El estatuto, el boicot a los productos catalanes y el silencio de los corderos

En estos últimos tiempos está de moda el debate sobre el boicot a los productos catalanes. Si alguien lo defiende se verá inmediatamente atacado por todo el mundo, a izquierda y derecha, nacionalistas y no, bajo el argumento de que la culpa no es de los empresarios o los trabajadores de las empresas boicoteadas.

Sin embargo, prácticamente, no se dice nada sobre el boicot que desde hace años se lleva a cabo contra los productos no catalanes en Cataluña, incluso desde organizaciones paragubernamentales, como Omnium Cultural, o en supermercados de aquella región que identifican los productos catalanes con la cuatribarrada, para indicar, nada subliminalmente, que productos se deben comprar. Frente a estos hechos, se extiende el silencio de los corderos, prácticamente no se comenta oficialmente, solo en los mentideros de la red y no en demasiados, pues no es políticamente correcto.

Me parece una falacia y una cobardía no hablar de ello e introducir en el debate un tema sobre el que deberíamos discutir y reflexionar: la responsabilidad de los individuos ante las acciones políticas. No vale decir que los empresarios catalanes están muy presionados y por eso deben apoyar el estatuto, o que los que sufren con el boicot son los ciudadanos, pues esos mismos ciudadanos son lo que han votado al tripartito y quienes, según las encuestas, están encantados con el estatuto gracias a la lluvia de millones que les van a llegar gracias al resto de los españoles. Creo que el debate sobre la responsabilidad individual y colectiva debe abrirse y no escudarse solo en la culpabilidad de los políticos. Si somos una sociedad libre y queremos que se nos considere ciudadanos, debemos actuar en consecuencia, oponernos, prácticamente, a los excesos estatutarios o de cualquier otra índole y no intentar justificarnos tras esos políticos. No al silencio de los corderos.