Cuando Hayek escribió su famoso libro, allá por los ´40, el socialismo en sus diversas facetas: laborismo, “new dealismo”, nacional socialismo o comunismo, estaba en su auge, no existía en el mundo un solo país liberal. La guerra vino a justificar las políticas socialistas o socializantes, con la excusa de que el esfuerzo de guerra necesitaba de una economía centralizada y controlada.
La realidad es que el proceso se había iniciado tras la crisis del ’29, cuando el pánico que se apoderó de la sociedad revirtió en apoyos a las organizaciones totalitarias de corte socialista, como nazis y bolcheviques, o socializantes aunque democráticas, como los demócratas en EE.UU o laboristas en el Reino Unido.
Una de las grandes enseñanzas que se deberían haber sacado de aquellos años es que al rebaño humano, por lo menos en su conjunto, le importa muy poco la libertad individual, su derecho a decidir, su capacidad de tomar decisiones y que lo que necesita es un padre, cuando mas severo mejor, que le lleve por le camino que al líder le de la gana, pero que le llene la andorga y no le obligue a grandes esfuerzos, sobre todo mentales.
Estas aseveraciones pueden parecer radicales, pero a poco que se conozca la historia social, económica y política de aquella época, observamos como los ciudadanos de, prácticamente, todos los países no tuvieron ningún problema en perder ese derecho para convertirse en súbditos, siempre que el dirigente de turno, casi siempre autoritario, caso de Rooselvet y muchas veces totalitario, como Hitler, Stalin, Horthy, Perón, etc., tomara las decisiones por ellos y les sacara del marasmo socioeconómico. Si en el envite la libertad quedaba cercenada, se pagaba el precio pues parecía barato.
Así, el aborregamiento de las sociedades, permitieron las salvajadas nazis o stalinistas o la burda y sucia manipulación “rooselvetiana” para meter en la guerra a EE.UU, única forma de relanzar una economía que, con sus monstruosas medidas socializantes, estaba fracasando, como también estaba ocurriendo en Alemania, URSS, Francia, etc..
La SGM fue una bendición para todos los estatistas e intervencionistas, aunque al final, lógicamente, unos ganaron, como EE.UU. y otros se hundieron en el desastre como Alemania. Incluso entre los vencedores, salvo los norteamericanos, se instaló el caos, pero ello no llevó al fin de las medidas intervencionistas. Muy al contrario, Francia, Reino Unido, la futura Alemania occidental siguieron, unos más y otros menos, incidiendo en la socialización de la economía. Así el Reino Unido expulsó en las urnas al no demasiado liberal Churchill para darle el poder al laborista casi marxista Attlee. En Francia se ensayaron modelos diversos, pero todos en la misma línea y en Alemania la democracia cristiana de Adenauer se inventó lo de “la economía social de mercado”.
Estos experimentos no funcionaron demasiado bien, pese a la propaganda. Si las economías europeas se desarrollaron fue, sobre todo, por el Plan Marshall y por la reducción de costes que para Europa el desentenderse del tema militar, pues la defensa de Europa quedó en manos americanas vía OTAN, así como por la incipiente creación del Mercado Común.
Respecto a los países del socialismo real, poco hay que decir, pues los resultados todavía se sufren en aquellos países, por no hablar de los que aun se declaran marxistas como Cuba.
Sin embargo, los paternalismos, incluido el famoso “modelo sueco”, tenían que saltar por los aires en el momento en que la libertad y con ella la globalización, llegara a las economías y a las sociedades. Si bien el tema de la globalización tiene mucho de mito, sino que se lo digan a los agricultores del tercer mundo y las subvenciones siguen siendo monstruosas, simplemente veamos la Política Agrícola Común de la UE, la incipiente globalización destapó los potenciales de muchos países, ante el pánico de la vieja Europa que acostumbrada a los corsés sindicales, a los derechos sociales, que la mayoría de la veces encubren la pereza física y mental de una sociedad, veía como sus empresas emigraban a otros países.
La reacción fue inmediata y so capa de que los trabajadores de esos terceros países producían a costes inferiores que los europeos, debido a salarios mas bajos y peores condiciones de trabajo, empezaron una campaña contra la globalización, muy bien vista por gran parte de la sociedad.
Evidentemente, los salarios eran mas bajos, las condiciones peores, pero, ¿cómo podían salir de la miseria, sino con esfuerzo y sacrificio?, ¿cómo empezó el desarrollo en Europa o USA?. Poco importaba a los antiglobalización que a los campesinos de Kenia o Indonesia no se les permitiese exportar y dejarles condenados a la ayuda “humanitaria”, probablemente la versión más asquerosa del paternalismo. Poco les importaba que los niños del tercer mundo se mueran porque los padres no pueden alimentarles, ya que les resulta imposible competir con las subvenciones de Europa o USA a sus poco productivos campesinos. ¡No!, la solución era subvencionar más, a unos y a otros, sin que nadie explicase de donde iban a salir los dineros y, para que sirvieran. Bueno para que sirven lo sabemos: esas subvenciones generan mas parasitismo social en el llamado primer mundo y clientelismo en el segundo y tercero, pues esas ayudas, en su gran mayoría, se las embolsan líderes y grupos de poder en esas naciones sin que llegue a los individuos o familias.
En ese contexto “sensible” ha estallado la actual crisis y el pánico se ha vuelto a extender, sobre todo en Europa y EE.UU. entre unas sociedades poco acostumbradas al esfuerzo, débiles en sus valores y consumistas hasta la degeneración, y ¡claro!, el clamor vuelve a ser que el papá estado nos ayude, que el intervencionismo se imponga y que la globalización desaparezca.
La nueva izquierda “del siglo XXI”, perdida tras la caída del muro y que había encontrado su razón de ser en una alianza con terroristas y totalitarios, Admadineyah, Chávez, etc., puede volver a su objetivo: la destrucción del capitalismo, mas bien del liberalismo, reencontrarse con su objetivo de control de los individuos y de que solo la élite del poder tenga la potestad de dirigir, organizar y repartir. Y, como ocurrió en los ’20 y ’30 del pasado siglo, la masa alienada y aborregada está entusiasmada con la deriva sociopolítica, con el nuevo neototalitarismo que nos empieza a gobernar, con el intervencionismo estatal en todos los campos de nuestra vida, incluso la privada y, sobre todo, en no tener que pensar por nuestra cuenta. La pregunta final es: ¿necesitaremos otra guerra mundial para que el modelo funcione?.
1 comentario:
Ya sabemos de sobra que la política es el disfraz de los intereses de unos y de otros y que es una ciencia inventada para convencer " al pueblo llano”. Los políticos de uno y otro bloque han hecho mediciones muy profundas del impacto de determinados mensajes en la " opinión publica " y tienen muy claro que el conocimiento del pueblo de los pormenores de la política es muy escaso además de la enorme incultura que tanto en materia de filosofía como de religión como de Historia tienen la mayoría de los " profesionales preparados " ( que en realidad no son humanistas sino profesionales especializados ) y se preocupan mas de lanzar campañas de " opinión " y " propaganda que de enseñar a la gente a pensar por si misma . En realidad todo el sistema esta perfectamente equipado para que solamente un 2% de la población piense y de ese 2% la población pensante prácticamente en un 80% trabaja para partidos políticos y ponen su inteligencia al servicio de los partidos que representan así que en otro 0,20% ( 2X 1000) aprox. 80.000 personas con libre opinión en un país como España no le preocupan realmente a nadie por mucha razón que tengan ... Y asi sucede tanto en las democracias parlamentarias como en los regimenes totalitarios de izquierda radical donde este numero se reduce a la mitad de la mitad . En los países democráticos al grupo librepensador se le condena al " ostracismo " en los países Totalitarios se les condena a prisión por razones políticas diversas y se les deja en reserva como " mártires para una próxima revolución de signo contrario”.
Los mortales contribuyentes, nos conformamos con ser avestruces, ejercer el derecho al pataleo en miles de blogs, ¿y que estás dispuesto hacer?
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