viernes, mayo 11, 2007

Un momento decisivo

La campaña para las elecciones del 27 de mayo se ha iniciado con la habitual parafernalia, aunque, en realidad, llevamos en campaña varios meses en los que estamos soportando el habitual bombardeo de propuestas siempre en la línea de ofrecer más y más, casi siempre “gratis”. Las propuestas son de lo mas peregrino, ahora la moda es la ecología que alcanza desde los autobuses a las viviendas, pasando por anillos verdes, carriles bicicletas, etc.. Por supuesto, de costes no hablan, de quién y como se va a pagar tanta promesa, menos. Nuestros candidatos, en la mayoría de los casos, creen y, quizás con razón, que la ciudadanía es un poco tonta y que cuela casi cualquier cosa, sobre todo si viene acompañado del “gratis total”. Por supuesto ningún alcaldable o presidenciable habla de esfuerzo, sacrificio y otras obligaciones porque nuestra sociedad ya no está acostumbrada a tener que sacrificarse y hay que presentarlo todo con unos colores suaves para no espantar al electorado que no quiere ni oír hablar de aspectos negativos aunque estos existan. También porque saben que la gente “pasa” de mítines y otras actividades políticas como no haya piso que sortear o bocata que merendar. Según algunas encuestas solo el 6-7% de la población está interesada en los temas políticos, actitud bastante peligrosa porque al no estar debidamente informado se vota a cualquier demagogo o “conseguidor” sin tener en cuenta que los electos van a dirigir nuestra vida y hacienda, sobre todo en un país tan estatista como éste, donde los espacios de libertad tanto económica, social o personal son tan reducidos, bien es verdad que con la aquiescencia de una ciudadanía que, en su mayor parte, sueña con la ayuda a fondo perdido, la subvención o similar, a costa del Estado, es decir, a costa de todos los contribuyentes.
Siendo todo lo anterior cierto, estas elecciones tiene un plus añadido: son unas verdaderas primarias. Quizás nunca como ahora nos estemos jugando el futuro de España, de su democracia y de su libertad. Se dirá que soy un poco exagerado, pero de estas elecciones puede surgir un panorama desconsolador en el País Vasco y Navarra, con los etarras otra vez sólidamente asentados en los ayuntamientos, un PP debilitado y un PSOE dividido entre los constitucionalistas y aquellos que aspiran a compartir mesa y mantel con los Otegui y compañía.
Pero también en el resto de España, ya que una victoria del PSOE reafirmaría a ZP y su camarilla en la política actual con lo que España seguiría dando tumbos hacia la desintegración del modelo actual, sin que haya un modelo claro que lo sustituya y si un futuro bastante preocupante. La alianza de los nacionalistas y la izquierda, en todos su variantes, aceleraría la deriva disgregadora y antidemocrática hasta extremos que no es posible valorar en este momento. Por ello, a la hora de depositar nuestro voto debemos considerar que no estamos jugándonos una mejor o peor gestión local o regional, que, tal vez, nos estemos jugando nuestro futuro y decir esto no es ser melodramático, es la realidad de la España actual.

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