El éxito obtenido por la candidatura de Ciutadans en las elecciones catalanas ha generado un entusiasmo inusitado sobre dicha candidatura y sus expectativas en el resto de España. Leo, con asombro, en medios de comunicación y bitácoras una serie de alabanzas a esa nueva formación como si fuese a ser la redentora y solucionadora de los problemas de España. Lo sorprendente es que es la derecha la más entusiasmada al respecto y, en algunos círculos, empieza a perfilarse un movimiento de apoyo al nuevo partido a la vez que arrecian las críticas contra el PP. Estas actitudes demuestran varias cosas, primero que casi nadie se ha preocupado de saber quienes son sus promotores, mas que sus candidatos y cuales son sus ideas y principios; segundo que, casi nadie ha leído el programa de la nueva organización; tercero, que no tenemos memoria y, cuarto, que no parece haberse hecho la pregunta principal, ¿qui prodest?. Empezando por la primera, parece ser que los nombres de Boadella o Espada nos deslumbran por su brillantez y firme defensa del bilingüismo o la Constitución, pero debemos recordar que el programa de una formación política debe abordar otras grandes cuestiones como en que valores se basa, que modelo social y económico propugna, que tipo de educación, etc. y en eso me parece que los postulados de los Boadella y compañía están muy lejos de los que cimientan a los votantes conservadores y liberales. Recordemos que estos caballeros se nucleaban en torno al diario El País, donde todos escribían y aun lo hacen en alguna ocasión, lo cual ya nos indica por donde van sus planteamientos como, por ejemplo, en materia religiosa donde basta recordar los ataques de Boadella a la Iglesia Católica o los de Arcadi Espada a Juan Pablo II con motivo de su fallecimiento, palabras que no dejan duda respecto a su opinión. Así mismo, los tres candidatos elegidos para el Parlamento han militado o estado próximos a la extrema izquierda catalana, cosa que, lógicamente, no les descalifica, pero si da pautas de su ideario. Quién haya leído su programa verá que defiende el aborto, el matrimonio homosexual y aunque en verdad es ambiguo en temas como la negociación actual con ETA, en materia económica y social su programa apenas difiere del programa del PSC, por tanto, ¿a que viene ese entusiasmo de la derecha?. Respecto al tercer aspecto, parece que hemos olvidado los intentos del PSOE por dividir a la derecha ya fuera apoyando operaciones como la de Mario Conde o permitiendo y apoyando indirectamente, las de Gil. No es de extrañar que el PSOE, al que en teoría debía preocupar mas por su impronta de izquierdas, ni mencione a Ciudatans y sin embargo la derecha lo jalee haciéndolo suyo, otro ejemplo de las tendencias disgregadoras de la misma. Lo anterior enlaza con el cuarto aspecto, ¿a quién favorece?, evidentemente en vista de las reacciones, al PSOE que ve como una formación sin pasado, con un programa poco elaborado, anticatólica y antiliberal, por su defensa de la españolidad y el idioma se convierte en un posible rival para el PP, no tanto para desbancarlo pero si para restarle, en las próximas autonómicas y municipales, los votos suficientes para arrebatar espacios de poder al PP y con ello sembrar la desmoralización en el mismo y debilitarlo, quizás decisivamente, cara a las generales. Esta es la realidad y los votantes de centroderecha no deberíamos dejarnos llevar solo por el entusiasmo de la unidad de España, aspecto esencial pero no único, de los postulados políticos, pues los valores cristianos y los aspectos liberales en nuestra sociedad son también fundamentales. Esta situación también debe hacer replantearse al PP su actitud en Cataluña, su tibia oposición al nacionalismo y su incapacidad de enviar un mensaje claro a todos aquellos que creen en España pero también en los valores y en la libertad, el Sr. Piqué no parece el dirigente adecuado para ello. Pero el problema parece extenderse a otras regiones como Andalucía o Galicia, done esos coqueteos pseudonacionalistas están perjudicando y no solo en esas partes de España, las opciones del PP y dando lugar a la aparición de formaciones similares a Ciutadans. Por ello el PP debe lanzar un mensaje claro y convincente a la vez que similar para toda España. También el PSOE debería recapacitar sobre los réditos que pueden aportarle operaciones similares, pues no debe olvidar que, por ejemplo en Francia, sus homónimos apoyaron, en su momento y para debilitar a los gaullistas, el crecimiento del Frente Nacional de Le Pen y el resultado fue que el líder nacionalista estuvo a punto de ganar el Eliseo, obligando a la izquierda a votar por Chirac. Sin querer equiparar a Ciutadans con el FN, cuidado no acaben siendo similares los resultados o, lo que sería peor, acaban saliendo una pléyade de partidos que hagan ingobernables ayuntamientos, autonomías y tal vez España. Por ello, los dos grandes partidos deberían reflexionar sobre sus errores que conducen al nacimiento de estas formaciones y a la tremenda abstención, a la vez que los votantes debemos reflexionar antes de caer en espejismos que representen intereses distintos a los que, aparentemente, defienden. |
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