Si un extraterrestre llegase a España y, desconocedor de la realidad, leyese la prensa, escuchase la radio o viera la televisión no podría suponer que fuese un único país y en caso de que pudiese suponerlo, es seguro que no sabría quién gobernaba.¿Cuales son las razones que llevarían a esta conclusión a nuestro extraterrestre?. Sin lugar a duda los acontecimientos que en los últimos meses se viene sucediendo. En primer lugar, la aprobación de la constitución catalana, es absurdo que llamemos estatuto a lo que es una verdadera constitución, que, “de facto”, convierte a Cataluña en un país independiente y, además, cuando menos en los aspectos económicos, al resto de España en su colonia. Este hecho queda totalmente reafirmado con las palabras de los nuevos gobernantes que ya han dicho que profundizarán en el “estatuto” para que se cumpla en su totalidad y que no tolerarán ingerencias en su actuación, es de suponer que del gobierno español. A rebufo de Cataluña, otras regiones se han lanzado a modificar sus estatutos convirtiéndose en “realidades nacionales”, “nacionalidades” y cretineces por el estilo, de forma y manera que España está dejando de ser una nación para convertirse en esa sandez que algunos llaman “nación de naciones” que ni jurídicamente, ni políticamente significa nada, salvo justificar la desintegración de España. Otro aspecto que nos conduce a la duda de quién gobierna, es la actitud de Eta-Batasuna que no solo ha conseguido que el gobierno negocie con ellos y ni siquiera de igual a igual, sino imponiendo los terroristas sus condiciones. Así vemos, como a diario sus dirigentes dan ruedas de prensa y sus simpatizantes se manifiestan sin que el gobierno y sus palmeros de la Fiscalía hagan nada por evitar las actuaciones de una banda terrorista y de su ilegalizado brazo político. Aun mas, van cumpliendo las órdenes de los terroristas: retirada de fiscales no entreguistas, como Fungairiño, vuelta a la Audiencia Nacional de jueces de la cuerda gubernamental, como Garzón, control de disidentes mediante una policía política paralela como hemos visto en los casos de la ilegal detención de militantes del PP en Madrid o de la manipulación de los informes del 11M, aceptación de reducción de penas para psicópatas asesinos como De Juana Chaos, aceptación de la ilegal mesa de partidos, entrega de Navarra, etc.. Ello demuestra que Eta-Batasuna cogobierna con el PSOE, por lo menos en asuntos del País Vasco y, que incluso, el orden público depende de los asesinos, como se demuestra con la “oferta” de Otegui de parar el terrorismo callejero si se ata corto a los jueces. Este inicio de la descomposición del estado está siendo muy claramente detectado por los líderes regionales del PSOE y, desgraciadamente, de algunos del PP, que parecen dispuestos a repetir el caso yugoslavo. Como recordaremos, en la Yugoslavia de Tito existía un partido único, la Liga de los Comunistas que tenía una estructura republicana de forma y manera que controlaban la política en cada república federada. Cuando el virus nacionalista y separatista empezó a calar, los dirigentes del partido en cada república se pusieron en cabeza de la manifestación, no para salvar la unidad yugoslava, sino para convertirse en los dirigentes de los nuevos países que surgirían de la hecatombe. Así vimos como en Serbia, Croacia, Eslovenia, Montenegro, Bosnia o Macedonia, fueron los líderes de la Liga los primeros dirigentes, salvo excepciones, basándose en la estructura del partido para consolidar el poder. Otro tanto ocurrió cuando se desmembró Checoslovaquia o la URSS. Pues bien, en España vamos camino de lo mismo y sino veamos las actitudes y declaraciones de los líderes regionales y, sobre todo, sus actuaciones. Muchos dirán que exagero, que soy un pesimista, pero ¿cuántos pensaban en la ruptura de los países mencionados, unas semanas antes de la desintegración?. Solo una política decidida de los partidos mayoritarios, depurados de sus elementos separatistas y arribistas, junto a la sociedad civil podrá enderezar el rumbo y evitar la desaparición de España. Para ello habría que modificar la Constitución, sobre todo su Título VIII, de manera que, de una vez por todas, se ponga límites a la ambición de las comunidades autónomas en ocupar parcelas de poder del estado. Además se debería dar mas autonomía a los municipios en detrimento de las comunidades autónomas, recuperar ciertas parcelas de poder para el gobierno central y cambiar la ley electoral, de forma y manera que eliminemos el que cualquier partido regional con muchísimos menos votos que uno de ámbito nacional pueda llegar a tener mas escaños en las Cortes. De esta forma se limitaría la excesiva influencia de esos partido, generando un equilibrio real entre votos y escaños, lo que permitiría a los dos grandes partidos nacionales, libres de las nefastas influencias localistas, dedicarse a la Política que España necesita para seguir avanzando en libertad y progreso. |
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Hace 6 días
2 comentarios:
El que siempre ha gobernado ha sido Don Polancone pero me parece que ya ni ese...
No debemos subestimar a Polanco.
Un saludo.
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