miércoles, febrero 11, 2009

Caos total


Los últimos tiempos están siendo bastante confusos, tanto en lo político como en lo social y económico, por no hablar de la crisis de la cultura y el pensamiento. Desde hace unos años, asistimos al caos que se está generando no solo en nuestro país, también en los de nuestro entorno e, incluso, en naciones extraeuropeas.
La pérdida de valores de referencia, arrastrados por los vientos del posmodernismo, del pensamiento débil, del todo vale, está influyendo profusamente en los planteamientos y acciones de los ciudadanos. Ese elenco de “softs", de tolerancia mal entendida, de respeto inadecuado por todas aquellas ideas y conceptos por peregrinos que sean, de escaso rigor en el análisis unido a un materialismo exacerbado y a la falta de espíritu de sacrificio, de esfuerzo no están llevando por una pendiente de una manera cada vez mas rápida.
Ese espíritu que planea en el ambiente genera que, cuando existen problemas de cualquier índole, seamos reacios a enfrentarnos a ellos y prefiramos esconder la cabeza en la arena cual avestruz humana. Ya sean los atentados contra los derechos mas elementales, de libertad, de educación, de expresión, etc., ya se trate de problemas de índole social o económica, como la actual crisis, las sociedades y su dirigentes se quedan como paralizados por el terror, empiezan a dar vueltas como “pollos sin cabeza” y a tomar medidas que no suelen servir para nada, salvo para sembrar mas pánico que el que ya llevan intrínsicamente dichas decisiones.
La molicie que durante décadas nos ha dominado, una vida relajada con pocas preocupaciones e inquietudes, sin mucho interés por activar nuestros cerebros, por ser críticos con lo que estábamos viviendo, muy al contrario, dejándonos llevar por ese suave reflujo, tiene como consecuencia que nos encontremos mal colocados para hacer frente a un mundo en convulsión y cada día mas complejo.
Frente a la capacidad de esfuerzo y sacrificio de las gentes de los países asiáticos o africanos, frente al convencimiento, muchas veces fanático, de otras culturas, los occidentales creídos en nuestra superioridad tecnológica, hemos dejado de cultivar el espíritu, de reafirmar nuestros valores y de ejercer la musculatura del esfuerzo y, por ello, quienes no han conocido mas que el hambre, la miseria y/o la guerra, están mucho mas endurecidos para hacer frente a los tiempos presentes. Por que también suelen tener convencimientos firmes, valores arraigados y voluntad de defenderlos, cuando no de imponerlos.
¿Qué podemos hacer para revertir esta situación?. Probablemente, la crisis socioeconómica, con ramificaciones políticas, que nos arrolla pueda servir de catarsis, para que nos liberemos de esa molicie, de esa pereza no solo física, sino y sobre todo, intelectual y de valores. Puede servirnos para realizar una introspección de cada uno de nosotros y de la sociedad en que vivimos y, a partir de ese análisis serio y profundo, reactivar nuestros valores, nuestras capacidades y nuestras acciones, librarnos de la pléyade de políticos, “intelectuales” o gurús de la sociedad amorfa, de ese pensamiento débil y volver a los valores judeocristianos que nos hicieron fuertes en todos los aspectos, nobles en nuestros planteamientos y un ejemplo para todo el orbe.
Desbrozados de las miserias del consumismo brutal, de un economicismo rapaz, lo que no está reñido con los valores de una democracia liberal firme y honesta, desde la reinstauración de nuestros valores, de la defensa de los mismos, desde la libertad y tolerancia que conllevan y que no está reñida con la firmeza, podremos revertir la situación, porque si seguimos por el actual camino el final solo puede ser el caos total.

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