Mañana se cumplen 70 años del asesinato de José Antonio Primo de Rivera y 31 de la muerte del general Franco. No voy a referirme ni a glosar a los personajes, ya suficientemente estudiados y analizados, así como loados o vilipendiados. Si quiero referirme a eso que se llama “la España de Franco” o la “época de Franco” y que, sobre todo, en los últimos años se está considerando una época negra, oscura, plana en lo artístico e intelectual, triste y “casposa”, como epíteto último. Para algunos de los que vivimos, en parte o en todo, la época, nos parece que quienes de esa manera se expresan son o muy parciales o muy ignorantes o muy manipuladores.
He vivido más de 24 años en aquella época, provengo de una familia campesina, por parte de madre y obrera por parte de padre. Como casi todas las familias, una vivió la guerra en zona nacional y otra en zona republicana. A su vez, unos combatieron en las filas republicanas y otros en las nacionales, la mayoría porque les cogió en la zona correspondiente y alguno por convicción ideológica. Mi padre, por edad, no combatió aunque estuviese en un tris con la famosa “quinta del biberón”, pero si vivió numerosas vicisitudes pues fue uno de los niños evacuados a Levante, aunque él tuvo la suerte de retornar con sus padres al final de la guerra. Mi madre y su familia, tuvieron una guerra mas “tranquila” en una ciudad de la zona nacional.
Este preludio es para exponer que soy un arquetipo de los españoles nacidos al principio de los ’50, lo hice en Madrid y me crié en Baleares, donde viví hasta casi finales de los ’60 fecha en la que retorné a Madrid. Aquellos años los recuerdo como años felices, al principio con apuros económicos, siempre mi padre trabajando mucho y mi madre llevando la casa con economía. Pero, reitero, no fueron tristes, sino alegres, felices, de unidad familiar. Gracias al sacrificio de mis padres fui a colegios “de pago”y, además “de curas”, como se llamaban entonces, donde tenía compañeros de una escala económica superior, igual o inferior a la mía y nunca recuerdo que los curas, ni mis compañeros, ni los padres discriminasen a nadie al respecto. La educación era firme, había castigos, alguno me llevaba yo sobre todo por “rajar” en clase y hasta palmetazos con la regla, pero, que sepa, ninguno salimos traumatizados de aquellos años, mas bien los recordamos con cariño. Tampoco recuerdo violencia en las aulas, pero si una educación muy estimable.
Respecto a la creación artística o cultural, creo sinceramente, que las películas era bastante mejores que las actuales, aunque con muchos menos medios y dinero y, si bien es verdad que no recibíamos premios de Hollywood no estoy seguro que su obtención sea directamente proporcional a la calidad. Eso si, tacos y desnudos ninguno, lo cual, supongo, era signo de poca progresía.
Respecto a la literatura, me parece que muchos de nuestros autores consagrados empezaban en aquellos años e, incluso, algunos ya eran famosos. Pero lo que era imbatible era la calidad periodística, quizás porque había que escribir entre líneas o por la causa que sea, las crónicas u opiniones eran de gran calidad y con un excelente estilo literario, cosa que hoy día no existe ni por asomo. Otra cosa era la existencia de censura, aunque recuerdo que en un campamento juvenil escuché la Internacional, por primera vez, año 1959 o que leía libros supuestamente prohibidos.
Respecto a que era un a época “negra”, no se exactamente a que se refieren, nunca lo he llegado a entender, pues la educación y la cortesía eran comunes y, desde luego, no existían actitudes, ni en los transportes públicos, ni en la calle ni en los recintos, como muchas de las actuales: pies encima de las sillas, actitudes agresivas, falta de respeto a ancianos y mujeres, etc..
En cuanto a la economía, había pobreza, pero no recuerdo miseria y, a partir de los ’60, una espectacular mejora económica entre la gente. Empezaban las familias a tener coche ( el famoso 600), televisor, frigorífico, lavadora, etc..
Respecto al ambiente moral, es verdad que la Iglesia imponía sus normas, pero relativamente, más en público que otra cosa, ni siquiera en el colegio eran esencialmente estrictos, pese a ser religiosos. No recuerdo maltratos a mujeres, por lo menos en la proporción actual y no creo que las mujeres aguantasen tanto como se dice para justificar la eclosión de malos tratos actuales, ni que el machismo fuese tan brutal. Si es verdad que estaba definido que el hombre trabajaba y el ama de casa mantenía ésta y cuidaba de los niños.
Por último y respecto a las persecuciones políticas, en mi familia tenía un tío muy socialista, combatiente en la guerra, pero al que no represaliaron nunca y, como anécdota, llegó a ser el “más rico” de la familia gracias a un excelente negocio de muebles, muebles que también le encargaban miembros del régimen.
A partir de 1967, volví a Madrid, ingresé en la Universidad al año siguiente y recuerdo que había muchos hijos de trabajadores y trabajadores que estudiábamos, pues entonces había horarios compatibles, por lo menos en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense. Por cierto, el coste era muy barato, transporte incluido.
Todo lo anterior no es mas que una vivencia personal, estoy seguro que otras personas tendrán otras diametralmente opuestas, sobre todo quienes tuvieron que abandonar la patria camino de la emigración, pero ello significa que la realidad no era única, sino amplia y divergente, que no se puede generalizar ni en lo bueno ni en lo malo y, sobre todo, que no fue una España tan horrible por lo menos a partir de los ’50 y muy, muy agradable a partir de los ’60.
No soy un nostálgico, ni un franquista, pero creo que aquella época tuvo cosas buenas, malas y regulares, como todas y que es injusto, además de falso, pensar que los españoles de entonces éramos mas estúpidos que los de ahora, simplemente eran otros tiempos y, la mayoría intentábamos avanzar en nuestro proyecto vital de una manera honrada y, eso si, con mucho esfuerzo y sentido de la responsabilidad personal y colectiva, probablemente no había sitio para el pensamiento débil. Creo que fue una época apasionante de nuestra historia de cuyas experiencias y sacrificios surgió la posibilidad de una España libre y democrática, que eso no se inventa en una hora, como la actual y que, lamentablemente, se intenta destruir mediante falsas “memorias históricas”. Por ello y, sobre todo para quienes son jóvenes y no vivieron aquellos años, creo que es importante que conozcan la pequeña historia de personas corrientes, para que sepan que la gente ni era tonta, ni vaga, ni analfabeta, que era el mismo pueblo con sus virtudes y sus defectos y con la impronta del momento y el esfuerzo necesario para avanzar. Sería bueno que quienes se empeñan en volver la vista atrás se preocupen mas de proponer un proyecto de futuro para España y no recordar tanto pasado, desvirtuado la mas de las veces.
Por último, solicito a los creyentes una oración y a los no creyentes un recuerdo por todos los muertos por causa de aquella confrontación cainita y que roguemos a Dios o en quién creamos, que nunca jamás vuelva a ocurrir algo así. Amén.
He vivido más de 24 años en aquella época, provengo de una familia campesina, por parte de madre y obrera por parte de padre. Como casi todas las familias, una vivió la guerra en zona nacional y otra en zona republicana. A su vez, unos combatieron en las filas republicanas y otros en las nacionales, la mayoría porque les cogió en la zona correspondiente y alguno por convicción ideológica. Mi padre, por edad, no combatió aunque estuviese en un tris con la famosa “quinta del biberón”, pero si vivió numerosas vicisitudes pues fue uno de los niños evacuados a Levante, aunque él tuvo la suerte de retornar con sus padres al final de la guerra. Mi madre y su familia, tuvieron una guerra mas “tranquila” en una ciudad de la zona nacional.
Este preludio es para exponer que soy un arquetipo de los españoles nacidos al principio de los ’50, lo hice en Madrid y me crié en Baleares, donde viví hasta casi finales de los ’60 fecha en la que retorné a Madrid. Aquellos años los recuerdo como años felices, al principio con apuros económicos, siempre mi padre trabajando mucho y mi madre llevando la casa con economía. Pero, reitero, no fueron tristes, sino alegres, felices, de unidad familiar. Gracias al sacrificio de mis padres fui a colegios “de pago”y, además “de curas”, como se llamaban entonces, donde tenía compañeros de una escala económica superior, igual o inferior a la mía y nunca recuerdo que los curas, ni mis compañeros, ni los padres discriminasen a nadie al respecto. La educación era firme, había castigos, alguno me llevaba yo sobre todo por “rajar” en clase y hasta palmetazos con la regla, pero, que sepa, ninguno salimos traumatizados de aquellos años, mas bien los recordamos con cariño. Tampoco recuerdo violencia en las aulas, pero si una educación muy estimable.
Respecto a la creación artística o cultural, creo sinceramente, que las películas era bastante mejores que las actuales, aunque con muchos menos medios y dinero y, si bien es verdad que no recibíamos premios de Hollywood no estoy seguro que su obtención sea directamente proporcional a la calidad. Eso si, tacos y desnudos ninguno, lo cual, supongo, era signo de poca progresía.
Respecto a la literatura, me parece que muchos de nuestros autores consagrados empezaban en aquellos años e, incluso, algunos ya eran famosos. Pero lo que era imbatible era la calidad periodística, quizás porque había que escribir entre líneas o por la causa que sea, las crónicas u opiniones eran de gran calidad y con un excelente estilo literario, cosa que hoy día no existe ni por asomo. Otra cosa era la existencia de censura, aunque recuerdo que en un campamento juvenil escuché la Internacional, por primera vez, año 1959 o que leía libros supuestamente prohibidos.
Respecto a que era un a época “negra”, no se exactamente a que se refieren, nunca lo he llegado a entender, pues la educación y la cortesía eran comunes y, desde luego, no existían actitudes, ni en los transportes públicos, ni en la calle ni en los recintos, como muchas de las actuales: pies encima de las sillas, actitudes agresivas, falta de respeto a ancianos y mujeres, etc..
En cuanto a la economía, había pobreza, pero no recuerdo miseria y, a partir de los ’60, una espectacular mejora económica entre la gente. Empezaban las familias a tener coche ( el famoso 600), televisor, frigorífico, lavadora, etc..
Respecto al ambiente moral, es verdad que la Iglesia imponía sus normas, pero relativamente, más en público que otra cosa, ni siquiera en el colegio eran esencialmente estrictos, pese a ser religiosos. No recuerdo maltratos a mujeres, por lo menos en la proporción actual y no creo que las mujeres aguantasen tanto como se dice para justificar la eclosión de malos tratos actuales, ni que el machismo fuese tan brutal. Si es verdad que estaba definido que el hombre trabajaba y el ama de casa mantenía ésta y cuidaba de los niños.
Por último y respecto a las persecuciones políticas, en mi familia tenía un tío muy socialista, combatiente en la guerra, pero al que no represaliaron nunca y, como anécdota, llegó a ser el “más rico” de la familia gracias a un excelente negocio de muebles, muebles que también le encargaban miembros del régimen.
A partir de 1967, volví a Madrid, ingresé en la Universidad al año siguiente y recuerdo que había muchos hijos de trabajadores y trabajadores que estudiábamos, pues entonces había horarios compatibles, por lo menos en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense. Por cierto, el coste era muy barato, transporte incluido.
Todo lo anterior no es mas que una vivencia personal, estoy seguro que otras personas tendrán otras diametralmente opuestas, sobre todo quienes tuvieron que abandonar la patria camino de la emigración, pero ello significa que la realidad no era única, sino amplia y divergente, que no se puede generalizar ni en lo bueno ni en lo malo y, sobre todo, que no fue una España tan horrible por lo menos a partir de los ’50 y muy, muy agradable a partir de los ’60.
No soy un nostálgico, ni un franquista, pero creo que aquella época tuvo cosas buenas, malas y regulares, como todas y que es injusto, además de falso, pensar que los españoles de entonces éramos mas estúpidos que los de ahora, simplemente eran otros tiempos y, la mayoría intentábamos avanzar en nuestro proyecto vital de una manera honrada y, eso si, con mucho esfuerzo y sentido de la responsabilidad personal y colectiva, probablemente no había sitio para el pensamiento débil. Creo que fue una época apasionante de nuestra historia de cuyas experiencias y sacrificios surgió la posibilidad de una España libre y democrática, que eso no se inventa en una hora, como la actual y que, lamentablemente, se intenta destruir mediante falsas “memorias históricas”. Por ello y, sobre todo para quienes son jóvenes y no vivieron aquellos años, creo que es importante que conozcan la pequeña historia de personas corrientes, para que sepan que la gente ni era tonta, ni vaga, ni analfabeta, que era el mismo pueblo con sus virtudes y sus defectos y con la impronta del momento y el esfuerzo necesario para avanzar. Sería bueno que quienes se empeñan en volver la vista atrás se preocupen mas de proponer un proyecto de futuro para España y no recordar tanto pasado, desvirtuado la mas de las veces.
Por último, solicito a los creyentes una oración y a los no creyentes un recuerdo por todos los muertos por causa de aquella confrontación cainita y que roguemos a Dios o en quién creamos, que nunca jamás vuelva a ocurrir algo así. Amén.
1 comentario:
La época de Franco tuvo algo incontestablemente bueno para quienes la conocimos: Entonces éramos más jóvenes.
De lo demás, casi mejor no acordarse. Cierto que no todo era malo. Tampoco todo era malo en la Alemania de Hitler ni en la Rusia de Stalin. No todo es malo en la Cuba de Castro...Pero recelo de quienes quieren señalarme las cosas positivas de tales regímenes, pues no afectan a la verdadera esencia de todos ellos, que es la falta de Libertad y el sometimiento del Estado de Derecho a unos valores impuestos por sus dirigentes.
Sé también que hoy día hay un revanchismo fácil, algo así como dar lanzadas a moro muerto, que se complace en señalar los horrores del Franquismo, al tiempo que pinta con brillantes colores, cual paraíso de las Libertades, a los tiempos de la Segunda República.
Falso. Falso y manipulador también. En el enfrentamiento entre españoles que dió lugar a la Guerra Civil no hay "buenos" y "malos"...Y si los hay, no están todos del mismo bando.
Quiero decir con todo este exordio que me parece bien recordar críticamente el pasado, pero sin hacer jamás el caldo gordo a aquellos que pretenden revisitarlo para hacer falsas identificaciones entre lo que ocurrió hace setenta años y lo que está pasando aquí y ahora...que no es moco de pavo.
También quiero decir, como opinión personal, que quienes somos abiertamente hostiles a la "España de Zapatero" y a lo que representa toda esta pseudo-progresía cínica y engañabobos, quienes consideramos que España debe seguir existiendo como patria común, y no como tinglado dividido en feudos de caciques...Quienes creemos en todo eso, NO SOMOS, NI MUCHO MENOS, NOSTÁLGICOS DE FRANCO NI DE AYER. Yo quiero una España unida y libre pero no la de Jose Antonio.
Un afectuoso saludo
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