miércoles, octubre 17, 2007

Ley de Memoria Histórica: la mentira como bandera (II)

Sigamos con la Historia.......tampoco olvidemos que las fuerzas republicanas jamás ganaron una batalla, salvo, temporalmente, la de Teruel que en poco tiempo se convirtió en una tremenda contraofensiva de los nacionales que los llevó hasta la costa. Por cierto, que en esa batalla, algunos de los “héroes” mas crueles como “El Campesino” chaquetearon espectacularmente. Historia es que ese ejemplo de cobardía física, ambición voraz y vileza moral, llamado Azaña lamentaba, en sus escritos, lo que pasaba, pero solo cuando fue apartado y que durante los sucesos de mayo del ’37 no dio, precisamente, ejemplo de coraje. Tampoco mucho ejemplo dieron los Prieto, Largo Caballero, “Pasionaria” y otros que cuando las cosas estaban ya en pleno desastre salieron zumbando por el aire a disfrutar de sus rapiñas, unos en México, otros en Reino Unido y el resto en la URSS, dejando a los pobres combatientes de a pié con una mano delante y otra detrás, sin preocuparse lo mínimo por ellos. Como decía al principio, recordemos el asunto del famoso barco Vita, a bordo del cual iban numerosas riquezas que, lejos de servir para auxiliar a los exiliados, sirvió para la buena vida de los getas que les dirigían.
¡Pero sigamos recordando!. Los católicos honramos a los mártires de las matanzas de la guerra, próximamente a casi 500, asesinados no por sus ideas políticas, no porque empuñaran las armas, sino por su Fé. Hace bien la Iglesia institucional en no querer inmiscuirse en debates políticos, pero los católicos no debemos olvidar aquellos crímenes, ya que se empeñan que así sea los sucesores de aquellos asesinos, y son sucesores porque ellos mismo se proclaman así, vinculados a la República. ¿Son esos nombres los que quieren quitar de las iglesias u otros edificios?.
Tampoco echemos en el olvido que durante casi 40 años Franco gobernó sin oposición, quienes tenemos años para recordar alguna etapa de los mismos jamás vimos que la “oposición” tuviese capacidad alguna para expulsarle. Ni el maquis, que ahora se quiere mitificar, ¡otra falacia! Y que no fue mas que una banda mal instruida y peor dirigida, cuyos mayores éxitos fue asesinar a ciertos alcaldes de los pequeños pueblos pirenaicos y a algún cuadro bajo del Movimiento y que, derrotados en toda línea, quienes no fueron aniquilados o pudieron volver a Francia se convirtieron en meros bandoleros que intentaron sobrevivir mas que otra cosa. Otros pobres engañados por los Carrillo y compañía que estaban, perfectamente cómodos en Moscú o París.
Nadie se enteró que había un PSOE hasta la Transición y gracias al dinero alemán, nadie sabía de Ezquerra, PNV, hasta la aparición de los asesinos etarras, ni de ninguno otro de los que ahora pululan por las moquetas del poder o sus aledaños. El general Franco murió de viejo y fueron sus herederos quienes trajeron la democracia, nos los herederos de la República que cabían todos en un 600 de la época.
Generosamente el pueblo español, descendientes de ambos bandos, acordaron dejar para los historiadores el período ’31-’75 como ya lo eran los anteriores. El país miró hacia el futuro y las nuevas generaciones escuchaban los relatos como lo que eran, recuerdos de personas cada vez mas mayores y que con la perspectiva que da el tiempo eran los primeros, fuese el bando en que hubiesen estado, en querer cerrar aquellas heridas y así fue durante años. Pero los errores de los distintos gobiernos, de toda ideología, dando cancha a los nacionalistas y la irrupción de Rodríguez y sus manías están dividiendo a España otra vez, está intentando que tomemos partido en una guerra que hace casi 70 años que terminó y lo hace, ¡que chocante!, rodeado de muchos cuyos padres estuvieron en el llamado “bando nacional” o medraron durante el franquismo: Bermejo, De La Vega y otros muchos. Quieren, como decía al principio, cambiar la historia, ganar una guerra a los 70 años. Como dice el viejo refrán español: a moro muerto, gran lanzada. Quieren borrar físicamente los hechos, cambiando los nombres de las calles, quitando los monumentos, etc. y elevando a los de su bando en esos mismo lugares: Pasionaria, Carrillo, Largo Caballero, el Lenin español según sus seguidores, etc.. No es un homenaje a los caídos por sus ideas, sino a los líderes y, esencialmente, a quienes se mancharon bien de sangre, no a los Besteiro, que se quedó en Madrid pese a que el PSOE, tras maniobra de Carrillo, lo había marginado en el ’33, pese a lo cual asumió, con Casado, la responsabilidad de mantener el orden hasta la entrada de las tropas nacionales, no Cipriano Mera el albañil honrado y luchador que se quedó en España y acabó sus días como empezó, de albañil. No, se quiere jalear a los cobardes que tras sus crímenes huyeron a disfrutar del botín robado.Pero ni con esa ley ni con cien leyes conseguirán Rodríguez y sus “new reds” cambiar la historia, ni torcer el camino que los españoles quisimos emprender, reconciliados, allá por el ya lejano ’76. Pese a los errores cometidos, que no han sido pocos, los españoles miramos la guerra con perspectiva histórica y pese al lavado de cerebro a que se quiere someter a la juventud, la resistencia de los ciudadanos a esas maniobras falaces para imponer la mentira, lo impedirán. España es una apuesta de futuro, no una mentira creada para solaz de quienes, llevados por sus complejos y su miseria moral, desean construir una España rancia, tercermundista y cutre. No, España no es de ellos ni lo será nunca, sino de quienes miramos hacia adelante y con nuestro esfuerzo estamos labrando una nación señera en el concierto internacional, el resto es mentira y miseria.

2 comentarios:

Decentes dijo...

Muy buenas entradas....

Acabamos de descubrir tu BLOG, volveremos a pasar por aquí!

Saludos

Ricardo dijo...

Franco gobernó sin oposición porque la mató a toda, y la que pudo escapar se fue al exilio. Así es capaz de gobernar hasta el más paleto de los sargentos chusqueros. Por cierto, franco no sólo era un golpista y un genocida sino un perfecto idiota que atrasó a este país en todo menos en superstición y mojicatería.