martes, febrero 24, 2009

Los beneficiados del síndrome del cambio climático


Recuerdo que allá por los años ´70 el Club de Roma, que entre sus méritos tiene no acertar casi nunca en sus pronósticos, hablaba del fin del crecimiento sin control y abogaba por el “crecimiento sostenible”, porque los recursos se agotaban y el incremento de habitantes conllevaría, creo recordar que para el 2000, que se hubiesen agotado los recursos del planeta…., por supuesto no ha ocurrido.
También por aquellas fechas estaba de moda el cambio climático pero en su versión congelación. Al parecer nos dirigíamos hacia una glaciación de padre y muy señor mío que nos iba a dejar a todos como carámbanos, ¡otros profetas que no acertaron!.
Después vino el agujero de ozono cuya consecuencia sería que los humanos nos achicharráramos a la brasa del sol que mas calienta. Hace tiempo que de ello no se habla.
El último show es el del calentamiento, acompañado del tremendo deshielo de los Polos, la subida del agua, la inundación de costas e islas, etc..Todo apocalíptico, como lo anterior, pero con una diferencia sustancial: esta vez corre la “pasta” que da gusto. Así vemos como personajillos de medio pelo como Al Gore, se están haciendo de oro con sus documentales, científicamente falsos y propagandísticamente muy buenos o supuestos científicos reunidos en el Panel de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y donde todos a una han firmado una resolución que muchos confiesan no haber ni leído. Ello unido a que muchos de los participantes, esos dos mil con cuya ciencia quieren apabullarnos, no son científicos de primera ni segunda fila, sino burócratas de tomo y lomo.
Pero toda esta campaña, donde quienes exponen lo contrario son tachados de de todo menos de bonitos, recordemos el trato a Vaclav Klaus y a su libro, o como quisieron ignorar a Michael Crichton y su novela “estado de miedo“,Recuerdo que allá por los años ´70 el Club de Roma, que entre sus méritos tiene no acertar casi nunca en sus pronósticos, hablaba del fin del crecimiento sin control y abogaba por el “crecimiento sostenible”, porque los recursos se agotaban y el incremento de habitantes conllevaría, creo recordar que para el 2000, que se hubiesen agotado los recursos del planeta…., por supuesto no ha ocurrido.
También por aquellas fechas estaba de moda el cambio climático pero en su versión congelación. Al parecer nos dirigíamos hacia una glaciación de padre y muy señor mío que nos iba a dejar a todos como carámbanos, ¡otros profetas que no acertaron!.
Después vino el agujero de ozono cuya consecuencia sería que los humanos nos achicharráramos a la brasa del sol que mas calienta. Hace tiempo que de ello no se habla.
El último show es el del calentamiento, acompañado del tremendo deshielo de los Polos, la subida del agua, la inundación de costas e islas, etc..Todo apocalíptico, como lo anterior, pero con una diferencia sustancial: esta vez corre la “pasta” que da gusto. Así vemos como personajillos de medio pelo como Al Gore, se están haciendo de oro con sus documentales, científicamente falsos y propagandísticamente muy buenos o supuestos científicos reunidos en el Panel de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y donde todos a una han firmado una resolución que muchos confiesan no haber ni leído. Ello unido a que muchos de los participantes, esos dos mil con cuya ciencia quieren apabullarnos, no son científicos de primera ni segunda fila, sino burócratas de tomo y lomo.
Pero toda esta campaña, donde quienes exponen lo contrario son tachados de de todo menos de bonitos, recordemos el trato a Vaclav Klaus y a su libro, o como quisieron ignorar a Michael Crichton y su novela “estado de miedo“ tiene un objetivo menos noble que la defensa del Planeta: el del dinero. Así estamos asistiendo a conferencias, reuniones y toda clase de eventos donde corre el dinero de los contribuyentes. Nada de videoconferencias, nada de lugares vulgares: reuniones en Canarias, en Bali, etc..Estos saraos de los “cambioclimatistas” suelen ir acompañados de altos emolumentos, excelentes hoteles, comidas suculentas y agasajos de toda índole. Como muestra baste recordar el de Bali, donde debido a la concentración de aviones particulares de los participantes la isla absorbió una contaminación igual a la de todo un mes. O aquella anécdota de que al ofrecérsele a los delegados ir en vehículos de pedales, ¡que ni siquiera ellos iban a conducir, que nos les hubiese venido mal!, se negaron y apelaron a las limusinas, ¡demostración de preocupación por el medio ambiente!.
Tampoco olvidemos los gastos del ínclito Gore, siempre en avión privado, dueño de una mina que expulsa más de dos millones de toneladas anuales de CO2, o de su gasto eléctrico, ocho veces la media de los ciudadanos de EE.UU.
Pero las ganancias se extienden por todo el orbe: paneles solares, molinos de viento, energías renovables subvencionadas que cuestan un ojo de la cara y que están enriqueciendo a esa nueva élite del cambio climático. Y si alguien levanta la voz, ¡ya se sabe!, ¡es que quiere acabar con el planeta!.
En nuestro país la millonada que se está escurriendo de los dedos del erario público con estos temas es de órdago. Acabamos de ver como los Entrecanales tras dar el gran pelotazo con el tema de Endesa, ahora se quedan con la energía de los molinillos, la del B.O.E. como decía Alberto Recarte, ya que las renovables están tan fuertemente subvencionadas que, hoy por hoy, son el gran negocio y, además, seguro.
No se trata de ignorar los problemas medioambientales, sino de ponerlos en sus justos términos y con medidas lógicas y razonables, energía nuclear incluida, porque cuando la propia NASA ha desmentido los datos estrambóticos de los nuevos gurús, cuando vemos todos los días como la predicción de los meteorólogos, incluso para un futuro cercano y para zonas reducidas, no acierta, cuando está demostrado que hay zonas donde el hielo aumenta, mientras disminuye en otras, como siempre ha ocurrido, cuando las temperaturas permanecen, en media, prácticamente invariables o que los cambios climáticos, históricamente, han sido continuos sin que el hombre haya intervenido, parece claro que el nuevo paradigma del cambio climático es una elaborada justificación para que a su sombra los Gore, Entrecanales, Rajendra Pachauri, presidente del IPCC, etc., se conviertan en los nuevos ricos y los nuevos conductores de la humanidad y, como siempre, pagando los ciudadanos. ¿Hasta cuando aguantaremos tanta pantomima y despilfarro?. tiene un objetivo menos noble que la defensa del Planeta: el del dinero. Así estamos asistiendo a conferencias, reuniones y toda clase de eventos donde corre el dinero de los contribuyentes. Nada de videoconferencias, nada de lugares vulgares: reuniones en Canarias, en Bali, etc..Estos saraos de los “cambioclimatistas” suelen ir acompañados de altos emolumentos, excelentes hoteles, comidas suculentas y agasajos de toda índole. Como muestra baste recordar el de Bali, donde debido a la concentración de aviones particulares de los participantes la isla absorbió una contaminación igual a la de todo un mes. O aquella anécdota de que al ofrecérsele a los delegados ir en vehículos de pedales, ¡que ni siquiera ellos iban a conducir, que nos les hubiese venido mal!, se negaron y apelaron a las limusinas, ¡demostración de preocupación por el medio ambiente!.
Tampoco olvidemos los gastos del ínclito Gore, siempre en avión privado, dueño de una mina que expulsa más de dos millones de toneladas anuales de CO2, o de su gasto eléctrico, ocho veces la media de los ciudadanos de EE.UU.
Pero las ganancias se extienden por todo el orbe: paneles solares, molinos de viento, energías renovables subvencionadas que cuestan un ojo de la cara y que están enriqueciendo a esa nueva élite del cambio climático. Y si alguien levanta la voz, ¡ya se sabe!, ¡es que quiere acabar con el planeta!.
En nuestro país la millonada que se está escurriendo de los dedos del erario público con estos temas es de órdago. Acabamos de ver como los Entrecanales tras dar el gran pelotazo con el tema de Endesa, ahora se quedan con la energía de los molinillos, la del B.O.E. como decía Alberto Recarte, ya que las renovables están tan fuertemente subvencionadas que, hoy por hoy, son el gran negocio y, además, seguro.
No se trata de ignorar los problemas medioambientales, sino de ponerlos en sus justos términos y con medidas lógicas y razonables, energía nuclear incluida, porque cuando la propia NASA ha desmentido los datos estrambóticos de los nuevos gurús, cuando vemos todos los días como la predicción de los meteorólogos, incluso para un futuro cercano y para zonas reducidas, no acierta, cuando está demostrado que hay zonas donde el hielo aumenta, mientras disminuye en otras, como siempre ha ocurrido, cuando las temperaturas permanecen, en media, prácticamente invariables o que los cambios climáticos, históricamente, han sido continuos sin que el hombre haya intervenido, parece claro que el nuevo paradigma del cambio climático es una elaborada justificación para que a su sombra los Gore, Entrecanales, Rajendra Pachauri, presidente del IPCC, etc., se conviertan en los nuevos ricos y los nuevos conductores de la humanidad y, como siempre, pagando los ciudadanos. ¿Hasta cuando aguantaremos tanta pantomima y despilfarro?.

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