Hay que reconocer que este gobierno da mucho juego. Cuando no es Dª Magdalena y sus embarullamientos mentales y/o verbales, es Moratinos con su don de lenguas africanas, la Sra. Chacón con su smoking o De La Vega y sus modelitos, etc..
Sin embargo, en los últimos meses y en dura competencia con Dª Magdalena, es el Sr. Sebastián quién consigue levantarnos el ánimo con sus ocurrencias, mas risibles aun que las de la Sra. Álvarez por aquello de que se pensaba que Dº Miguel era un sesudo y un tanto brillante economista.
Pero la realidad acaba imponiéndose y estamos asistiendo a una competencia de haber quién dice la sandez mas gorda o el desatino mas grande y Dº Miguel, por méritos propios, está ya en el grupo de cabeza.
Si ya durante su campaña para la alcaldía de Madrid nos dejó pasmados con algunas de sus ocurrencias, se ve que animado por aquella nefasta actuación y crecido con el castigo el hombre se fue acelerando, sobre todo tras ser nombrado ministro, empezando a menudear las perlas, que alcanzaron su clímax, por lo menos así parecía, con el asunto de las bombillas, que los españoles seguimos sin recibir.
No contento con ello, se lanzó al Plan Renove, fracasado desde su propia gestación, pese a que con las modificaciones y según el inefable, podría dar lugar a “unos 15.000 empleos”, lo que recuerda el viejo chiste del centinela en el fuerte que avisa al comandante de que llegaban unos 2002 enemigos. Preguntado el centinela por esa precisión, contesta–“es que van dos delante y unos dos mil detrás”-., mas o menos la respuesta del ínclito ministro.
Pero lo que ya es para epatar, que dirían los modernos, es la nueva teoría autárquica que nos plantea: si consumimos productos españoles por valor de 150 euros por persona, salvaremos unos 120.000 puestos de trabajo.
El planteamiento sorprende, no se sabe si mas por su necedad o por su desconocimiento. En un mundo globalizado, donde los productos de patente española pueden producirse en China, Portugal o Chile; donde las frutas pueden venir de Marruecos o Perú con etiquetas españolas; donde el aceite español se embotella en Italia por marcas de aquel país, donde hay productos mixtos, etc., en definitiva, cuando no sabemos la parte española que tiene un producto, la propuesta es absurda, pero mas absurdo es su calado.
Siendo España un país cuya economía exportadora se basa, esencialmente, en productos agrícolas, automóviles y turismo, ¿qué sería de nosotros si los demás países tomaran esa misma decisión?. Teniendo en cuenta que los mencionados rubros son los que mantienen, junto al consumo, nuestro desarrollo, siendo esenciales en la composición de nuestro PNB y con la que está cayendo, como se reduzca el turismo y no podamos exportar esos cítricos, esos vehículos, cuyo producción en un 80% se vende en el exterior, mucho me temo que Zimbabwe a nuestro lado sería una potencia.
En estos tiempos de crisis, la solución no es la vieja autarquía que el propio franquismo abandonó ya a finales de los ´50 del pasado siglo, la solución pasa por unas medidas económicas adecuadas, reformas estructurales y un mayor esfuerzo productivo de todos los estamentos económicos de España, no por la patochada de ir a esquiar a Sierra Nevada y no a los Alpes y otras tonterías por el estilo.El Sr. Sebastián se ha superado a si mismo y está en cabeza del ranking de chorradas de la semana. Espero con fruición el contraataque de Dª Magdalena, o la próxima de Moratinos, en este sin par duelo de sandeces gubernamentales.
Sin embargo, en los últimos meses y en dura competencia con Dª Magdalena, es el Sr. Sebastián quién consigue levantarnos el ánimo con sus ocurrencias, mas risibles aun que las de la Sra. Álvarez por aquello de que se pensaba que Dº Miguel era un sesudo y un tanto brillante economista.
Pero la realidad acaba imponiéndose y estamos asistiendo a una competencia de haber quién dice la sandez mas gorda o el desatino mas grande y Dº Miguel, por méritos propios, está ya en el grupo de cabeza.
Si ya durante su campaña para la alcaldía de Madrid nos dejó pasmados con algunas de sus ocurrencias, se ve que animado por aquella nefasta actuación y crecido con el castigo el hombre se fue acelerando, sobre todo tras ser nombrado ministro, empezando a menudear las perlas, que alcanzaron su clímax, por lo menos así parecía, con el asunto de las bombillas, que los españoles seguimos sin recibir.
No contento con ello, se lanzó al Plan Renove, fracasado desde su propia gestación, pese a que con las modificaciones y según el inefable, podría dar lugar a “unos 15.000 empleos”, lo que recuerda el viejo chiste del centinela en el fuerte que avisa al comandante de que llegaban unos 2002 enemigos. Preguntado el centinela por esa precisión, contesta–“es que van dos delante y unos dos mil detrás”-., mas o menos la respuesta del ínclito ministro.
Pero lo que ya es para epatar, que dirían los modernos, es la nueva teoría autárquica que nos plantea: si consumimos productos españoles por valor de 150 euros por persona, salvaremos unos 120.000 puestos de trabajo.
El planteamiento sorprende, no se sabe si mas por su necedad o por su desconocimiento. En un mundo globalizado, donde los productos de patente española pueden producirse en China, Portugal o Chile; donde las frutas pueden venir de Marruecos o Perú con etiquetas españolas; donde el aceite español se embotella en Italia por marcas de aquel país, donde hay productos mixtos, etc., en definitiva, cuando no sabemos la parte española que tiene un producto, la propuesta es absurda, pero mas absurdo es su calado.
Siendo España un país cuya economía exportadora se basa, esencialmente, en productos agrícolas, automóviles y turismo, ¿qué sería de nosotros si los demás países tomaran esa misma decisión?. Teniendo en cuenta que los mencionados rubros son los que mantienen, junto al consumo, nuestro desarrollo, siendo esenciales en la composición de nuestro PNB y con la que está cayendo, como se reduzca el turismo y no podamos exportar esos cítricos, esos vehículos, cuyo producción en un 80% se vende en el exterior, mucho me temo que Zimbabwe a nuestro lado sería una potencia.
En estos tiempos de crisis, la solución no es la vieja autarquía que el propio franquismo abandonó ya a finales de los ´50 del pasado siglo, la solución pasa por unas medidas económicas adecuadas, reformas estructurales y un mayor esfuerzo productivo de todos los estamentos económicos de España, no por la patochada de ir a esquiar a Sierra Nevada y no a los Alpes y otras tonterías por el estilo.El Sr. Sebastián se ha superado a si mismo y está en cabeza del ranking de chorradas de la semana. Espero con fruición el contraataque de Dª Magdalena, o la próxima de Moratinos, en este sin par duelo de sandeces gubernamentales.
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