La inminente acción
occidental contra Siria es un error muy similar, pero de peores consecuencias,
que la acción en Libia. La situación en el país de Assad no es similar, ya que
no hay dos bandos, sino muchos y, diría que una importante fracción de la población
n o está con los rebeldes. Los cristianos piden armas al gobierno para
defenderse de los salafistas, los kurdos han formado sus milicias contra los mismos. No podemos
olvidar que Assad es un dictador, pero sabías lo que había, las minorías
gozaban de baste libertad y la economía se iba liberalizando. La excusa de los
ataques con gas no sirven ya que no se sabe quién los usa, pero lo que sí
sabemos es que los nacionalistas laicos de Ejército Libre están en franco
retroceso ante los islamistas de Al Nusr o de los salafistas de Levante e Irak.Cientos
de talibanes pakistaníes están allí, lo mismo que iraquíes, jordanos, etc,
mercenarios del islamismo que atacan a todos los que no les apoyan, especialmente
a cristianos y kurdos.
Por tanto, no parece claro
el interés de occidente en querer acabar con el actual régimen si lo que viene
es, muy probablemente, peor. Solo es comprensible si se quiere expulsar
definitivamente a Rusia de Oriente Medio y cortacircuitar a Irán rompiendo el
puente sirio con Hezbollah, pero esta jugada tiene muchos peligros, no
olvidemos que un triunfo islamista en Siria arrastraría a la débil Jordania y a
un conflicto con Israel, que hasta ahora mantenía el status quo con Assad.
En este Oriente Medio
convulso, cualquier actuación puede desencadenar una total inestabilidad, con
las consecuencias sociales, políticas y económicas hoy por hoy inimaginables.
Los países del Golfo se vería también inestabilizados y el petróleo podría no fluir
fácilmente y, desde luego, a coste prohibitivo, cercenado la incipiente recuperación.
Ya estamos viendo los niveles de precios y también la repercusión en las bolsas
de esta débil Europa. Tal vez EE.UU. obtenga réditos políticos, pero Europa
poco tiene que ganar en este envite y tampoco nos podemos fiar de la política
exterior de EE.UU. con Obama, quién parece a toda costa, empeñado en llevarse
bien con los radicales islámicos, como se ha visto con su abortada propuesta de
pactar con los talibanes afganos.
Por tanto, cuidado con estas
maniobras que a quién únicamente favorecen es a los extremistas musulmanes y no
a la sufrida población siria ni de otros países y ello nos podría llevar a
consecuencias peligrosas para la seguridad y la estabilidad de Europa.