Hoy se celebra en Europa, excepto Rusia que lo hace mañana, el V-Day, el día de la victoria en Europa sobre el nazismo. Si bien el Almirante Dönitz, el sorprendente substituto de Hitler, había dado la orden del fin de hostilidades el 5 de mayo, no fue hasta el 8 en que Naciones Unidas anunció la rendición incondicional de los alemanes con efectos de las 18 horas, 1 minuto, hora de guerra del este de Europa. Así terminaba un conflicto que había llevado la destrucción a gran parte de Europa, Norte de África y que seguía, lo haría hasta septiembre, en Asia y el Pacífico. Con ello acababa la monstruosa dictadura nazi y se liberaba de la misma no solo a la propia Alemania, sino a la Europa ocupada….. por lo menos en el oeste, porque en el este el fin del conflicto no hacía mas que cambiar un régimen de terror, el nazi, por otro, el comunista.
El gran interés británico y norteamericano en mantener a la URSS en la guerra hizo que ambas democracias cometiesen algunas de las felonías más tremendas de la historia. Tanto los acuerdos de Churchill con Stalin en diciembre de 1944 que dividían en porcentajes de zonas de influencia a los países del este, como los nefastos acuerdos de Yalta, donde un acabado Roosevelt cedió, prácticamente, toda Europa del este al sátrapa georgiano, ante la impotencia de un Churchill, que ya lo había hecho en la mencionada reunión de Diciembre, como Potsdam que fue la culminación del reparto y no solo de Europa, de hay salió la decisión de que la URSS atacara a Japón, cosa que hizo dos semanas antes de que acabase la guerra contra el mismo, lo que le reportó pingües beneficios: Manchuria, el norte de Corea o Sajalín y solo la posterior firmeza de MacArthur impidió que ocupase algunas islas niponas, convirtieron a la URSS y, por ende al comunismo, en la fuerza dominante en una amplia zona y sometió a la dictadura roja a decenas de millones de personas que creían desaparecida la dictadura y el terror que conllevaba con el fin del nazismo. Sin embargo estos acuerdo trajeron una época de oscuridad y terror para los países “liberados” por el ejército rojo: Polonia, Países Bálticos, ocupados y aterrorizados por segunda vez, Checoslovaquia, Alemania Oriental, parte de Austria, Hungría, Bulgaria, Rumania o Albania, librándose Yugoslavia al haber sido los partisanos titoistas los que derrotaron a los alemanes, lo que no impidió que el país cayese bajo la férula de otra dictadura comunista aunque no teledirigida desde Moscú, por lo menos a partir de 1948.
La URSS ya había avisado de cómo iba a regir sus nuevas conquistas y así, cuando los patriotas polacos se sublevaron contra los alemanes en agosto de 1944 en la capital, Varsovia, no fueran apoyados por el ejército soviético que se encontraba al otro lado del río Vístula. Es más, impidieron que los aviones de los aliados occidentales se reabasteciesen en territorio soviético en su intento de llevar pertrechos a los resistentes. Ello contribuyó a la derrota polaca y a la destrucción de su Ejército del Interior, el AK, dejando paso libre a los comunistas que venían con el ejército de la URSS. A partir del fin de la guerra y con unos aliados occidentales que solo querían preocuparse de sus problemas internos, como Gran Bretaña, o volver al aislacionismo, como EEUU, en los países ocupados por el comunismo se desató la persecución y destrucción de los rivales políticos, incluso en la que había sido la democracia mas estable de Centreoeuropa, Checoslovaquia, donde, prácticamente, obligaron a suicidarse al Ministro de Asuntos Exteriores. Otro tanto hicieron en Hungría, Polonia, donde como bien explica Jruschov en sus memorias se produjo el “milagro” de las urnas, en las únicas elecciones que se celebraron durante la ocupación roja. Cuenta el ínclito que en las urnas los electores introducían el nombre de MIjailoski, jefe del gobierno polaco libre y al contar las mismas aparecía como ganador Bierut, el protegido de Moscú.
Por supuesto podemos hablar de las matanzas y violaciones que las hordas rojas cometieron desde su entrada en los países del ese y que culminó en la Prusia oriental con escenas de salvajismo no vistas desde tiempos de Atila, pero que han quedado camufladas durante años y si alguien trataba de exponerlas era tachado de fascista. Aun hoy día hay reticencias al respecto, porque, aunque parezca mentira y ya conozcamos, incluso por los propios archivos y documentos de los PC´s de los distintos países, los crímenes del comunismo que se ha llevado por delante mas de 100 millones de vidas, sin contar otras salvajadas, aun se les mira como con respeto, se les acepta en el orden democrático de las naciones e incluso, algunos siguen ostentando ese régimen, casos de Cuba, China, Vietnam, Corea del Norte o Laos. Mientras en la mayoría de los países están prohibidos y perseguidos los movimientos fascistas o nazis, los partidos comunistas siguen campando a sus anchas e, incluso, formando parte de gobiernos democráticos sin ningún problema, ¡sorprendente!.
Tras 40 años de opresión y no pocas revueltas: Berlín 1953, Polonia y Hungría 1956, Checoslovaquia 1968, los países del este son libres y pueden labrar su destino según consideren, pero esos 40 años pesan como una losa y por ello no estoy seguro de que en los mismos el día 8 de mayo se pueda celebrar como el de la liberación, sino mas bien como el del inicio de la época mas larga y oscura de dichas naciones.
El gran interés británico y norteamericano en mantener a la URSS en la guerra hizo que ambas democracias cometiesen algunas de las felonías más tremendas de la historia. Tanto los acuerdos de Churchill con Stalin en diciembre de 1944 que dividían en porcentajes de zonas de influencia a los países del este, como los nefastos acuerdos de Yalta, donde un acabado Roosevelt cedió, prácticamente, toda Europa del este al sátrapa georgiano, ante la impotencia de un Churchill, que ya lo había hecho en la mencionada reunión de Diciembre, como Potsdam que fue la culminación del reparto y no solo de Europa, de hay salió la decisión de que la URSS atacara a Japón, cosa que hizo dos semanas antes de que acabase la guerra contra el mismo, lo que le reportó pingües beneficios: Manchuria, el norte de Corea o Sajalín y solo la posterior firmeza de MacArthur impidió que ocupase algunas islas niponas, convirtieron a la URSS y, por ende al comunismo, en la fuerza dominante en una amplia zona y sometió a la dictadura roja a decenas de millones de personas que creían desaparecida la dictadura y el terror que conllevaba con el fin del nazismo. Sin embargo estos acuerdo trajeron una época de oscuridad y terror para los países “liberados” por el ejército rojo: Polonia, Países Bálticos, ocupados y aterrorizados por segunda vez, Checoslovaquia, Alemania Oriental, parte de Austria, Hungría, Bulgaria, Rumania o Albania, librándose Yugoslavia al haber sido los partisanos titoistas los que derrotaron a los alemanes, lo que no impidió que el país cayese bajo la férula de otra dictadura comunista aunque no teledirigida desde Moscú, por lo menos a partir de 1948.
La URSS ya había avisado de cómo iba a regir sus nuevas conquistas y así, cuando los patriotas polacos se sublevaron contra los alemanes en agosto de 1944 en la capital, Varsovia, no fueran apoyados por el ejército soviético que se encontraba al otro lado del río Vístula. Es más, impidieron que los aviones de los aliados occidentales se reabasteciesen en territorio soviético en su intento de llevar pertrechos a los resistentes. Ello contribuyó a la derrota polaca y a la destrucción de su Ejército del Interior, el AK, dejando paso libre a los comunistas que venían con el ejército de la URSS. A partir del fin de la guerra y con unos aliados occidentales que solo querían preocuparse de sus problemas internos, como Gran Bretaña, o volver al aislacionismo, como EEUU, en los países ocupados por el comunismo se desató la persecución y destrucción de los rivales políticos, incluso en la que había sido la democracia mas estable de Centreoeuropa, Checoslovaquia, donde, prácticamente, obligaron a suicidarse al Ministro de Asuntos Exteriores. Otro tanto hicieron en Hungría, Polonia, donde como bien explica Jruschov en sus memorias se produjo el “milagro” de las urnas, en las únicas elecciones que se celebraron durante la ocupación roja. Cuenta el ínclito que en las urnas los electores introducían el nombre de MIjailoski, jefe del gobierno polaco libre y al contar las mismas aparecía como ganador Bierut, el protegido de Moscú.
Por supuesto podemos hablar de las matanzas y violaciones que las hordas rojas cometieron desde su entrada en los países del ese y que culminó en la Prusia oriental con escenas de salvajismo no vistas desde tiempos de Atila, pero que han quedado camufladas durante años y si alguien trataba de exponerlas era tachado de fascista. Aun hoy día hay reticencias al respecto, porque, aunque parezca mentira y ya conozcamos, incluso por los propios archivos y documentos de los PC´s de los distintos países, los crímenes del comunismo que se ha llevado por delante mas de 100 millones de vidas, sin contar otras salvajadas, aun se les mira como con respeto, se les acepta en el orden democrático de las naciones e incluso, algunos siguen ostentando ese régimen, casos de Cuba, China, Vietnam, Corea del Norte o Laos. Mientras en la mayoría de los países están prohibidos y perseguidos los movimientos fascistas o nazis, los partidos comunistas siguen campando a sus anchas e, incluso, formando parte de gobiernos democráticos sin ningún problema, ¡sorprendente!.
Tras 40 años de opresión y no pocas revueltas: Berlín 1953, Polonia y Hungría 1956, Checoslovaquia 1968, los países del este son libres y pueden labrar su destino según consideren, pero esos 40 años pesan como una losa y por ello no estoy seguro de que en los mismos el día 8 de mayo se pueda celebrar como el de la liberación, sino mas bien como el del inicio de la época mas larga y oscura de dichas naciones.
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