martes, febrero 10, 2009

Apuntes sobre la política exterior de Obama

La 45ª Conferencia de Seguridad de Munich ha servido para presentar en sociedad la nueva política exterior del gobierno demócrata.
Como prueba del interés en establecer ese nuevo estilo, la conferencia fue pronunciada por el Vicepresidente Biden y no por la Secretaria de Estado Clinton, como solía ser habitual en reuniones anteriores. Pero, ¿interés o primer enfrentamiento?. Con una personalidad como Hillary en Estado, los planteamientos de Obama podían quedar un tanto diluidos y ello, tal vez, ha contribuido a la presencia del fiel Biden y no de la “star” Hillary.
Pero posicionamientos de poder dentro de la Administración al margen, lo que ha quedado claro es que asistimos a un cambio, ya veremos lo radical del mismo, de los planteamientos de EE.UU.. Parece mas cercano al poder débil defendido por Europa, mas multilateralista que el anterior y muy de “hablando se entiende la gente”.
El problema para Obama y su equipo puede venir de que sus adversarios no estén por la labor, como ya ha demostrado Rusia al forzar a Kirguizistan a cerrar la base americana de Manàs a cambio de contratos millonarios. Al mismo tiempo Putin recibió a Obama con otra decisión: ampliación del número de bases rusas en la República secesionista de Abjasia.
Lo primero es grave, pues clausura la base logística más importante de la EE.UU. y la OTAN fuera de Afganistán y dificulta el flujo de avituallamiento para las tropas destacadas allí. Si a ello unimos los ataques de los terroristas a los convoyes que circulan desde Pakistán, a través del Paso Khyber, la situación de las fuerzas aliadas puede ser muy comprometida.
Por supuesto, Rusia no quiere que la OTAN se vaya de Afganistán y ello por diversas razones: mantiene entretenida y desgasta, en el lodazal afgano, a la organización atlántica; obtiene seguridad del frenazo a los terroristas que podían expandirse hacia su patio trasero de Asia Central y puede obtener buenos dividendos económicos si Rusia se convierte en paso obligado de los suministros para el teatro afgano. Al mismo tiempo, reafirma su control sobre los “stan”, parcialmente perdido desde la caída de la URSS.
Tampoco es baladí la decisión sobre las bases en Abjasia, pues plantea entre los pueblos del Cáucaso la duda, mas que razonable, de si occidente les defenderá ante la agresión rusa. En esa zona se juega el prestigio de la OTAN y de EE.UU., pues el abandono de Georgia y, también, de Ucrania, reafirmaría el poder de los nuevos zares sobre aquellas regiones y el control de los oleoductos, lo que visto el tema del gas, es mas que preocupante. Por tanto, Putin no se lo va a poner fácil a Obama, pese al “buenismo” demostrado por su Vicepresidente en Munich.
Otro tanto ocurre con Irán, Las palabras conciliadores de la nueva administración, han sido contestadas en la teoría y la práctica. En la teoría con los exabruptos de Admadineyah exigiendo a los norteamericanos que pidan perdón y en la práctica con el lanzamiento de un satélite de comunicaciones iraní. El problema no es el satélite, sino el cohete que lo ha puesto en órbita, capaz de ser convertido en un misil nuclear que llegaría a Europa occidental, ¡buena respuesta a la mano tendida del Presidente!.
También ha querido el bueno de Biden establecer algunos firmes compromisos: con Afganistán, con Oriente Medio, en este caso con la vieja cantinela de los dos estados. Pero, en el primer caso, no parece que sus “amigos” europeos estén con la idea de aumentar sus esfuerzos y en cuanto a Oriente Medio, mientras a Irán y Siria le den réditos su apoyo a los asesinos de Hamás o HIzbullah, no parece que la mano tendida de Obama les impresione.
Por cierto que BIden no ha dicho nada sobre Corea del Norte, otro problema que deberá afrontar el nuevo gobierno y donde Kim o quién esté al mando ya ha movido ficha, rompiendo el acuerdo con Corea del Sur y dando otra vuelta de tuerca a la tensión en la zona.
Tampoco nada sobre Cuba o Venezuela. ¿Seguirá Obama dispuesto a dar la mano a los dictadores sanguinarios que gobiernan esos países?.
Esta rápida visión de los planteamientos norteamericanos y de algunos de los problemas que chocan con ellos solo se irán despejando con el tiempo. Pero no debería olvidar el Sr. Obama que frente a los asesinos, terroristas y dictadores, la táctica del apaciguamiento no suele dar buenos resultados y, a la larga, el esfuerzo para combatirlos y derrotarlos suele ser superior que si hay una política de firmeza desde el principio.

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