martes, octubre 13, 2009

Analfabetismo sectario

Sevilla es una hermosa ciudad, pero la realidad es que cada vez que vuelvo a la misma observo su progresivo deterioro. Los bellos jardines están descuidados, las calles tiene cada vez mas baches y sus imponentes edificios aparecen, en su mayoría, desatendidos

Ignoro las causas de semejante situación, pero mucho me temo que tenga que ver con sus regidores, quienes no parece que sean capaces de elaborar un proyecto para relanzar la hermosa capital andaluza y los pocos que realizan son un desastre, como el metro o sirven para el mangoneo, tema Mercasevilla.

Si parece que se dedican a cambiar calles con nombres franquistas o supuestos por los de los particulares “héroes” de socialistas y comunistas, cuyo analfabetismo les lleva a quitar el nombre de un general de la guerra de Cuba, confundiéndolo con su hijo que actuó en la guerra civil o darle el nombre de una actriz que, refiriéndose a su nacimiento en Sevilla comentó aquello de “que en algún lugar había que nacer”, con manifiesto desprecio

Ese analfabetismo paleto y sectario ha llevado a la concejala de participación ciudadana a negar un acto de reconocimiento del Conde de Foxá en el 50 aniversario de su muerte. La peregrina excusa de la boba de turno es que se podía hacer apología del franquismo, algo prohibido por la ley de la memoria histórica.

La cateta concejala, cuyo mérito para llegar a ese puesto es el de haber sido sindicalista en la Fábrica de Tabacos, olvida que la apología del franquismo no está prohibida ni aparece en la mentecata ley. Además, hacer un juicio de intenciones sobre lo que va a ocurrir y, por ello prohibirlo, es típico de los regímenes totalitarios como el cubano que tanto ama la pardala, que lo ha demostrado con entusiásticos homenajes al Ché, el de los asesinatos no solo en Cuba sino en el Congo o Bolivia, y a otros egregios asesinos, todo en el mas puro espíritu stalinista.

Además, es de suponer que la tonta del culo ni siquiera sepa quien era Foxá, personaje mas bien incómodo para todos, pues si bien es cierto que escribió la que es, probablemente, la mejor novela de la guerra civil, mas allá de su parcialidad y que contribuyó con una estrofa himno falangista “Cara al Sol”, el ínclito era ante todo un genio de la escritura y un individualista “bon vivant”, con una ingenio tremendo que hizo palidecer a mas de un gerifalte del régimen franquista.

Es cierto que siempre se proclamó de derechas, que sirvió como diplomático a Franco, pero no olvidemos que también lo hizo con la república y, en ambos casos, con gran brillantez como español de pro que era.

En cualquier caso, el homenaje, ¡concejala cazurra!, era en honor a su trayectoria literaria, no a su posicionamiento político, porque de ser así que alguien me explique porque se alaba la literatura de Alberti, chequista conspicuo o de Neruda, loador de Stalin. Si se tuviesen en cuenta sus adscripciones políticas, en defensa de asesinos y tiranos, o su participación en sangrientos episodios, en vez de loarlos habría que haberlos denostado. Pero en los diversos casos se distingue la faceta literaria de la política, aunque cierta dictadorcilla de medio pelo que, para desgracia de los sevillanos, es concejala en la ciudad decide desde su analfabetismo sectario que a Foxá no se le recuerde por si Franco resucita y la corre en pelo.

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