miércoles, octubre 25, 2006

Trescientas cincuenta armas y un debate

La razón esencial por la que Europa cuenta cada vez menos en el ámbito político internacional es su propia incapacidad para definir claramente sus valores y sus objetivos. De lo primero no voy a comentar nada ya que es tema de conversación hasta en la hora del café, pero si quiero decir algunas cosas sobre los objetivos. En primer lugar, ¿qué aspira a ser Europa, una Confederación, una Unión Federal o un simple mercado?. Si aspira a ser una Confederación o una Unión ,¿de qué?, ¿de estados, regiones, ciudades libres?, si aspira a ser de Estados, ¿por qué no los defiende como en los Balcanes, en Bélgica o en España?.
Pasemos a otro tema, ¿defiende la legalidad y la justicia frente al terrorismo?, si es así, ¿porqué apoya debates como el de hoy en el Parlamento europeo?, ¿porqué se contradice y después de poner a ETA y Batasuna en la lista de organizaciones terroristas, las recibe en Bruselas? Y no solo en este debate, están recorriendo Europa desde hace meses postulando su posición en el “acuerdo de paz”. Se podrá decir que si España lo plantea, el Parlamento europeo debe apoyarlo, pero eso es hacer dejación de su supuesta capacidad como órgano de los ciudadanos europeos.
La realidad es que Europa no existe mas que en la teoría, que sus instituciones funcionan en base a los intereses de los grandes y así vemos que por incumplimientos económicos se sanciona a Portugal o Grecia pero no a Francia o Alemania. El problema es que Europa no tiene unos objetivos ni claros ni conjuntos, ya se vio con la guerra de Irak, Irán o Corea del Norte. Tampoco tiene voluntad política de hacerse respetar, ya hemos visto la vergonzosa actuación en el reunión de Lahti donde Putin ha campado por sus respetos sin que nadie le haya dicho ni pío por su actuación con Georgia o derechos humanos, pues lo importante es el suministro energético y, estos europeos que tanto critican la actitud de los norteamericanos en los conflictos del petróleo, no tiene inconveniente en agasajar y pactar con un sátrapa como el kagebista Putin, ¡típica hipocresía europea!. Esa falta de voluntad se refleja es la escasa defensa de la unidad de los estados, ya lo vimos en los Balcanes y no en los ’90 sino ahora con el caso de Montenegro, pronto, quizás, Flandes y, es posible, Cataluña y País Vasco. ¿Volverá Europa a los tiempos de las pequeñas organizaciones políticas, ciudades libres, ducados, pequeños reinos?, verdaderos reinos de taifas.
La última prueba de esta lamentable actitud es la falta de reacción ante el robo de más de trescientas armas por parte de ETA y el secuestro durante unas horas de las personas que las tenían. Como Don Tancredo el Parlamento europeo no mueve un músculo y sigue manteniendo el debate, como demostración de que ya no importa nada, que no hay límites a la actuación terrorista e intimidadora como ya hemos visto con otros temas como el las amenazas islámicas por las viñetas, el caso del profesor francés, la diputada italiana o el ex ministro Straw .¿Sirve la UE para algo?, ¿defiende algún interés o valor de los que, en tiempos, hizo de Europa un adalid mundial?. No es de extrañar que el euroescepticismo se extienda y la idea de Europa se difumine cuando ni siquiera es capaz de tener claro quién son las victimas y quienes los asesinos en el País Vasco.

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