jueves, octubre 29, 2009

Un PSOE marxistoide

Desde los años ´30 el Partido Socialista acentuó su marxismo que, incluso, “pasaba por la izquierda” al PCE, a la par que ese marxismo era de corte estalinista. Los elementos menos radicales fueron expulsados o confinados al ostracismo, mientras el poder pasaba a ser detentado por el ala mas prosoviética, la de Largo Caballero, conocido como el “Lenin español”.

Esta situación se consolidó durante la guerra civil, con la excusa de que solo la URSS ayudaba a la República y así, recordemos, se gritaba en los mítines y manifestaciones, ya desde antes de la guerra, vivas a Rusia o Stalin mucho mas que a España.

Igualmente se impuso la iconografía marxista: en el cine, en los diarios e, incluso, en lugares como la puerta de Alcalá de Madrid, cuyos arcos fueron cubiertos con gigantescos retratos no de españoles ilustres, sino de los dirigentes marxistas.

En paralelo, se consolidaba la total marxistización del PSOE con la unificación de las juventudes socialistas con la, muy minoritarias, comunistas, bajo Santiago Carrillo, orientándose hacia el proestalinismo total

En el orden gubernamental, como Largo Caballero no era lo suficientemente dócil, la embajada soviética, verdadero poder nada en la sombra, consiguió llevar a la jefatura del gobierno republicano a Juan Negrín, ilustre científico pero verdadera marioneta de Stalin en España, al que no dudó en entregar, siendo Ministro de Hacienda, el oro del Banco de España, casi 8000 cajas llenas de lingotes que representaban mas de 500 toneladas, al gobierno de la URSS, aunque nunca se ha llegado a saber la cantidad exacta.

Una vez llegado a Primer Ministro, entregó el control del ejército, la policía y el Comisariado de Guerra a los comunistas. Potenció el cuerpo de Carabineros como ejército personal (¿no recuerda algo al ejército de Rodríguez?) hasta el punto de ser conocidos como “los 100.000 hijos de Negrín”, siempre al servicio de los objetivos comunistas.

Fiel a las prácticas asesinas del líder soviético, permitió el asesinato de Nin por los servicios secretos de la URSS (la GPU) con la connivencia del SIM republicano, eliminando, tras los anarquistas, a quienes desde la propia izquierda podían hacer frente a la sovietización de España.

Aquel esquizofrénico dirigente de la república no dudó, pese a que la derrota estaba cantada, en intentar dilatar el fin de la misma, con la idea de unir nuestra contienda a la guerra mundial que se empezaba a otear en el horizonte. Estaba dispuesto a despedazar más a España solo para que el comunismo no desapareciera de ella. Afortunadamente, el coronel Casado y Julián Besteiro, una de sus víctimas políticas, abortaron aquella locura, acabando con el poder comunista y evitando que la última ofensiva de los nacionales acabase en una matanza de los ya derrotados ejércitos republicanos.

Tras la contienda, su estilo de vida, mas que ostentoso, era un comilón compulsivo, llegaba a cenar hasta tres veces, practicándose vómitos para seguir tragando, bebedor generoso, sobre todo de güisqui y putero indómito, muy conocido en las casas de citas de Madrid, no cambió gracias las grandes cantidades de dinero y efectos de valor rapiñados en España.Sus enfrentamientos con Prieto, esencialmente por los bienes, fueron estruendosos, recordemos el asunto del yate “Vita”, entre otros.

Finalmente el despreciable energúmeno fue expulsado, en 1946, del PSOE de Prieto por considerarle un peón de Stalin, ¡a buenas horas!, aunque los temas crematísticos tuviesen mucho que ver.

Pues bien, a este “personaje” acaba de rehabilitarlo el PSOE, devolviéndole, a título póstumo, el carnet del partido en medio de los panegíricos, entre otros de Leire Pajín, y del ya un tanto decrépito Alfonso Guerra.

Como ocurrió con Carrillo, el PSOE se enorgullece de algunos de los mayores asesinos y ladrones de la historia reciente de España y los reivindica como parte importante de su legado.

Este es el partido que quiere hacernos creer que son demócratas, honrados y que merecen gobernar España siempre por el “bien” de los españoles. Juzguemos a tenor de la historia de la organización y de las acciones de su panteón de héroes.

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