Brillante, como casi siempre, en el debate parlamentario, claro, rotundo, didáctico a veces, siempre efectivo, pero, ¿es eficaz?. El debate parlamentario debe ir acompañado de la acción política, de lo contrario se queda en meros fuegos de artificio, de los que casi nadie se entera y si lo hace es en las breves reseñas de los medios de comunicación que al ser, en este caso, mayoritariamente hostiles no reflejan la realidad. Por tanto el mal llamado debate parlamentario es bastante inútil pues no va a convencer más que a los convencidos y si lo hace con algún otro no va a tener reflejo en votación alguna, para eso existe la disciplina de partido y el miedo a perder el momio.
El parlamentarismo es cada vez más un elemento decorativo, para justificar emolumentos y prebendas, no para coadyuvar a la democratización del país. La existencia de listas bloqueadas y cerradas cercena cualquier posibilidad de disidencia. El no tener que responder individualmente ante el electorado e ir arropado en una lista mas o menos larga hace que la vida del diputado medio sea cómoda en lo material y anodina en lo político, pues se limita al esfuerzo de apretar el botón del si, no o abstención a la orden del comitre de turno y, aun así, ¡se equivocan!.
Por ello el parlamentarismo español es tan poco brillante, tan cargado de tópicos, tan aburrido, incuria que se lleva a la gobernación del país ante la pasividad de una gran parte de una sociedad paviboba mas preocupada por elementos de entretenimiento, cuando mas cutres mejor, que por los verdaderos problemas de España.
Por tanto, Rajoy debe pasar a la acción, debe establecer muy claramente cuales son sus planteamientos , enfrentar al rival en el campo de las ideas y también de los hechos, ser firme en las convicciones y transmitirlas a los ciudadanos, no solo a los parlamentarios. Llegar al cerebro y al corazón del votante, tratar de convencerle de sus ideas, pero también hacerle ver que las mismas se plasman en hechos, no basta con rechazar los planteamientos del contrario, hay que contraponer los tuyos y hacerlo con convicción y firmeza. El Sr. Rajoy y su partido parecen no tener músculo, ir a remolque de los acontecimientos, a la contra de sus rivales o siguiendo a esa parte de la sociedad que, valientemente, no está alelada y defiende sus principios. Pero no se pone “a la cabeza de la manifestación” que es lo que debe hacer un partido político convencido. En vez de escudarse tras la sociedad, debe encabezarla mediante una clara exposición de sus planteamientos y una efectiva plasmación de los mismos. Si no actúa así, el Sr. Rajoy seguirá siendo líder de la oposición, y no Presidente del Gobierno, muchos años, para desgracia de España.
El parlamentarismo es cada vez más un elemento decorativo, para justificar emolumentos y prebendas, no para coadyuvar a la democratización del país. La existencia de listas bloqueadas y cerradas cercena cualquier posibilidad de disidencia. El no tener que responder individualmente ante el electorado e ir arropado en una lista mas o menos larga hace que la vida del diputado medio sea cómoda en lo material y anodina en lo político, pues se limita al esfuerzo de apretar el botón del si, no o abstención a la orden del comitre de turno y, aun así, ¡se equivocan!.
Por ello el parlamentarismo español es tan poco brillante, tan cargado de tópicos, tan aburrido, incuria que se lleva a la gobernación del país ante la pasividad de una gran parte de una sociedad paviboba mas preocupada por elementos de entretenimiento, cuando mas cutres mejor, que por los verdaderos problemas de España.
Por tanto, Rajoy debe pasar a la acción, debe establecer muy claramente cuales son sus planteamientos , enfrentar al rival en el campo de las ideas y también de los hechos, ser firme en las convicciones y transmitirlas a los ciudadanos, no solo a los parlamentarios. Llegar al cerebro y al corazón del votante, tratar de convencerle de sus ideas, pero también hacerle ver que las mismas se plasman en hechos, no basta con rechazar los planteamientos del contrario, hay que contraponer los tuyos y hacerlo con convicción y firmeza. El Sr. Rajoy y su partido parecen no tener músculo, ir a remolque de los acontecimientos, a la contra de sus rivales o siguiendo a esa parte de la sociedad que, valientemente, no está alelada y defiende sus principios. Pero no se pone “a la cabeza de la manifestación” que es lo que debe hacer un partido político convencido. En vez de escudarse tras la sociedad, debe encabezarla mediante una clara exposición de sus planteamientos y una efectiva plasmación de los mismos. Si no actúa así, el Sr. Rajoy seguirá siendo líder de la oposición, y no Presidente del Gobierno, muchos años, para desgracia de España.
2 comentarios:
Haces una sesuda reflexión y la peña ni se inmuta. Montas un número y la peña enloquece.
El PP tiene que aprender mucho de comunicación y darse cuenta que estamos en un país llamado Ex-paña donde triunfa el Koala, el Neng y cualquier otro friqui que se te ocurra.
De ahí la alta valoración de ZP entre la peña aborregada.
Subscribo completamente tu postura.
Y a los discurso de Rajoy en el Congreso les doy un 8. Pero le falta determinación y pasar a la acción.
Salir de las trincheras y ganar terreno es lo que hace falta. ¡Todos lo deseamos!
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