sábado, julio 25, 2009

Gorbea, otra ignominia socialista

Hace unos días, soldados de la guarnición de Álava realizaron unas maniobras que culminaron en el monte Gorbea, donde colocaron la bandera nacional en la estructura metálica que sustenta la cruz allí existente. El gesto es normal y se ha realizado en centenares de lugares de España sin que ni siquiera fuese noticia.

Pero ese monte se encuentra en Vascongadas y, claro, los psicópatas separatistas del PNV encontraron la acción “ofensiva” para los vascos, equiparando el gesto con la recuperación del islote de Perejil y hablando de conquista por parte de las tropas españolas.

No merece la pena entretenerse un segundo mas en las sandeces de Urkullu y su panda, pero si es preocupante la actitud del gobierno de Rodríguez, que ante la pataleta neurasténica de los nacionalistas no ha perdido el tiempo en darles una satisfacción, sancionando a un oficial y a un suboficial de la unidad que colocó la bandera.

Como no se les podía castigar vía ordenanzas militares, la ministra Chacón y sus perritos falderos del estado mayor les han penalizado quitándoles el complemento de especial dedicación que los militares en el País Vasco cobran por peligrosidad, aunque no se diga que es por esa causa. La cantidad retirada es de 300 euros, lo que para el sueldo de un teniente coronel es bastante, pero mucho mas para el de un suboficial. Al tratarse de un complemento de libre designación, se les puede quitar sin dar explicaciones, lo que para la cobarde cúpula de las Fuerzas Armadas es una manera sencilla de castigar sin dar la cara.

Una vez mas, el PSOE ha valorado mas su interés político, la necesidad de los votos del PNV cara a los presupuestos y, muy probablemente, para gobernar el País Vasco, pues cada día parece mas claro que no tardará en romper el acuerdo con el PP, roto ya “de facto” en Álava al no apoyar a los populares en la recuperación de la Diputación, que los intereses generales patrios y el honor de nuestros ejércitos.

Al mismo tiempo, les ha servido para demostrar que imponen su puño de hierro al ejército sin que haya consecuencias, a través de una ministra, gran defensora del separatismo catalán y del desprecio a España, recordemos su apoyo al lamentable Rubianes q.e.p.d., en sus insultos y groserías antiespañolas, que estará muy satisfecha de humillar a ese ejército al que tanto ha despreciado antes de ser ministra y en su actual cargo. También han contado con una cúpula militar entreguista y pancista, mas interesada en mantener sus puestos y no en defender el honor de España y exigir el respeto a sus subordinados.

Frente a esta humillación, prácticamente solo hemos “oído” un silencio profundo, empezando por el PP y la mayoría de los medios de comunicación que no se han echo eco de esta vergüenza y entreguismo a los aliados objetivos de ETA, al PNV.

Una vez mas, el país se encoge de hombros ante hechos de esta índole y da alas a los separatistas catalanes y vascos, mientras el PSOE retoma viejos lazos con los mismos sin demasiado pudor, visto que estas actitudes no tienen coste político y que los españoles parecen cada día mas desinteresados por el porvenir de España como tal y solo atentos, amén de la crisis económica, a las pequeñas miserias y con una actitud vital puramente hedonista. Preocupa muchísimo mas el coste de Ronaldo o el concierto de Madonna que los ataques a la unidad de la Patria o a nuestras Fuerzas Armadas, garantes de la soberanía e independencia y defensoras de su integridad territorial y del ordenamiento, constitucional, como dice el artículo 8,1 de nuestra Constitución.

Esta actitud de las fuerzas políticas y de la ciudadanía, nos llevan, cada día un poco mas, hacia la destrucción de los valores y del ordenamiento jurídico-legal de España , con lo que el resultado solo puede ser una crisis nacional profunda y correr el peligro de que, como decía en un comentario anterior, acabemos siendo un estado fallido.

miércoles, julio 22, 2009

Baena, Isla Cristina, ……..¿cuántos crímenes mas?

Dicen que la sociedad española se ha estremecido ante las brutales violaciones acaecidas en Baena e Isla Cristina, violaciones realizadas por menores y algún mayor. Dicen también, que los violadores de Baena ni siquiera tenían conciencia de haber realizado un acto malvado.

Recuerdo también otros momentos en que, supuestamente, la sociedad se ha sobrecogido: Anglés y las niñas de Alcàsser, Sandra Palo, Marta del Castillo y tantos otros. Parece que se produce algo así como indignación general, pero ¿por cuánto tiempo y para qué?. La sociedad se va olvidando hasta la próxima vez y los políticos hablan de no actuar en caliente a la hora de modificar las leyes.

Ciertamente, la simple modificación de las leyes no acabará con estos crímenes, porque la raíz de los mismos es muy profunda: la pérdida de valores de nuestra sociedad, por lo que nuestros jóvenes no tiene referencias válidas

Desde que el viejo profesor decía aquello de a “colocarse todos”y bailaba con una zorra que enseñaba los pechos y presumía de no llevar bragas, desde que ese mismo pájaro era apoyado por una gran masa de los madrileños y barría en las elecciones y no por lo que aportaba a la mejora de la ciudad de Madrid, sino por aquel libertinaje de la “movida” trasmutado de “libertad”, falsa libertad y mas bien libertinaje, pero que encandilaba a la masa. Desde aquella época hemos ido observando como la pérdida de los valores tradicionales no era sustituida por otros, sino por un relativismo y decadencia muy “decadencia romana”.

Los síntomas se han ido acumulando: desastre educativo, analfabetismo funcional de muchísimos de nuestros jóvenes, eclosión de drogas y botellón, todo acompañado por una verdadera degeneración sexual, hasta el extremo de que en el Reino Unido se hace propaganda turística de España como meca del alcohol y el sexo.

La aparición de un laicismo radical, unido a la debilidad de nuestra Iglesia durante los años de la Transición, mas preocupada por “hacerse perdonar” su apoyo al franquismo que por defender los valores cristianos, llevaron a la desorientación y desmoralización de la masa de católicos. Si a ello le unimos, la debilidad de la representación política de la derecha en la defensa de los valores cristianos, nos lleva a la actual situación, radicalizada sobre todo desde la llegada al poder del equipo de Rodríguez.

Frente a un PSOE dispuesto a establecer su ideario, basado en el pensamiento débil, los derechos, incluso muchos absurdos, pero no los deberes, la destrucción del tejido social histórico de España y de la propia España, la derecha es incapaz de articular un discurso coherente y firme, limitándose a una actuación a la defensiva y a centrarse en la economía.

Esperanzadora ha sido la reacción de una parte de la ciudadanía, que harta de ver a sus políticos destrozando sus valores, su ética e, incluso, su futuro como familias y como país, ha decidido actuar al margen de los partidos en defensa de principios importantes: no al aborto, no a Educación para la Ciudadanía, no a pactos con los terroristas.
Esta reacción no es suficiente y los temas mencionados así como otros muchos, tales como los asesinatos de mujeres o la eclosión de la versión más cutre y radical de los homosexuales, siguen marcando el panorama social de España. A ello hay que hacer frente desde planteamientos intelectuales, defendiendo los valores que nos han conformado, pero defendiéndolos con firmeza, sin un paso atrás, haciendo pedagogía para los mas jóvenes, ayudando a que padres y educadores enseñen esos valores y no se “acongojen” ante la ofensiva laicista. En esa lucha nos jugamos el ser o no ser de la Patria: un futuro serio y positivo o caer hasta, quizás, convertirnos en un estado fallido, porque la crisis de valores afecta al armazón del Estado, así como a su economía y sociedad.

viernes, julio 17, 2009

Pacto social

Desde hace meses el gobierno intenta que patronal y sindicatos alcancen un acuerdo que justifique las mal llamadas políticas sociales del gobierno, consistentes en un chorreo de dinero para causas diversas.

Desde los Pactos de La Moncloa, el diálogo social ha sido uno de los elementos vertebradotes de todos los gobiernos en relación a la economía y el bienestar social. Si aquello fue un acierto debido a las circunstancias del momento: crisis política, económica y social en plena transición democrática, no ha siso así en sucesivas ocasiones y, sobre todo, ha perjudicado a una parte sustancial de los españoles.

El poder concedido a lo largo de estos años a dos sindicatos izquierdistas y correas transmisoras de sus partidos, UGT del PSOE y CC.OO. del PCE cuando este existía y ahora, sobre todo con la llegada de Toxo a la Secretaría General, también del PSOE, condiciona la política económica y social de las empresas y de los gobiernos que actúan en función de la presión de los mismos y no de acuerdo con las necesidades de los ciudadanos.

Las imposiciones sindicales, en muchas ocasiones, lejos de mejorar las condiciones laborales inciden negativamente en ellas, sobre todo en aquellos sectores donde los sindicatos no tienen su caladero de votos, es decir las pequeñas y medianas empresas, condenadas a tener que aplicar convenios sectoriales con unas condiciones que no pueden asumir, pero que favorecen a esa pequeña élite de trabajadores de las grandes empresas y Administración donde tienen su fuerza las dos centrales obreras.

Con la llegada al poder del Presidente Rodríguez, la situación se ha exacerbado, hasta el extremo de que los secretarios generales de las mismas han llegado hasta la amenaza al Parlamento si el mismo votaba medidas contrarias a sus intereses (discursos del 1º de mayo). Si a ello unimos el apoyo de Rodríguez, que las utiliza como ariete contra sus rivales políticos como ocurre en la Comunidad de Madrid o de Valencia, el poder de dichas centrales sobrepasa lo normal y lógico en un estado democrático.

A estas anomalías, debemos añadir la escasa representación real del movimiento sindical español, que no supera el 15-18% de afiliación y donde los trabajadores son manipulados por unas direcciones burocratizadas y parasitarias, basadas en los mas de 300.000 liberados, la inmensa mayoría de CC.OO. y UGT, que actúan como elemento de presión en empresas y administración.

Otro de los grandes fallos de nuestros sindicatos es su escaso apoyo a los parados, no solo porque se desentienden de los mismos, sino que con sus políticas, sobre todo en tiempo de crisis, coadyuvan al incremento del paro. Su empecinamiento en no debatir reformas laborales no tiene otro objetivo que no agitar a esos sectores donde obtienen sus votos, las ya mencionadas grandes empresas y Administración, que son las menos golpeadas por la crisis, olvidando a todos los demás que aportan el 80-85% de los parados.

La demagogia rodrigueril, unida a los intereses de las burocracias sindicales, a su vez bien acomodadas en el presupuesto que las dota generosamente como sabemos, junto a la debilidad de una patronal defensora, en el mejor de los casos, de las grandes empresas pero que también olvida a las demás, hace temer que el nuevo acuerdo, lejos de adoptar medidas realistas en defensa de la creación de puestos de trabajo y reactivación de la economía, opte, una vez mas, por el despilfarro subsidiario que, a la postre, lo pagaremos, sobre todo los trabajadores vía impuestos, ya sean directos o indirectos sin que sirva para reducir esa masa de parados ni para frenar la crisis, pues Rodríguez, Méndez y Toxo están por mantener sus poltronas y su poder y poco parece importarles los dramas de CUATRO MILLONES Y MEDIO DE PARADOS y sus familias, que son quienes están pagando los errores de ese mal llamado “pacto social”.

domingo, julio 12, 2009

Fraccionamiento

El largo período de gestación de la financiación autonómica parece llegar a un fin más o menos esperado: Cataluña se llevará la parte del león, entre 3.600 y 3.800 millones de euros de los 11.000 totales, seguido de Andalucía. Las demás a repartir lo que quede.

El estado de las autonomías se ha demostrado como uno de los grandes errores de la Transición, no solo por que las regiones se han convertido en feudos de una casta política derrochadora e incapaz de cumplir el objetivo para que nacieron: acercar la administración a los ciudadanos y si en baronías cuasi independientes para perpetuarse en ese poder parasitario, sino también porque el coste del invento está llevando a la quiebra a España.

Pero esos males se agravan con la discriminación a favor de Cataluña, quién fraudulentamente, aunque con la aquiescencia del gobierno de Rodríguez, está aplicando un estatuto de, prácticamente, independencia pagada por todos los españoles. La fuerza del PSC dentro del PSOE y el ser, con Andalucía, el granero de votos socialista, hace que la capacidad de chantaje del gobierno catalán sea muy poderosa.

A ello se une la cobardía y servilismo del resto de las comunidades autónomas, que no se enfrentan al gobierno central rechazando los privilegios de Cataluña y exigiendo el equilibrio y la igualdad reconocida en la Constitución. Prefieren coger lo que les den para seguir gastando a manos llenas, no en gestionar eficazmente sino en aquellos gastos que les aseguren votos, como el caso del PER en Andalucía o Extremadura, para perpetuarse en las satrapías en que se han convertido las regiones autónomas.

La crisis del estado autonómico se refleja, entre otras cosas, en las desigualdades que se van acentuando entre unas regiones y otras, diferencias que se observan cada vez mas en temas como sanidad, educación, infraestructuras, etc., así como en el endeudamiento brutal de cada una de las regiones, deudas que tendrán que pagar los ciudadanos a los que machacarán a impuestos para seguir manteniendo el absurdo autonómico.

Pero quizás más grave que el tema económico, sea el enfrentamiento entre regiones e intracomunidades, sobre todo en aquellas donde existen una lengua propia, casos de Cataluña, País Vasco o Galicia. La persecución a que se somete al español en las mismas no tiene parangón, ante la pasividad de la sociedad española, por no hablar del gobierno.

Pero incluso en regiones donde esa diferencia lingüística no existe, los “piques” regionales se extienden, retrotrayéndonos cada vez mas a la exaltación del terruño frente al conjunto, recordándonos aquel absurdo cantonalista de la primera república.

Parece llegado el momento de enderezar la situación, frenando el absurdo autonómico. La sociedad española debe exigir firmemente a sus dirigentes que reconduzcan la situación de forma que la autonomía sirva a los ciudadanos, agilizando las gestiones, solucionando rápida y eficazmente sus problemas y no como palanca de ambiciones desmesuradas de políticos tanto en poder como en dinero. De no ser así, el futuro de España parece bastante complicado tanto en cuanto a su estructura como en su economía.