Ayer Telemadrid dio una muestra de libertad al emitir el documental “La globalización es positiva” del economista sueco Johan Norberg. Pese a su juventud este hombre se ha convertido en una referencia para quienes creemos que la globalización es positiva y aumenta la riqueza sobre todo en aquellos países llamados del tercer mundo. El Sr. Norberg, de una sencilla manera, explica porque Taiwán es hoy una potencia económica y el nivel de vida de sus gentes ha crecido en flecha o porqué un país como Vietnam arrasado por 50 años de guerras y con un incremento de población de mas del 3% está creciendo a ritmos agigantados y, sin embargo, porqué los países africanos se derrumban. La explicación tiene un nombre LIBERTAD ECONÓMICA. Y es que solo desde la libertad de los actores económicos pueden los individuos y los pueblos crecer. No es extraño que los países más adelantados del mundo sean los más libres y que en el tercer mundo sean los países con mayor libertad económica los que crezcan más rápido. Es verdad que el liberalismo económico no siempre va acompañado de la libertad política y la democracia, pero no menos cierto es que cuando prende la libertad económica no tarda en florecer la libertad política como hemos podido ver en los últimos años en países como el mencionado Taiwán, Corea del Sur, Chile, etc.. No hay alternativa a esa libertad y a la liberalización del comercio, del tráfico financiero y a todos los elementos que acompañan a la globalización. Es cierto que se producen desfases en ciertas zonas, que la deslocalización de empresas conlleva crisis coyunturales en ciertas regiones y países, pero si los estados afectados están preparados y les hacen frente, el cambio acaba siendo positivo, pues generalmente se marchan empleos de tecnología baja o media, por los costes laborales y lo que debe emerger son puestos de alta cualificación. Por supuesto que a veces las crisis son profundas y duraderas, pero ninguna transformación en la historia se ha hecho sin problemas, recordemos la época de la industrialización, afortunadamente hoy estamos mejor preparados para paliar esos cambios y sus consecuencias en las personas, mediante ayudas sociales, reciclajes laborales, etc..Desde luego, la pobreza en el mundo, pese a lo que nos cuentan los antiglobalización, disminuye y en los últimos 40 años, como recoge Norberg, mas de 3000 millones de personas han salido de la pobreza.
Estos temas, muy bien elaborados, son los que trata el mencionado documental, cuyo éxito mundial es arrollador, salvo en España donde de no haber sido por Telemadrid ni nos hubiésemos enterado, salvo el pequeño núcleo de informados de estos temas. Y ello porque los medios de comunicación son, en general, antiglobalización, intervencionistas, reflejo de nuestra sociedad y de nuestras élites económicas y políticas. Aquí la mayoría quiere vivir del presupuesto, ser funcionario o casi. Una reciente y demoledora encuesta apuntaba que solo el 3% de los universitarios quería ser empresario. Seguimos bajo la influencia del estatismo y del rechazo al liberalismo. Por ello TVE nos está bombardeando con documentales a favor de la antiglobalización y se negó a emitir el de Johan Norberg, otro ejemplo del “pluralismo” de la televisión nacional. Eso si, han tenido cancha todos los antiglobalización, con preponderancia de elementos comunistas y anarquizantes, de pájaros de cuenta como el francés Bové típico ejemplo del vividor del presupuesto, que, entre otras cosas, se niega a permitir que los campesinos africanos puedan enviar sus productos a Europa libres de aranceles con la excusa de que hunden la agricultura europea y sin reconocer que el problema es que la misma no es competitiva y que vive del presupuesto comunitario, del que absorbe la mayor parte, mientras se impide que los agricultores foráneos vivan de su trabajo exportando sus productos mas baratos, a los mercados de Europa y, en cambio, se trate de mantenerles mediante ayudas económicas como parásitos sociales, quitándoles su dignidad,¡magnífica solidaridad!.
Por supuesto que vamos a decir de esas turbas que en todas las reuniones internacionales y aprovechando la permisividad de las democracias, se dedican a destrozar coches, comercios, mobiliario urbano, etc. en defensa de no se sabe muy bien qué y sin que todavía sepamos de donde sacan el dinero para ir de país en país a montar follón y de donde el tiempo para ello, pues quienes trabajamos no solemos disponer de tantas “vacaciones” para participar en algaradas y revueltas.
No dudo que entre quienes se oponen a la globalización haya gente de buena fe, pero creo que la realidad es, como siempre, tozuda y vemos que con sus problemas, la globalización está coadyuvando decisivamente a una mayor prosperidad y también libertad del ser humano. Por eso es de agradecer que frente al pensamiento único de corte estatista de nuestros dirigentes y creadores de opinión, Telemadrid haya tenido el valor de presentarnos la otra cara del tema y nos haya acercado a lo que es la esperanza para que la pobreza si no erradicarse, eso no es fácil, si por lo menos se reduzca sustancialmente en nuestro mundo y todos los seres humanos tengan el derecho y la libertad de comerciar, producir, exportar y vivir del producto de su trabajo honrado.
Estos temas, muy bien elaborados, son los que trata el mencionado documental, cuyo éxito mundial es arrollador, salvo en España donde de no haber sido por Telemadrid ni nos hubiésemos enterado, salvo el pequeño núcleo de informados de estos temas. Y ello porque los medios de comunicación son, en general, antiglobalización, intervencionistas, reflejo de nuestra sociedad y de nuestras élites económicas y políticas. Aquí la mayoría quiere vivir del presupuesto, ser funcionario o casi. Una reciente y demoledora encuesta apuntaba que solo el 3% de los universitarios quería ser empresario. Seguimos bajo la influencia del estatismo y del rechazo al liberalismo. Por ello TVE nos está bombardeando con documentales a favor de la antiglobalización y se negó a emitir el de Johan Norberg, otro ejemplo del “pluralismo” de la televisión nacional. Eso si, han tenido cancha todos los antiglobalización, con preponderancia de elementos comunistas y anarquizantes, de pájaros de cuenta como el francés Bové típico ejemplo del vividor del presupuesto, que, entre otras cosas, se niega a permitir que los campesinos africanos puedan enviar sus productos a Europa libres de aranceles con la excusa de que hunden la agricultura europea y sin reconocer que el problema es que la misma no es competitiva y que vive del presupuesto comunitario, del que absorbe la mayor parte, mientras se impide que los agricultores foráneos vivan de su trabajo exportando sus productos mas baratos, a los mercados de Europa y, en cambio, se trate de mantenerles mediante ayudas económicas como parásitos sociales, quitándoles su dignidad,¡magnífica solidaridad!.
Por supuesto que vamos a decir de esas turbas que en todas las reuniones internacionales y aprovechando la permisividad de las democracias, se dedican a destrozar coches, comercios, mobiliario urbano, etc. en defensa de no se sabe muy bien qué y sin que todavía sepamos de donde sacan el dinero para ir de país en país a montar follón y de donde el tiempo para ello, pues quienes trabajamos no solemos disponer de tantas “vacaciones” para participar en algaradas y revueltas.
No dudo que entre quienes se oponen a la globalización haya gente de buena fe, pero creo que la realidad es, como siempre, tozuda y vemos que con sus problemas, la globalización está coadyuvando decisivamente a una mayor prosperidad y también libertad del ser humano. Por eso es de agradecer que frente al pensamiento único de corte estatista de nuestros dirigentes y creadores de opinión, Telemadrid haya tenido el valor de presentarnos la otra cara del tema y nos haya acercado a lo que es la esperanza para que la pobreza si no erradicarse, eso no es fácil, si por lo menos se reduzca sustancialmente en nuestro mundo y todos los seres humanos tengan el derecho y la libertad de comerciar, producir, exportar y vivir del producto de su trabajo honrado.
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