El Islam es el enemigo
Una de las actuaciones mas repetidas y erróneas de occidente en relación con sucesivos enemigos ha sido la de justificar las exigencias de los mismos y, en paralelo, considerar que dentro de ellos se dividían en moderados y radicales. Desde hace más de un siglo estas valoraciones han dado lugar a las guerras más horrendas de la historia y a la subyugación de pueblos enteros. Ya antes de 1914 se consideraba que el Káiser, aunque un tanto excéntrico y ambicioso, no quería la guerra y que en realidad eran sus consejeros y ministros como el Almirante Tirpitz, los culpables de las tensiones con la Entente. Además se consideraba lógico que Alemania quisiese su lugar al sol, pues era una gran potencia y no se la podía dejar de lado. Esa “comprensión” y ese análisis erróneo dieron lugar, entre otras causas, a la P.G.M. con su secuela de muerte y destrucción.
Durante el período de entreguerras se fue muy “comprensivo” con Mussolini y Hitler, entendiendo que solo querían lo mejor para sus países, maltratados en la Conferencia de Versalles y que tenían derecho a “compensaciones”, por lo que no se dudó en sacrificar Abisinia y Albania en el primer caso y Checoslovaquia y Austria en el segundo. Además durante una larga temporada se consideró que Mussolini y Hitler eran moderados y que los radicales eran otros, tales como Röhm, antes de que lo asesinaran en 1934, o Himmler etc..Por cierto, que el asesinato del Jefe de las S.A. fue considerado en occidente como una demostración de la moderación del Führer que acababa con un matón, pese a que aquella matanza, conocida como “la noche de los cuchillos largos” solo era un ajuste de cuentas y la eliminación de una posible oposición a Hitler. Sabemos que esa comprensión no evitó la S.G.M. y lo que vino.
Lo mismo ocurrió con el comunismo, Lenin era el moderado y Stalin el radical, luego Stalin el moderado y Trotsky el radical, después Kruschev un pacifista, etc., etc. y además la URSS tenía, como antes Alemania, Italia o Japón, derecho a concesiones como gran potencia que era y por su contribución a la derrota nazi, pese a que en 1939 había pactada con ella repartiéndose Polonia. Así que tras la S.G.M., occidente asistió impasible a la tiranización del este de Europa, parte de Asia y África. Pese a ello se siguió considerando al rival como un país a considerar no solo en el plano político, no quedaba mas remedio, sino que el comunismo era considerada una ideología respetada en el plano moral o intelectual, siendo aceptada por parte de la “intelligentsia” occidental incluida la no marxista. En España recordemos algún aspecto bufo como la concesión de el Doctorado “Honoris Causa” a un asesino como Hoenecker no mucho tiempo antes de la caída del muro.
Pues esto que a lo largo de los últimos cien años ha venido ocurriendo, se repite ahora con el Islam. En el debate actual se pone mucho énfasis en distinguir a los musulmanes, en general, de los islamistas, yihadistas o islamofascistas, diversas formas de llamarlos y que demuestran, nuevamente, ese intento de discernir entre radicales y moderados. Incluso quienes se enfrentan al islamismo hacen énfasis en discernir a los yihadistas, llamémosles así, del resto de los musulmanes. Gente como Lewis, Phares o nuestro Arístegui, cuya capacidad de análisis es brillante y cuyo valor, recordemos las amenazas a este último, está fuera de dudas, caen en el viejo error occidental. Ya no digo de quienes apoyan las tesis musulmanas y que justifican sus crímenes con cualquier excusa, desde Palestina a Irak o desde la defensa del velo en Francia al derecho a matar a la mujer si trasgredí las leyes del Islam.
La realidad es mucho más sencilla: el mundo musulmán es, en la práctica, uno y uniforme. Su única fuente tanto civil como política o religiosa es el Corán y no hay división entre la sociedad civil y la religión. Dentro de esa norma no cabe el acuerdo con el enemigo, como mucho una tregua y así vemos como se expanden las agresiones de los musulmanes contra cristianos, hindúes, hebreos, etc. como las matanzas de cristianos en Célebes (Indonesia) que no fue una acción terrorista sino un ataque de los musulmanes a los cristianos por el hecho de serlos, o la persecución de los mismos en Pakistán, Arabia Saudí y otros países musulmanes incluyendo la supuestamente laica Palestina, o las matanzas de hindúes en la propia India o de budistas por separatistas musulmanes en Tailandia. Recordemos como las organizaciones musulmanas del Reino Unido exigen al Gobierno que cambie su política sino quiere que haya mas terrorismo, es decir instituciones que viven en una democracia chantajean a su gobierno en defensa de intereses extranjeros a los que les une el vínculo religioso que es mas fuerte que el que les une a Gran Bretaña. Recordemos que los musulmanes no reconocen a las naciones sino que creen en una sola nación, la Umma, la existencia de estados es accidentalista y coyuntural, por tanto no es de extrañar que musulmanes británicos de nacimiento atenten contra su país, ya que para ellos no lo es, su “país” es el Islam. ¿Nos imaginamos una actuación así entre occidentales?, por supuesto que no, debido a que nuestra mentalidad no lo comprende y, aquí si que llevados por una cierta soberbia intelectual, creemos que nuestra mentalidad laica es aplicable a otras civilizaciones, cuando no es así, porque nosotros separamos religión de política o sociedad y ellos no, los occidentales aceptamos el disenso político, social y religioso, los musulmanes no, la sharía es la plasmación del Corán y no hay mas. Por tanto decir que hay musulmanes moderados en el sentido occidental de esa palabra es incorrecto, ciertamente no todos los musulmanes son terroristas pero si que todos, o la inmensa mayoría, están de acuerdo con los objetivos de los radicales y les apoyan tácita o explícitamente. No hay musulmanes occidentalizados y menos desde que los intentos, sobre todo socializantes, en el mundo árabe fracasaron estrepitosamente. No olvidemos que los islamistas no son campesinos analfabetos, sino gente, en muchos casos, con formación universitaria y conocimiento de occidente y que deberían ser los que condujeses a sus sociedades hacia la modernidad, pero sucede todo lo contrario. No debemos dejarnos engañar porque fumen o beban, también los corruptos príncipes saudíes se dan a todos los placeres desde el juego hasta la carne y son los dirigentes del fanatismo wahabita.Mientras no asumamos que el Islam es un enemigo integral, que no se puede discernir entre radicales y moderados, pues todos tiene el mismo objetivo, que no es posible una Alianza de Civilizaciones, que no deja de ser una contradicción en si misma, pues toda civilización intenta imponerse a las demás y sobre todo la musulmana que se basa en unos principios militantes recogidos en el Corán y plasmados en la sharía, que debemos evitar la expansión del Islam no porque sea una religión sino porque es una ideología excluyente, mientras no asumamos estas realidades, mientras no demos la batalla, empezando por la de las ideas desenmascarando esa ideología religiosa, nos seguirán derrotando con el peligro de que esa derrota pueda ser definitiva
3 comentarios:
Esa “comprensión” tiene su base en la falsa creencia de que la gente cambia, evoluciona, rectifica, es racional y razonable, o dicho de otro modo, que el ser humano es por naturaleza bondadoso. Nada más lejos de la realidad. Todo tiene su eje en el individuo. Por otra parte, dicha “comprensión” es no sólo una empatía fatal –la empatía está bien siempre y cuando el rival no pretenda aniquilarte…- sino un claro complejo de culpabilidad. El típico rico que por creerse pecador se hace socialista. Y como en el caso del asesinado del jefe de las S.A., cualquier hecho por parte el enemigo se considera un acercamiento, en la obsesión del que se siente culpable porque haya conflicto en el mundo. Pero, vamos a ver, ¿cómo no va haber conflicto si unos queremos la libertad y otros convertirnos al Islam? Sólo dejará de haber conflicto cuando todos los seres humanos seamos iguales, algo ridículo y por lo demás apocalíptico. Completamente de acuerdo contigo en que el Islam es uniforme. No distinguir es un crimen contra los pacifistas, pero lo cierto es que no se oyen muchas voces (como tampoco se oyen voces de nacionalistas independentistas anti-ETA)
Un abrazo, Carlos
El famoso optimismo antropológico de nuestro querido Rodríguez es una falacia. La Historia de la humanidad lo demuestra. Pero ¡ojo! tampoco existe el "pesimismo antropológico", nuestra historia nos demuestra que el progreso es posible, eso sí, mientras nuestro petróleo siga bajo sus pies dudo que avancemos.
Y otra cosa: en el sudeste asiático, con países de mayoría budista e hinduista, no surgen movimietnos anti-occidente tan sangrientos.
Luego ¿dónde está el problema?
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