La actitud del Presidente Zapatero y de la Vicepresidente De La Vega durante la visita del Papa a Valencia ha sido, cuando menos, cutre y zafia. No se trata del respeto debido al Santo Padre, aunque no sea uno creyente, como cabeza de la mayor religión del mundo, más bien se debe encuadrar en algo tan sencillo como la buena educación, el respeto a los centenares de miles de personas allí presentes y la imagen de España.
Todos recordamos otros viajes del Papa a España en épocas socialistas, con Felipe González en el poder, donde el respeto y el buen gusto brillaron. También en viajes a países difíciles, incluso de régimen comunista: la Polonia de Jaruzelsky, la Cuba castrista o la Nicaragua sandinista, por no hablar de países afectos a religiones distintas. Nunca hubo Jefe de Estado o Gobierno que menospreciara al Papa, unos por convicción y otros por cálculo político o simple cortesía. Pero ZP y sus chicas/os tenían que dar la nota, pensando que por no asistir a la misa marcaban mas profundamente su laicismo, lo que demuestra que no saben lo que es un estado laico, que nunca es, ni debe ser, antirreligioso.
El problema del Presidente y su corte de los milagros es que su nivel cultural va parejo al de su educación porque no han dañado al Papa con su actitud, tampoco lo han hecho con los católicos, que sabemos de su talante y de su talento, pero si a España cuya imagen ha quedado deteriorada ante la atónita mirada de miles de periodistas y cámaras de televisión que llevaron, claramente, la actitud entre paleta y tonta de ZP, incómodo frente a ese gigante que es Ratzinger, e incapaz de tener una personalidad propia y actuar con alguna naturalidad.
Su no asistencia a la misa del domingo fue irrelevante, pues nuestro país estuvo excelentemente representado por los Reyes, siempre en su lugar, por la autoridades de la Comunidad y la ciudad, otras personalidades y, sobre todo, por los valencianos y visitantes que dieron un ejemplo de alegría, entusiasmo, educación y respeto del que ZP y sus “laicistas” debían aprender,¡Ah!, Sr. Moraleda, no hay que ser creyente para estar informado de que Su Santidad regala rosarios, los collares se lo compran, con nuestro dinero, La Sra. Vicepresidenta y su club, ¡ignorantes, zafios, paletos!.
Todos recordamos otros viajes del Papa a España en épocas socialistas, con Felipe González en el poder, donde el respeto y el buen gusto brillaron. También en viajes a países difíciles, incluso de régimen comunista: la Polonia de Jaruzelsky, la Cuba castrista o la Nicaragua sandinista, por no hablar de países afectos a religiones distintas. Nunca hubo Jefe de Estado o Gobierno que menospreciara al Papa, unos por convicción y otros por cálculo político o simple cortesía. Pero ZP y sus chicas/os tenían que dar la nota, pensando que por no asistir a la misa marcaban mas profundamente su laicismo, lo que demuestra que no saben lo que es un estado laico, que nunca es, ni debe ser, antirreligioso.
El problema del Presidente y su corte de los milagros es que su nivel cultural va parejo al de su educación porque no han dañado al Papa con su actitud, tampoco lo han hecho con los católicos, que sabemos de su talante y de su talento, pero si a España cuya imagen ha quedado deteriorada ante la atónita mirada de miles de periodistas y cámaras de televisión que llevaron, claramente, la actitud entre paleta y tonta de ZP, incómodo frente a ese gigante que es Ratzinger, e incapaz de tener una personalidad propia y actuar con alguna naturalidad.
Su no asistencia a la misa del domingo fue irrelevante, pues nuestro país estuvo excelentemente representado por los Reyes, siempre en su lugar, por la autoridades de la Comunidad y la ciudad, otras personalidades y, sobre todo, por los valencianos y visitantes que dieron un ejemplo de alegría, entusiasmo, educación y respeto del que ZP y sus “laicistas” debían aprender,¡Ah!, Sr. Moraleda, no hay que ser creyente para estar informado de que Su Santidad regala rosarios, los collares se lo compran, con nuestro dinero, La Sra. Vicepresidenta y su club, ¡ignorantes, zafios, paletos!.
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