Aunque nadie lo mencione, hoy se cumplen 517 años del fin de la Reconquista. Un 2 de enero de 1492, los Reyes Católicos ponían fin a casi 8 siglos de dominación musulmana.
Esta fecha, que debería figurar entre las mas señeras de nuestra historia, ha pasado al cajón del olvido, tanto oficial como académico, privándonos de una efemérides fundamental en la constitución de la España moderna, de aquella España que inundaría de gestas el orbe, aquella España que civilizaría, evangelizaría, que defendería Europa de los nuevos ataques islámicos y que encabezaría la Gran Reforma de Trento.
Hoy día, la España posmoderna y débil, cobardona y “buenista” no recuerda, no quiere recordar, aquellos hechos, pues chocan con la nueva filosofía que recorre no solo nuestro país sino todo occidente: avergonzarnos de nuestras gestas y pedir perdón por ellas.
Ya lo vimos cuando se “celebraron” los 500 años del descubrimiento, donde hubo mas actos de pedir perdón, no se porqué, que de recuerdo y orgullo de las gestas de nuestros Pizarro, Cortés, Cabeza de Vaca, Soto, etc..
Como en el caso de la llamada “memoria histórica” se tergiversan los hechos y así los crueles aztecas, contra los que se levantaron las tribus oprimidas apoyando a los españoles, son unos maravillosos seres, inteligentes como nadie y que descubrieron no se sabe qué, ¡lástima que la realidad fuese otra!.
Lo mismo ocurre con otras grandes empresas de nuestros conquistadores, en América y Asia, proezas que debían ser motivo de admiración y que se esconden con vergüenza.
La misma línea se está intentando imponer respecto a la ocupación musulmana de España, pues de unos años a esta parte los corifeos de la Alianza de Civilizaciones y sus tontos útiles están lanzando una ofensiva para hacernos creer que los tiempos de la dominación agarena fueron una época de vino y rosas, que los Abderraman y los Almanzor eran unas almas resplandecientes y que sus cimitarras estaban para defender a todos: cristianos, judíos o musulmanes, ¡lástima que también en este caso la realidad fuese otra!. Y así lo entendieron los españoles de la época, que se negaron a ceder ante el invasor inicial y las sucesivas oleadas: almohades o almorávides, defendiendo la fe cristiana, esa fe que cohesionó a los diversos reinos en su lucha contra los mahometanos, esa fe ahora tan denostada pero sin que la que no se puede entender nuestra historia.
Pues bien, nadie, ni medios de comunicación, ni políticos ni intelectuales se acuerdan de la fecha de hoy ¡es lógico!, están muy ocupados defendiendo a los asesinos islamistas de Hamás, muy preocupados por muerte de ese asesino que se llamaba Nizar Rayan y cuyo hobby era entrenar hombres bomba en las mezquitas. Lógicamente es mucho mas “progresista” defender a elementos de esa catadura que recordar a nuestros antepasados que no desfallecieron a lo largo de ocho siglos para liberar a España de los islamistas de la época.
Pese a todo, algunos seguimos recordando y rindiendo homenaje a quienes vencieron a nuestro ancestral enemigo y no solo en Granada, también en otros lugares como Viena o Lepanto, ¡honor a los valientes defensores de la Fe y de la Patria!.
Esta fecha, que debería figurar entre las mas señeras de nuestra historia, ha pasado al cajón del olvido, tanto oficial como académico, privándonos de una efemérides fundamental en la constitución de la España moderna, de aquella España que inundaría de gestas el orbe, aquella España que civilizaría, evangelizaría, que defendería Europa de los nuevos ataques islámicos y que encabezaría la Gran Reforma de Trento.
Hoy día, la España posmoderna y débil, cobardona y “buenista” no recuerda, no quiere recordar, aquellos hechos, pues chocan con la nueva filosofía que recorre no solo nuestro país sino todo occidente: avergonzarnos de nuestras gestas y pedir perdón por ellas.
Ya lo vimos cuando se “celebraron” los 500 años del descubrimiento, donde hubo mas actos de pedir perdón, no se porqué, que de recuerdo y orgullo de las gestas de nuestros Pizarro, Cortés, Cabeza de Vaca, Soto, etc..
Como en el caso de la llamada “memoria histórica” se tergiversan los hechos y así los crueles aztecas, contra los que se levantaron las tribus oprimidas apoyando a los españoles, son unos maravillosos seres, inteligentes como nadie y que descubrieron no se sabe qué, ¡lástima que la realidad fuese otra!.
Lo mismo ocurre con otras grandes empresas de nuestros conquistadores, en América y Asia, proezas que debían ser motivo de admiración y que se esconden con vergüenza.
La misma línea se está intentando imponer respecto a la ocupación musulmana de España, pues de unos años a esta parte los corifeos de la Alianza de Civilizaciones y sus tontos útiles están lanzando una ofensiva para hacernos creer que los tiempos de la dominación agarena fueron una época de vino y rosas, que los Abderraman y los Almanzor eran unas almas resplandecientes y que sus cimitarras estaban para defender a todos: cristianos, judíos o musulmanes, ¡lástima que también en este caso la realidad fuese otra!. Y así lo entendieron los españoles de la época, que se negaron a ceder ante el invasor inicial y las sucesivas oleadas: almohades o almorávides, defendiendo la fe cristiana, esa fe que cohesionó a los diversos reinos en su lucha contra los mahometanos, esa fe ahora tan denostada pero sin que la que no se puede entender nuestra historia.
Pues bien, nadie, ni medios de comunicación, ni políticos ni intelectuales se acuerdan de la fecha de hoy ¡es lógico!, están muy ocupados defendiendo a los asesinos islamistas de Hamás, muy preocupados por muerte de ese asesino que se llamaba Nizar Rayan y cuyo hobby era entrenar hombres bomba en las mezquitas. Lógicamente es mucho mas “progresista” defender a elementos de esa catadura que recordar a nuestros antepasados que no desfallecieron a lo largo de ocho siglos para liberar a España de los islamistas de la época.
Pese a todo, algunos seguimos recordando y rindiendo homenaje a quienes vencieron a nuestro ancestral enemigo y no solo en Granada, también en otros lugares como Viena o Lepanto, ¡honor a los valientes defensores de la Fe y de la Patria!.
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