Históricamente el PCE ha sido un partido minoritario que alcanzó su apogeo en la Guerra Civil, tanto por su capacidad de maniobra para absorber al PSOE como por el apoyo prestado a la República por Stalin. Es entonces cuando empieza el mito de un PCE “heroico” y aparecen sus “mitos”, Pasionaria, Líster, “el campesino” o Carrillo, personajes que en otro lugar o época habría acabado en la cárcel por asesinos, pero que en aquellos momentos fueron ensalzados por el aparato de propaganda comunista y sus tontos útiles, a lo largo y ancho del mundo. La derrota del Eje y la imposición del comunismo en una parte sustancial de Europa y del resto de Europa, dieron un auge a los partidos comunistas que, de no haber sido por el Ejército Rojo, nunca hubieran alcanzado.
Ese auge también llegó a España donde se convirtieron, según la propaganda, en los únicos capaces de luchar contra Franco y derrotarle. Hasta el extremo caló ese mensaje que muchos no comunistas se unieron “al partido”, se suponía que no había otro, para luchar contra la dictadura. Pero la realidad era otra, el primer intento y último, por las armas, mediante la famosa invasión a través del Pirineo, terminó en un estrepitoso fracaso, tanto por la escasa preparación y potencia de los invasores, como por el nulo apoyo que encontraron en la población, con lo que la revuelta que debía acompañar a la acción militar se quedó en nada. A partir de ese momento, el PCE renunció a la acción armada en sentido amplio, pero no a los sabotajes, crímenes, etc. acompañado de lo que creía sería el arma definitiva: la huelga general, que intentó en 1956 con otro resultado desastroso, por el escaso seguimiento de la misma. Pese a ello el mito seguía incólume, hasta el extremo que en la Transición se decía que no habría democracia y paz en España mientras non se legalizase el PCE. Se trataba de otra falacia del agitprop comunista, ya que hay países donde los comunistas están prohibidos, caso de Alemania y no se resiente la democracia, cosa lógica al tratarse de un partido totalitario. Resulta irónico que se prohíban los partidos nazis y no los comunistas.
Pero volviendo a España, la legalización se produce el famoso Viernes Santo y pronto vemos volver a los rancios iconos del comunismo: Carrillo, Pasionaria, Líster, etc..Pese al despliegue propagandístico, otra vez la realidad se impuso y desde las primeras elecciones en que participó, los resultados del PCE han ido de malos a ridículos, hasta el extremo de convertirse en un partido al borde de ser extraparlamentario y es que el mensaje comunista no ha calado nunca en la sociedad española.
Para no desaparecer han intentado todas las “jugadas de la cabra” posibles, desde adherirse al engendro italiano y berlingueriano del eurocomunismo a la creación de IU uniéndose a una serie de partidos a los que nadie conoce, pero por esa vía han conseguido mantener unos pequeños reductos de poder basados, esencialmente, en su apoyo al PSOE. Porque para eso sirve IU, para apoyar al PSOE dándole esos votos que necesita, en la mayoría de los sitios, para derrotar al PP. Esos votos deben salir de los grupos marginales o antisistema: ocupas, antiglobalización, marginados sociales, etc. todos esos grupúsculos a los que el PSOE no puede dirigirse ya que una parte de su electorado rechazaría esos apoyos directos, mediante IU los consigue. Inteligentemente el PSOE, a diferencia de sus homólogos franceses, no le dio el llamado “abrazo del oso”, probablemente porque el PCE, a diferencia de Francia, no era el elemento señero de la izquierda, pero también, porque sabía que a cambio de unas migajas de poder, ejercerían para ellos de lo que les necesitaban: de mamporreros para conseguir esos votos que le podían dar al PSOE el disfrute del poder sin que ese batiburrillo llamado IU les crease problemas. De esa forme el otrora “poderoso”, aunque solo fuese en la ficción, PCE, va camino de, como Lenin diría, el basurero de la historia.
Ese auge también llegó a España donde se convirtieron, según la propaganda, en los únicos capaces de luchar contra Franco y derrotarle. Hasta el extremo caló ese mensaje que muchos no comunistas se unieron “al partido”, se suponía que no había otro, para luchar contra la dictadura. Pero la realidad era otra, el primer intento y último, por las armas, mediante la famosa invasión a través del Pirineo, terminó en un estrepitoso fracaso, tanto por la escasa preparación y potencia de los invasores, como por el nulo apoyo que encontraron en la población, con lo que la revuelta que debía acompañar a la acción militar se quedó en nada. A partir de ese momento, el PCE renunció a la acción armada en sentido amplio, pero no a los sabotajes, crímenes, etc. acompañado de lo que creía sería el arma definitiva: la huelga general, que intentó en 1956 con otro resultado desastroso, por el escaso seguimiento de la misma. Pese a ello el mito seguía incólume, hasta el extremo que en la Transición se decía que no habría democracia y paz en España mientras non se legalizase el PCE. Se trataba de otra falacia del agitprop comunista, ya que hay países donde los comunistas están prohibidos, caso de Alemania y no se resiente la democracia, cosa lógica al tratarse de un partido totalitario. Resulta irónico que se prohíban los partidos nazis y no los comunistas.
Pero volviendo a España, la legalización se produce el famoso Viernes Santo y pronto vemos volver a los rancios iconos del comunismo: Carrillo, Pasionaria, Líster, etc..Pese al despliegue propagandístico, otra vez la realidad se impuso y desde las primeras elecciones en que participó, los resultados del PCE han ido de malos a ridículos, hasta el extremo de convertirse en un partido al borde de ser extraparlamentario y es que el mensaje comunista no ha calado nunca en la sociedad española.
Para no desaparecer han intentado todas las “jugadas de la cabra” posibles, desde adherirse al engendro italiano y berlingueriano del eurocomunismo a la creación de IU uniéndose a una serie de partidos a los que nadie conoce, pero por esa vía han conseguido mantener unos pequeños reductos de poder basados, esencialmente, en su apoyo al PSOE. Porque para eso sirve IU, para apoyar al PSOE dándole esos votos que necesita, en la mayoría de los sitios, para derrotar al PP. Esos votos deben salir de los grupos marginales o antisistema: ocupas, antiglobalización, marginados sociales, etc. todos esos grupúsculos a los que el PSOE no puede dirigirse ya que una parte de su electorado rechazaría esos apoyos directos, mediante IU los consigue. Inteligentemente el PSOE, a diferencia de sus homólogos franceses, no le dio el llamado “abrazo del oso”, probablemente porque el PCE, a diferencia de Francia, no era el elemento señero de la izquierda, pero también, porque sabía que a cambio de unas migajas de poder, ejercerían para ellos de lo que les necesitaban: de mamporreros para conseguir esos votos que le podían dar al PSOE el disfrute del poder sin que ese batiburrillo llamado IU les crease problemas. De esa forme el otrora “poderoso”, aunque solo fuese en la ficción, PCE, va camino de, como Lenin diría, el basurero de la historia.
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