sábado, noviembre 26, 2011

De la primavera "democrática" árabe al otoño islámico

Quienes nunca creímos que las revueltas de principios de año, a lo largo del Norte de África y Oriente Medio, conducirían a la democracia sino todo lo contrario, no tenemos razón alguna para cambiar de criterio, la realidad, tozuda, desmiente, una vez mas, a los gurús de la prospección internacional, interesados obviamente, que pensaban que el uso de las redes significaba que también los musulmanes querían una democracia occidental. Olvidaban que las encuestas serias radiografiaban a unas sociedades donde el 70%, como mínimo, de las poblaciones aspiraban a la sharía como ley constitucional.

La juventud que salió a la calle no era esencialmente democrática, sino que estaba frustrada por su situación económica y social. Lógicamente, algunos pequeños sectores eran gente occidentalizada, pero muy pocas y las pruebas están en que allí donde se han realizado elecciones, como Túnez, han ganado los islamistas y, noticias que aparecen en el momento de escribir este comentario, también en Marruecos los islamistas del PJD han ganado las elecciones. En Egipto se espera el triunfo de los Hermanos Musulmanes y en Libia, el CNT ya ha establecido que la sharía será la ley esencial del país.

En cualquier caso, esto no es nuevo, ya en los ´90 el FIS ganó las elecciones en Argelia, siendo un partido cuyos líderes eran gente técnicamente muy cualificadas: ingenieros, médicos, informáticos, etc., pero ello no conllevaba una mentalidad democrática, todo lo contrario. Tras la frustración de los modelos socialistas, la alternativa no fueron los modelos occidentales sino el Islam. Tampoco olvidemos que parte de la dirigencia de Al Qaeda es gente educada y formada, como Al Zawahari, médico prestigioso en Egipto. Por tanto, la “intelligentsia” musulmana está claramente al lado del islamismo.

Tampoco nos debería sorprender que, tras el intento frustrado en Argelia debido al golpe militar, otros hayan triunfado, como vemos en Turquía donde un partido, el AKP, dirigido por un líder, Erdogan, que no dudó en decir que “nuestros minaretes son nuestras bayonetas ” dirige el país, llevándolo implacablemente hacia el islamismo por vías democráticas, acabando con el legado kemalista y ello con la aquiescencia, cuando no entusiasmo, de los líderes occidentales, algunos como el Presidente español en funciones, altamente unidos a los mismos vía Alianza de Civilizaciones.

Las revueltas de estos días en Egipto no representan mas, probablemente menos, que los “indignados” en España, como las elecciones del 20N han demostrado. A partir del lunes, veremos a los islamistas ganar las legislativas del país del Nilo, por no hablar del Yemen post-Saleh, donde ya vemos un retroceso a los tiempos anteriores a la revolución de 1962.

Los países occidentales deben empezar a preparar una estrategia para defenderse de la ofensiva islamista e, intentar, proteger aquellos regímenes mas o menos favorables a nuestros intereses como Jordania, Emiratos Árabes u Omán, porque la marea integrista se extiende ya hasta Siria, sino ¿por qué iba a cambiar Turquía su firme alianza con el mas o menos laicista Assad, sino por las expectativas de la llegada al poder de un régimen similar al suyo?.


Lamentablemente, la crisis de la UE y el cada vez mayor desinterés de EE.UU. hacia Europa o Norte de África, como hemos visto en su tibia participación en Libia, mas preocupado por la zona del Pacífico y el desafío chino, hace que no haya establecida una estrategia para esta situación, ni parece que se vaya a plantear, dejándonos al albur de las circunstancias, que no se presentan demasiado halagüeñas para los intereses del mundo democrático.

No hay comentarios: