha muerto”, 20 de noviembre de 1975. Entre estos dos comunicados, el primero dado por Radio Nacional por el locutor Fernández de Córdoba y el segundo por un lloroso jefe de Gobierno Arias Navarro, pasaron 36 años, durante los cuales gobernó en España un solo hombre: Francisco Franco, que había ganado una cruenta guerra civil.
Desde hace unos años y sobre todos en los últimos dos, estamos asistiendo a un verdadero intento de cambiar la historia, que puede culminar con la mal llamada “Ley de Memoria Histórica”, como si la memoria pudiese cambiarse por ley. La llegada al poder del PSOE de Zapatero, no solo está desgarrando la vida política y social del país sino que intenta tergiversar la historia. No tengo claro cual es la razón de este intento, pues los hechos hechos son, tal vez ocultar que la guerra la perdió la República por sus errores políticos y militares o que durante 36 años Franco gobernó, prácticamente, sin oposición y que si hubo alguna no fue la de un PSOE inexistente. Tal vez disimular que la mayoría de los líderes del PSOE proceden de familias arraigadas en su momento con el franquismo o de franquistas que a la muerte del líder cambiaron de la chaqueta azul a la roja y como buenos neófitos, intentan ser mas socialistas que Prieto o Largo Caballero. Tal vez justificar sus apoyos a ciertos asesinos como Carrillo al que le ofrecen en un banquete la estatua de Franco, algo más ridículo que la cabeza de San Juan a Salomé. Tal vez justificar sus negociaciones con los asesinos de ETA o, simplemente, aquello tan español de “a moro muerto, gran lanzada”.
La verdad, es que todo esto sería bastante ridículo sino fuese porque está levantando ampollas entre muchos sectores de la población, pues la guerra civil, por su propia idiosincrasia, dividió a los españoles y muchas familias tuvimos miembros en ambos lados, hubo tremendas tragedias, crímenes y, también, actos de honor y valentía. No parece bueno remover aquello y, sobre todo, intentar tergiversar la historia, pues ese estilo nazi, recordemos que el mito de la “puñalada por la espalda” fue uno de los elementos de los nazis para llegar al poder, al final solo sirve para generar problemas y, no siempre, quienes lo generan, al final, obtienen los réditos que esperan, porque los que se sienten agredidos también pueden decir algo y, a lo mejor, mas fuerte.
Dejemos que los muertos cuiden de los muertos y todos unidos, desde nuestras convicciones, esforcémonos por hacer de España un país más libre y más justo.
Desde hace unos años y sobre todos en los últimos dos, estamos asistiendo a un verdadero intento de cambiar la historia, que puede culminar con la mal llamada “Ley de Memoria Histórica”, como si la memoria pudiese cambiarse por ley. La llegada al poder del PSOE de Zapatero, no solo está desgarrando la vida política y social del país sino que intenta tergiversar la historia. No tengo claro cual es la razón de este intento, pues los hechos hechos son, tal vez ocultar que la guerra la perdió la República por sus errores políticos y militares o que durante 36 años Franco gobernó, prácticamente, sin oposición y que si hubo alguna no fue la de un PSOE inexistente. Tal vez disimular que la mayoría de los líderes del PSOE proceden de familias arraigadas en su momento con el franquismo o de franquistas que a la muerte del líder cambiaron de la chaqueta azul a la roja y como buenos neófitos, intentan ser mas socialistas que Prieto o Largo Caballero. Tal vez justificar sus apoyos a ciertos asesinos como Carrillo al que le ofrecen en un banquete la estatua de Franco, algo más ridículo que la cabeza de San Juan a Salomé. Tal vez justificar sus negociaciones con los asesinos de ETA o, simplemente, aquello tan español de “a moro muerto, gran lanzada”.
La verdad, es que todo esto sería bastante ridículo sino fuese porque está levantando ampollas entre muchos sectores de la población, pues la guerra civil, por su propia idiosincrasia, dividió a los españoles y muchas familias tuvimos miembros en ambos lados, hubo tremendas tragedias, crímenes y, también, actos de honor y valentía. No parece bueno remover aquello y, sobre todo, intentar tergiversar la historia, pues ese estilo nazi, recordemos que el mito de la “puñalada por la espalda” fue uno de los elementos de los nazis para llegar al poder, al final solo sirve para generar problemas y, no siempre, quienes lo generan, al final, obtienen los réditos que esperan, porque los que se sienten agredidos también pueden decir algo y, a lo mejor, mas fuerte.
Dejemos que los muertos cuiden de los muertos y todos unidos, desde nuestras convicciones, esforcémonos por hacer de España un país más libre y más justo.