
A la mañana siguiente, nadie se ha movido un ápice, el Presidente Zapatero en un mitin electoral en Madrid ni ha mencionado la manifestación de ayer y ha ratificado su decisión de alcanzar la “paz”. Mientras, ETA, vía Batasuna, daba otra vuelta de tuerca y celebraba un mitin donde Pernando Barrena afirmaba que se presentarían a las próximas elecciones autonómicas y municipales en el País Vasco y Navarra, sin que a estas horas ni el Gobierno ni el Fiscal General hayan dicho nada al respecto, sobre todo porque Batasuna sigue siendo una organización terrorista ilegalizada, pero que se postula en mítines a lo largo y ancho del País Vasco y Navarro sin que nadie se oponga.
¿Y las encuestas?, pues, los españoles, mayoritariamente, apoyan lo que ocurre. Aunque más del 60%, se oponen a la negociación con ETA, electoralmente, el PSOE sigue ganando por un punto y pico, lo que indica que una mayoría apoya al PSOE sin que les importe la rendición ante ETA o la desaparición de España en su concepción actual o que sigan llegando ilegales en oleadas con su carga de asesinos, mafiosos o terroristas. A ese porcentaje del PSOE hay que añadir los votos a los comunistas de IU y los diversos nacionalismos, encantados con la desmembración de España y la posible creación de Galicia sueva, Euzkadi albanesa o Cataluña no se sabe bien que, para corroborarlo están los datos de las elecciones en esas zonas, mas allá de la abstención, cobarde manera de inhibirse.
Conclusión: la mayoría quiere que las cosas sigan con la deriva actual hacia un final desconocido pero suponible, el fin de la España histórica, democrática y libre y su sustitución por alguna especie de Confederación o similar, quizás en la vía cantonal de la Primera República o, lo más plausible, con un estallido a lo balcánico. Como este parece ser el futuro, los dirigentes del PSOE, pero también del PP, en las regiones empiezan a prepararse para ese futuro y convertirse en dirigentes de naciones, realidades históricas o paridas varias, forma de mantener el pesebre y no tener que pensar en un trabajo más sacrificado y peor remunerado.
Como encabezo este comentario, todo sigue igual, o quizás cada vez peor, sin que las manifestaciones, al parecer, representen el sentir de la mayoría de la sociedad, disgregada y átona, bien instalada en la molicie y el avestruzismo y a la que no le parece mal el desarrollo de los acontecimientos, y si se lo parece se lo callan, porque la economía crece al 3,8% y dentro de unos días empieza el carrusel de fiestas y sus puentes, con sus consabidas comidas, cenas, copas, regalos, viajes, etc., es decir, juerga y “que me quiten lo bailao”.
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