La mentira es una de las principales señas de identidad de la izquierda y de los separatistas-terroristas catalanes y vascos. En su momento, el falaz Rubalcaba, aquel que siendo portavoz del señor X dijo que nunca se descubriría lo del GAL porque no había nada que descubrir, es el mismo que tras el todavía no aclarado 11M, dijo que “España se merecía un gobierno que no le mintiese”, supongo que pensando en los gobiernos en que había participado el PSOE desde los años ’30 y preveyendo las del gobierno de Rodríguez.
Esa impronta histórica de la mentira continua es la que ha permitido al PSOE acuñar lemas como el de ser un partido democrático, cosa que nunca ha sido, salvo cuando le interesaba, y sino, recordemos algunos amigos de Pablo Iglesias, aquel grupo de facinerosos a los que acudía para “convencer” a sus enemigos, o el discurso en las Cortes cuando fue elegido diputado, con aquello de que la legalidad la aceptaba siempre que le favoreciese y sino no se aceptaba, ejemplo que ya siguió con la asonada de 1917 y, posteriormente, sus adláteres en 1934. Otra mentira repetida es aquella de “100 años de honradez”, cuando una de las cosas que no ha sido es honrado. Simplemente y a modo de ejemplo, recordemos los latrocinios durante el gobierno de González o los despilfarros de la actual época y, anteriormente, el robo de bienes durante la guerra civil que permitió vivir como pachás a muchos dirigentes socialistas mientras los ingenuos que creyeron en ellos se pudrían en campos de concentración franceses en yermas playas del sur de Francia.
Estos recuerdos de aquellos años vienen al pelo para hablar de la última decisión totalitaria y mentirosa del PSOE , llamada Ley de Memoria Histórica. Ya el nombre demuestra el analfabetismo de sus impulsores, pues la Historia tiene hechos, no memoria, la memoria la tienen las personas, pero, claro, a los “logseros” ¡que vamos a pedirles!. Dicha norma es un intento de reescribir la historia, de intentar cambiar el signo de la guerra civil del ’36 y de tratar de tapar los asesinatos, robos y destrozos de quienes seguían las directrices de los rojoseparatistas ( lo de rojos lo siguen reivindicando actualmente y con orgullo, aunque en inglés y como “modernos”: new reds, ¡pues vale!).
El problema es que la Historia está ahí y lo que dice es que llegaron ilegalmente al poder, mediante un verdadero golpe de estado en 1931, al convertir unas elecciones municipales, que perdieron, en un plebiscito sobre la monarquía, monarquía que cayó por su propia cobardía y la de quienes debían ser sus defensores, pues no olvidemos que la mayoría de los dirigentes, junto a los socialistas y separatistas, del golpe eran monárquicos o antiguos monárquicos, muchos resentidos por que el rey no les había dado el puesto al que, con sus egos monstruosos, creían tener derecho. Se ha dicho por quienes defienden aquella ilegalidad que en las grandes ciudades ganaron las candidaturas republicanas, lo que de ser cierto seguiría sin justificarlo, pero es que, además, sobre todo los socialistas cometieron las irregularidades que achacaban a los monárquicos y así en Madrid votaron miles de muertos gracias a las habilidades, por ejemplo, del ínclito Saborit. También dice la Historia que en 1933 ganó la derecha en la que todos han coincidido en que fueron las elecciones más limpias de aquellos años y donde, ¡feministas!, votaron por primera vez las mujeres pese a la oposición mayoritaria de la izquierda, victoria que no fue aceptado por los “demócratas” del PSOE y los que ya eran sus aliados de ERC y comunistas. Aquella no aceptación les llevó a la intentona de octubre de 1934, golpe de estado cruento dado por aquellos “demócratas” que se declaraban bolcheviques (simplemente con acudir a las hemerotecas se pueden leer las declaraciones de elementos como Prieto, Largo Caballero, etc.) y cuyo objetivo era la dictadura del proletariado, mientras sus aliados catalanes proclamaban el Estat Catalá. Es verdad que mientras en Asturias los comunistas, socialistas y anarquistas resistieron algún tiempo, tiempo que dedicaron al asesinato de sacerdotes, seminaristas y otras personas solo por el hecho de ser católicos y ninguna otra razón, la asonada en Cataluña terminó en la cobarde y ridícula huida de sus dirigentes.
Historia es que fuerzas del gobierno frente-populista asesinaron a Calvo Sotelo al que el propio jefe del gobierno había amenazado en el hemiciclo, hecho insólito en cualquier democracia. Y también es Historia que las fuerzas frentepopulistas se dedicaron a una orgía de sangre en la guerra civil, pero no solo contra sus enemigos, sino contra cantidad de simples ciudadanos por el simple hecho de ser católicos, adolescentes incluidos. Y cierto es que el actual miembro del PSOE, Santiago Carrillo, muy loado por Rodríguez quién, cual Herodes a Salomé, le ofreció la destrucción de la estatua ecuestre de Franco, fue el responsable directo, entre otros crímenes, de los de Paracuellos, pese a lo cual campa por sus respetos en la España actual donde coadyuva a su destrucción. Y también son hechos que durante la guerra civil mitos como el del “no pasarán” no se debió a la heroicidad de las fuerzas republicanas, en franca desbandada desde el inicio, sino a la irrupción de las fuerzas stalinistas llamadas Brigadas Internacionales, mezcla de idealistas, parados sin otra salida, lumpen y asesinos comunistas, como su jefe André Marty al que sus propios hombres le denominaban “ carnicero de Albacete”, con lo que sobran comentarios y al agotamiento de las fuerzas nacionales tras una verdadera cabalgada de 600 kilómetros. Y no es mito que la NKVD, la policía secreta soviética campó en la España republicana como Pedro por su casa, liquidando a sus enemigos, acusándoles de trotskistas o de lo que fuese, con el beneplácito o silencio cómplice de los Prieto, Largo Caballero, Azaña , etc.. Y no es mito que los separatistas catalanes en ningún momento defendieron otros objetivos salvo los de su independencia, aunque su cobardía les hizo ser desbordados por los anarquistas que controlaron la región hasta los sucesos de mayo de 1937.Verdad histórica es que los nacionalistas vascos, tampoco muy valientes, fueron incapaces de defender su mítica Euzkadi y que en cuanto sus “hermanos” carlistas y otras fuerzas nacionales les empezaron a dar intentaron ponerse bajo la bandera de cualquiera: primero convertirse en colonia británica, luego querían que les protegiese el Vaticano y, por último, rindiéndose ignominiosamente a los italianos tras el famoso Pacto de Santoña. Esos son los “heroicos” gudaris antecesores de los no menos “heroicos” asesinos etarras…… La Historia seguirá.
Esa impronta histórica de la mentira continua es la que ha permitido al PSOE acuñar lemas como el de ser un partido democrático, cosa que nunca ha sido, salvo cuando le interesaba, y sino, recordemos algunos amigos de Pablo Iglesias, aquel grupo de facinerosos a los que acudía para “convencer” a sus enemigos, o el discurso en las Cortes cuando fue elegido diputado, con aquello de que la legalidad la aceptaba siempre que le favoreciese y sino no se aceptaba, ejemplo que ya siguió con la asonada de 1917 y, posteriormente, sus adláteres en 1934. Otra mentira repetida es aquella de “100 años de honradez”, cuando una de las cosas que no ha sido es honrado. Simplemente y a modo de ejemplo, recordemos los latrocinios durante el gobierno de González o los despilfarros de la actual época y, anteriormente, el robo de bienes durante la guerra civil que permitió vivir como pachás a muchos dirigentes socialistas mientras los ingenuos que creyeron en ellos se pudrían en campos de concentración franceses en yermas playas del sur de Francia.
Estos recuerdos de aquellos años vienen al pelo para hablar de la última decisión totalitaria y mentirosa del PSOE , llamada Ley de Memoria Histórica. Ya el nombre demuestra el analfabetismo de sus impulsores, pues la Historia tiene hechos, no memoria, la memoria la tienen las personas, pero, claro, a los “logseros” ¡que vamos a pedirles!. Dicha norma es un intento de reescribir la historia, de intentar cambiar el signo de la guerra civil del ’36 y de tratar de tapar los asesinatos, robos y destrozos de quienes seguían las directrices de los rojoseparatistas ( lo de rojos lo siguen reivindicando actualmente y con orgullo, aunque en inglés y como “modernos”: new reds, ¡pues vale!).
El problema es que la Historia está ahí y lo que dice es que llegaron ilegalmente al poder, mediante un verdadero golpe de estado en 1931, al convertir unas elecciones municipales, que perdieron, en un plebiscito sobre la monarquía, monarquía que cayó por su propia cobardía y la de quienes debían ser sus defensores, pues no olvidemos que la mayoría de los dirigentes, junto a los socialistas y separatistas, del golpe eran monárquicos o antiguos monárquicos, muchos resentidos por que el rey no les había dado el puesto al que, con sus egos monstruosos, creían tener derecho. Se ha dicho por quienes defienden aquella ilegalidad que en las grandes ciudades ganaron las candidaturas republicanas, lo que de ser cierto seguiría sin justificarlo, pero es que, además, sobre todo los socialistas cometieron las irregularidades que achacaban a los monárquicos y así en Madrid votaron miles de muertos gracias a las habilidades, por ejemplo, del ínclito Saborit. También dice la Historia que en 1933 ganó la derecha en la que todos han coincidido en que fueron las elecciones más limpias de aquellos años y donde, ¡feministas!, votaron por primera vez las mujeres pese a la oposición mayoritaria de la izquierda, victoria que no fue aceptado por los “demócratas” del PSOE y los que ya eran sus aliados de ERC y comunistas. Aquella no aceptación les llevó a la intentona de octubre de 1934, golpe de estado cruento dado por aquellos “demócratas” que se declaraban bolcheviques (simplemente con acudir a las hemerotecas se pueden leer las declaraciones de elementos como Prieto, Largo Caballero, etc.) y cuyo objetivo era la dictadura del proletariado, mientras sus aliados catalanes proclamaban el Estat Catalá. Es verdad que mientras en Asturias los comunistas, socialistas y anarquistas resistieron algún tiempo, tiempo que dedicaron al asesinato de sacerdotes, seminaristas y otras personas solo por el hecho de ser católicos y ninguna otra razón, la asonada en Cataluña terminó en la cobarde y ridícula huida de sus dirigentes.
Historia es que fuerzas del gobierno frente-populista asesinaron a Calvo Sotelo al que el propio jefe del gobierno había amenazado en el hemiciclo, hecho insólito en cualquier democracia. Y también es Historia que las fuerzas frentepopulistas se dedicaron a una orgía de sangre en la guerra civil, pero no solo contra sus enemigos, sino contra cantidad de simples ciudadanos por el simple hecho de ser católicos, adolescentes incluidos. Y cierto es que el actual miembro del PSOE, Santiago Carrillo, muy loado por Rodríguez quién, cual Herodes a Salomé, le ofreció la destrucción de la estatua ecuestre de Franco, fue el responsable directo, entre otros crímenes, de los de Paracuellos, pese a lo cual campa por sus respetos en la España actual donde coadyuva a su destrucción. Y también son hechos que durante la guerra civil mitos como el del “no pasarán” no se debió a la heroicidad de las fuerzas republicanas, en franca desbandada desde el inicio, sino a la irrupción de las fuerzas stalinistas llamadas Brigadas Internacionales, mezcla de idealistas, parados sin otra salida, lumpen y asesinos comunistas, como su jefe André Marty al que sus propios hombres le denominaban “ carnicero de Albacete”, con lo que sobran comentarios y al agotamiento de las fuerzas nacionales tras una verdadera cabalgada de 600 kilómetros. Y no es mito que la NKVD, la policía secreta soviética campó en la España republicana como Pedro por su casa, liquidando a sus enemigos, acusándoles de trotskistas o de lo que fuese, con el beneplácito o silencio cómplice de los Prieto, Largo Caballero, Azaña , etc.. Y no es mito que los separatistas catalanes en ningún momento defendieron otros objetivos salvo los de su independencia, aunque su cobardía les hizo ser desbordados por los anarquistas que controlaron la región hasta los sucesos de mayo de 1937.Verdad histórica es que los nacionalistas vascos, tampoco muy valientes, fueron incapaces de defender su mítica Euzkadi y que en cuanto sus “hermanos” carlistas y otras fuerzas nacionales les empezaron a dar intentaron ponerse bajo la bandera de cualquiera: primero convertirse en colonia británica, luego querían que les protegiese el Vaticano y, por último, rindiéndose ignominiosamente a los italianos tras el famoso Pacto de Santoña. Esos son los “heroicos” gudaris antecesores de los no menos “heroicos” asesinos etarras…… La Historia seguirá.
2 comentarios:
Puede que tengas razón en muchas cosas de las que expones en tu artículo sobre la mentira de la memoria histórica. Pero es preciso hacer algunas puntualizaciones. Que no todo son mentiras sino que depende con los ojos con que los miras.
La realidad de España antes de la guerra civil, era que la mayor parte de la población vivía en la miseria casi absoluta. La gente trabajadora no tenía ni para comprarse ni un par de zapatos, iban en alpargatas, pasaban hambre y mucho frío, no es como ahora que los inviernos son más suaves.
El país era un gran latifundio en mano de unas pocas familias que poseían toda la riqueza y los patrimonios. El pueblo era analfabeto en más de un 80%, no existían pensiones públicas, ni sanidad gratuita, ni contratos de trabajo estables. No había ningún tipo de seguridad jurídica para los pobres y descamisados. La iglesia siempre defendía a quien le daba de comer y nunca se ponía a favor de los desfavorecidos. Las familias más ricas no pagaban impuestos, cada vez eran más opulentas gracias a la explotación de los más débiles con salarios ridículos. La policía solamente estaba para defender los intereses de los ricos, para proteger sus patrimonios y la justicia para meter en la cárcel a todos aquellos que se atrevieran a poner en duda el sistema de privilegios para los mismos o quitar lo más mínimo a aquellos que más tenían. La injusticia social era absoluta,la insesibilidad hacia lo humano de los más pudientes brillaba por su ausencia. No había ningún tipo de ayuda social a los más desafortunados. Y la política imperante era salvese quien pueda y allá cada uno salga adelante de la forma que sea. Eso generó un caldo de cultivo para la existencia de violencia y las revueltas contra el orden establecido, porque el pueblo humilde no tenía nada que perder más que su miserable, vulgar y mediocre vida en su empeño por un mundo mejor con más posibilidades para sus familias e hijos, que en el mejor de los casos no llegaba a los cuarenta años de edad.
Los más ricos no querían repartir sus patrimonios, ni las tierras. Pretendían incrementarlas más y más, a costa de lo que fuera. A los desgraciados que habían heredado un terruño para sobrevivir, si podían se lo quitaban, con artificios y engaños legales, y lo añadían a sus grandes propiedades. Y a un hombre que tuviera hijos y no pudiera darles de comer, y era pillado robando un saco de bellotas era metido en la cárcel sin contemplación sino se le pegaba un tiro si era visto robando tan preciado bien, cuando se pudrían en el suelo sin que las cogiera o se las comiera nadie.
La miseria y la desesperación conduce a las revueltas. La desigualdad y la injusticia social a las revoluciones. Cuando provocas una guerra, deja de existir el estado de derecho, no hay justicia para hacer pagar a los criminales por sus fechorías, todos está permitido. El crimen y el asesinato quedan impunes. Por simples denuncias la mayor parte de las veces de mentiras, era suficiente para que mataran a alguien inocente. En una guerra no hay nada que hacer más que salvarte como puedas para que no te maten y si lo van a hacer evitarlo anticipándote matando tú antes.
Es muy cierto que durante la II República se cometieron muchas tropelías, asesinatos y robos, que el gobierno legalmente constituido no tuvo medios ni muchas veces posibilidades de acabar con esos delitos.Y quizás voluntad política para ello. Siempre hay que apoyar al gobierno legitimamente establecido aunque se equivoque, no echar más leña en el fuego, no manipular y mentir para poner las cosas peor de lo que están. No realizar intrigas para desbancar al enemigo o adversario político. Durante esos años no se hicieron más que complots, confabulaciones, montajes, y todo tipo de mentiras encubiertas de verdades para desprestigiar, minar y desacreditar en grados tan inmensos que esta tierra en toda y su larga historia.
Pero nunca se puede justificar evitar matar a gente inocente, matando a más gente inocente todavía. Por cada uno que nos maten nosotros mataremos a diez. Eso es una lógica intorelable, estúpida y cruel, que no lleva más que a la destrucción personal, psicológica y física de todo un pueblo. No produce más que venganzas, más odio y muchísima más violencia en una carrera inútil que no lleva a nada bueno...
Lo que había era muchos intereses creados, había mucho miedo por parte de la oligarquía y la aristocracia reinante a perder sus grandes fortunas, sus privilegios, su corruptelas, y sus grandes desmanes, vicíos y placeres. No hacían nada los ricos por evitar la miseria del pueblo,ni por mejorar sus sufrimientos, sus enfermedades, las muertes de sus bebés y familiares. No construían asilos, horfanatos, hospitales, ni legislaban para apaciguar el dolor y la misería de un pueblo harto de sufrir durante siglos los despilfarros y los grandes atropellos contra los más débiles. Ese miedo es lo que indujo a la guerra civil española en la que murieron directamente o indirectamente por el hambre, la enfermedad o los accidentes, junto con los caídos en los frentes, y los fusilamientos y paseíllos sin juicio justo, más de un millón de hombres especialmente, mujeres y niños de ambos bandos.
¿Quién financió el golpe militar y sostuvo a un ejército de decenas de miles de hombres, con material militar,intendencia y alimentos como el de Franco durante casi tres años? Eso cuesta a euros de hoy, decenas de miles de millones de euros, cuando el pueblo se moría de innanición. Las grandes familias que poseían fondos en el extranjero,los donaron a la causa, tanto en Suiza como en otros países del mundo que financiaron la guerra, y luego una vez que terminó la contienda, se lo cobraron con creces, con pingües beneficios, incrementando mucho más sus grandes fortunas, que son heredadas de padrea a hijos. Durante la dictadura que duró casi 40 años, se generaron la mayoría de las grandes fortunas de la actualidad.
Cuando la gente está desesperada por perder sus vidas y todo lo que tienen, son capaces de hacer cualquier cosa, hasta venden sus principios, sus dignidad, sus creencias, sus ideologías nacionalistas, independentistas o no. Es un mundo de traiciones y falsedad, que mientras sirva se está con ello, y cuando no vale ya se reniega y se contradice con lo dicho con anterioridad, lo que sea para salvarse como se pueda.
Todo es una lucha por el poder y por el dinero que va asociado a él. Luego todo lo demás son justificaciones ideológicas, dogmáticas y metodológicas. El trabajo y el dinero en cantidad suficiente fideliza ideologicamente a la gente,tanto a la de derechas como la de izquierdas, la hace servicial, más dócil y adicta a todos aquellos que le han permitido solucionar sus vidas, y esto pasa con todas las formaciones políticas. La gente en general y los intelectuales en particular defienden a muerte a aquellos que les dan de comer, escriben para ellos, porque el trabajo no es más que una excusa para dar el dinero...
ARTURO KORTAZAR AZPILIKUETA MARTIKORENA
Puede que tengas razón en muchas cosas de las que expones en tu artículo sobre la ley de la memoria histórica. Pero es preciso hacer algunas puntualizaciones. Que no todo son mentiras sino que depende con los ojos con que los miras. Cada uno ve las cosas tal y como le ha ido.
La realidad de España antes de la guerra civil, era que la mayor parte de la población vivía en la miseria casi absoluta. La gente trabajadora no tenía ni para comprarse ni un par de zapatos, iban en alpargatas, pasaban hambre y mucho frío, no es como ahora que los inviernos son más suaves.
El país era un gran latifundio en mano de unas pocas familias que poseían toda la riqueza y los patrimonios. El pueblo era analfabeto en más de un 80%, no existían pensiones públicas, ni sanidad gratuita, ni contratos de trabajo estables. No había ningún tipo de seguridad jurídica para los pobres y descamisados. La iglesia siempre defendía a quien le daba de comer y nunca se ponía a favor de los desfavorecidos. Las familias más ricas no pagaban impuestos, cada vez eran más opulentas gracias a la explotación de los más débiles con salarios ridículos. La policía solamente estaba para defender los intereses de los ricos, para proteger sus patrimonios y la justicia para meter en la cárcel a todos aquellos que se atrevieran a poner en duda el sistema de privilegios para los mismos o quitar lo más mínimo a aquellos que más tenían. La injusticia social era absoluta,la insesibilidad hacia lo humano de los más pudientes brillaba por su ausencia. No había ningún tipo de ayuda social a los más desafortunados. Y la política imperante era salvese quien pueda y allá cada uno salga adelante de la forma que sea. Eso generó un caldo de cultivo para la existencia de violencia y las revueltas contra el orden establecido, porque el pueblo humilde no tenía nada que perder más que su miserable, vulgar y mediocre vida en su empeño por un mundo mejor con más posibilidades para sus familias e hijos, que en el mejor de los casos no llegaba a los cuarenta años de edad.
Los más ricos no querían repartir sus patrimonios, ni las tierras. Pretendían incrementarlas más y más, a costa de lo que fuera. A los desgraciados que habían heredado un terruño para sobrevivir, si podían se lo quitaban, con artificios y engaños legales, y lo añadían a sus grandes propiedades. Y a un hombre que tuviera hijos y no pudiera darles de comer, y era pillado robando un saco de bellotas era metido en la cárcel sin contemplación sino se le pegaba un tiro si era visto robando tan preciado bien, cuando se pudrían en el suelo sin que las cogiera o se las comiera nadie.
La miseria y la desesperación conduce a las revueltas. La desigualdad y la injusticia social a las revoluciones. Cuando provocas una guerra, deja de existir el estado de derecho, no hay justicia para hacer pagar a los criminales por sus fechorías, todos está permitido. El crimen y el asesinato quedan impunes. Por simples denuncias la mayor parte de las veces de mentiras, era suficiente para que mataran a alguien inocente. En una guerra no hay nada que hacer más que salvarte como puedas para que no te maten y si lo van a hacer evitarlo anticipándote matando tú antes.
Es muy cierto que durante la II República se cometieron muchas tropelías, muchos errores, asesinatos y robos injustificados por ideas y opiniones, que el gobierno legalmente constituido no tuvo medios ni muchas veces posibilidades de acabar con esos delitos.Y quizás voluntad política para ello. Siempre hay que apoyar al gobierno legitimamente establecido aunque se equivoque, es la única manera de mantener el orden y la legalidad para todos, pero no echar más leña en el fuego, no manipular y mentir para poner las cosas peor de lo que están. No realizar intrigas para desbancar al enemigo o adversario político. Durante esos años no se hicieron más que complots, confabulaciones, montajes, y todo tipo de mentiras encubiertas de verdades para desprestigiar, minar y desacreditar en grados tan inmensos que esta tierra vieja no vió jamás en toda y su larga historia.
Pero nunca se puede justificar evitar matar a gente inocente, matando a más gente inocente todavía. Por cada uno que nos maten nosotros mataremos a diez, esa era una de las frases más repetidas por ambos bandos. Eso es una lógica intorelable, estúpida y cruel, que no lleva más que a la destrucción personal, psicológica y física de todo un pueblo. No produce más que venganzas, más odio y muchísima más violencia en una carrera inútil que no lleva a nada bueno más que a un infierno en vida... La guerras conducen directamente a la existencia de Paracuellos, plazas de toros de Badajoz, asesinatos en cunetas, pillajes, robos, violaciones de mujeres, muerte, desesperación y devastación por doquier. La guerra es la delincuencia total. Yo no sé qué pensaban que podía salir de eso... Lo que ocurrió.
Lo que había era muchos intereses creados, había mucho miedo por parte de la oligarquía y la aristocracia reinante a perder sus grandes fortunas, sus privilegios, su corruptelas, y sus grandes desmanes, vicíos y placeres. No hacían nada los ricos por evitar la miseria del pueblo, ni por mejorar sus sufrimientos, sus enfermedades, las muertes de sus bebés y familiares. No construían asilos, horfanatos, hospitales, ni legislaban para apaciguar el dolor y la misería de un pueblo harto de sufrir durante siglos los despilfarros y los grandes atropellos contra los más débiles. Ese miedo es lo que indujo a la guerra civil española en la que murieron directamente o indirectamente por el hambre, la enfermedad o los accidentes, junto con los caídos en los frentes, y los fusilamientos y paseíllos sin juicio justo, más de un millón de hombres especialmente, mujeres y niños de ambos bandos.
¿Quién financió el golpe militar y sostuvo a un ejército de decenas de miles de hombres, con material militar, intendencia y alimentos como el de Franco durante casi tres años? Eso cuesta a euros de hoy, decenas de miles de millones de euros, cuando el pueblo se moría de innanición. Las grandes familias que poseían fondos en el extranjero,los donaron a la causa, tanto en Suiza como en otros países del mundo que financiaron la guerra, y luego una vez que terminó la contienda, se lo cobraron con creces, con pingües beneficios, incrementando mucho más sus grandes fortunas, que son heredadas de padrea a hijos. Durante la dictadura que duró casi 40 años, se generaron la mayoría de las grandes fortunas de la actualidad.
Cuando la gente está desesperada por perder sus vidas y todo lo que tienen, son capaces de hacer cualquier cosa, hasta venden sus principios, sus dignidad, sus creencias, sus ideologías nacionalistas, independentistas o no. Es un mundo de traiciones y falsedad, que mientras sirva se está con ello, y cuando no vale ya se reniega y se contradice con lo dicho con anterioridad, lo que sea para salvarse como se pueda.
Todo es una lucha por el poder y por el dinero que va asociado a él. Luego todo lo demás son justificaciones ideológicas, dogmáticas y metodológicas. El trabajo y el dinero en cantidad suficiente fideliza ideologicamente a la gente,tanto a la de derechas como la de izquierdas, la hace servicial, más dócil y adicta a todos aquellos que le han permitido solucionar sus vidas, y esto pasa con todas las formaciones políticas. La gente en general y los intelectuales en particular defienden a muerte a aquellos que les dan de comer, escriben para ellos, porque el trabajo no es más que una excusa para dar el dinero...
Nadie defiende ni apoya a quien no le da nada. La ideología siempre está supeditada al bolsillo de cada uno, resguardate de alguien que no tenga que perder...
ARTURO KORTAZAR AZPILIKUETA MARTIKORENA
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