martes, junio 11, 2013

La decadencia del modelo turco


Recep Tayyip ErdoğanSorprendente fue la victoria del AKP frente a los partidos laicos a principios del 2000. Lo que se llamó, mensaje de Erdogan más falso que l beso de Judas, “similar a la democracia cristiana pero en musulmán” no era más que la plasmación de la hoja de ruta hacia la islamización de Turquía iniciada por Erbakan, radicalmente, y por Erdogan, alcalde de Estambul ("las mezquitas son nuestros cuarteles, las cúpulas nuestros cascos, los minaretes nuestras bayonetas y los creyentes nuestros soldados"), lo que le valió una condena.

Viendo que por la vía dura no era posible acceder al poder, abandona a Erbakan, crea el AKP y gana las elecciones de 2002 con mayoría, repitiendo en las siguientes elecciones. Su éxito se basa en una política económica liberal, con apoyos, que eleva el nivel de vida de los turcos, sobre todo de los campesinos de Anatolia, su granero de votos. En el aspecto político lamina a sus oponentes quedando, residualmente, los nacionalistas y el antiguo partido de Atatürk.

Sabiendo que las Fuerzas Armadas son el referente del modelo laico, también las descabeza con un proceso, más que falso, donde se acusa a más de 200 militares de intento de golpe, militares que sustituye por islamistas.

Con esa victoria, empieza la islamización: velo, restricción de alcohol, apoyo a los terroristas de Hamas, etc. Pero la mal llamada “primavera árabe” y la guerra en Siria cambian el panorama, ahora se ve enfrentado a Assad y, por ende, a Irán con quién mantenía buenas relaciones. Los EE.UU. le obligan a volver a pactar con Israel , ante la presión, iniciar conversaciones con los terroristas del PKK.

Estos leves retrocesos se verán además tendentes a su incremento por su enfrentamiento con el Presidente Gül, más moderado y prooccidental e, incluso con su primer viceministro, como se ha observado durante las protestas.

Que se inician por la defensa de un parque en Estambul y, pronto, como ocurrió en los países árabes, degenera en protestas contra el régimen, pero aquí ocurre al revés, son las clases medias, urbanas y laicas las que protestan contra un gobierno islamista.

Es difícil pensar que las mismas representan, mayoritariamente, a la opinión púbica, pero si demuestran el  inicio de la fractura entre esas clase y la mayoría silenciosa de Anatolia, lo que representa un problema importante para Erdogan y su gobierno, donde ya se observan las primeras fracturas entre sus componentes.

No es posible prever la deriva, sobre todo con una región en plena efervescencia, pero está claro que el modelo islamista “moderado” parece empezar a resquebrajarse, sobre todo en la Turquía que mira a Europa y occidente en general, veremos cómo se desarrollan los acontecimientos, pero algo se mueve.