La curiosa campaña iniciada por un grupo de ateos en el Reino Unido se ha extendido, cual monos de imitación, a gentes de nuestro país, concretamente a ciudadanos de Barcelona y Madrid. Al igual que sus colegas británicos han alquilado la propaganda de unos autobuses urbanos para exponer el lema:”probablemente Dios no existe, deja de preocuparte y disfruta de la vida”.
La frase propagandística en si es bastante absurda, ¿porqué probablemente?, si uno es ateo se supone que no cree en Dios y para él no existe, radicalmente, al igual que para los cristianos Dios existe, si medias tintas ni dudas. Por tanto, parecen unos ateos un tanto dudosos de sus propias creencias, por llamarlo de alguna manera.
La segunda parte de la frase parece querer indicar que si hubiese Dios uno no podría disfrutar de la vida y uno se pregunta por la causa. No creo que los cristianos disfrutemos menos que los ateos, aunque lo primero que hay que hacer es ponerse de acuerdo sobre lo que es disfrutar.
Si los ateos consideran que al no haber un dios, no hay barreras morales y que vale todo, ya lo malo no es su ateismo sino su falta de ética y moral, conceptos humanos que, desde luego, se refuerzan con los valores religiosos, pero que también pueden tener quienes no creen.
Sin embargo, el anuncio de marras parece mas ir por aquello del aquí vale todo, es decir, la animalización del ser humano y eso es otra cosa, no es ateismo es barbarie y degeneración.
Los cristianos disfrutamos de la vida, porque no somos bichos raros, lo que ocurre es que nuestro concepto del disfrute no pasa por la animalización personal, sino todo lo contrario, por la práctica de aquellos valores humanos, éticos y morales que la religión potencia. También sabemos divertirnos con las cosas cotidianas de la vida: disfrutamos con un partido de fútbol o tomando unas copas con los amigos, eso sí, sin pasarnos y degenerando en esa animalización que antes mencionaba.
Pero también somos felices cuando ayudamos a un alma perdida, quizás un ateo que está en la duda de la probable existencia Divina, o a personas arrastradas por ese falso divertimento del alcohol, sexo y drogas, la triada de la destrucción humana. Ese ayudar, ese colaborar nos hace felices y nos impulsa hacia Dios del que nosotros no tenemos dudas de su existencia.
Resulta curioso ese show montado y que en Londres está alcanzando una cierta resonancia. En un mundo hastiado, historietas como éstas pueden tener su lugar, con lo que se demuestra la preocupante situación de nuestra sociedad, su escala de valores o, más bien, su falta de los mismos.Por ello, los cristianos debemos redoblar nuestros esfuerzos, tanto didácticos como de ejemplarización, para que aquellas personas cuyos valores están debilitados por una educación tan vacua, por unos postulados tan materialistas y por una sociedad cuyo objetivo es ese falso goce, no caigan en manos de estos ateos probables y puedan ser recuperados para la verdad, el amor y la justicia. Esa es una labor irrenunciable para los creyentes y donde encontraremos esa alegría y felicidad que, para su desgracia, los ateos rodantes no van a encontrar.
La frase propagandística en si es bastante absurda, ¿porqué probablemente?, si uno es ateo se supone que no cree en Dios y para él no existe, radicalmente, al igual que para los cristianos Dios existe, si medias tintas ni dudas. Por tanto, parecen unos ateos un tanto dudosos de sus propias creencias, por llamarlo de alguna manera.
La segunda parte de la frase parece querer indicar que si hubiese Dios uno no podría disfrutar de la vida y uno se pregunta por la causa. No creo que los cristianos disfrutemos menos que los ateos, aunque lo primero que hay que hacer es ponerse de acuerdo sobre lo que es disfrutar.
Si los ateos consideran que al no haber un dios, no hay barreras morales y que vale todo, ya lo malo no es su ateismo sino su falta de ética y moral, conceptos humanos que, desde luego, se refuerzan con los valores religiosos, pero que también pueden tener quienes no creen.
Sin embargo, el anuncio de marras parece mas ir por aquello del aquí vale todo, es decir, la animalización del ser humano y eso es otra cosa, no es ateismo es barbarie y degeneración.
Los cristianos disfrutamos de la vida, porque no somos bichos raros, lo que ocurre es que nuestro concepto del disfrute no pasa por la animalización personal, sino todo lo contrario, por la práctica de aquellos valores humanos, éticos y morales que la religión potencia. También sabemos divertirnos con las cosas cotidianas de la vida: disfrutamos con un partido de fútbol o tomando unas copas con los amigos, eso sí, sin pasarnos y degenerando en esa animalización que antes mencionaba.
Pero también somos felices cuando ayudamos a un alma perdida, quizás un ateo que está en la duda de la probable existencia Divina, o a personas arrastradas por ese falso divertimento del alcohol, sexo y drogas, la triada de la destrucción humana. Ese ayudar, ese colaborar nos hace felices y nos impulsa hacia Dios del que nosotros no tenemos dudas de su existencia.
Resulta curioso ese show montado y que en Londres está alcanzando una cierta resonancia. En un mundo hastiado, historietas como éstas pueden tener su lugar, con lo que se demuestra la preocupante situación de nuestra sociedad, su escala de valores o, más bien, su falta de los mismos.Por ello, los cristianos debemos redoblar nuestros esfuerzos, tanto didácticos como de ejemplarización, para que aquellas personas cuyos valores están debilitados por una educación tan vacua, por unos postulados tan materialistas y por una sociedad cuyo objetivo es ese falso goce, no caigan en manos de estos ateos probables y puedan ser recuperados para la verdad, el amor y la justicia. Esa es una labor irrenunciable para los creyentes y donde encontraremos esa alegría y felicidad que, para su desgracia, los ateos rodantes no van a encontrar.
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