jueves, febrero 14, 2013

Martín de Rada

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Siguiendo con los personajes españoles que han tenido que ver con China, uno de los más importantes es el agustino Martín de Rada, nacido en Pamplona en 1533. Cosmógrafo y matemático, estudió en la Universidad de París y posteriormente en  el Convento de San Agustín de Salamanca. Su inteligencia y cultura hicieron que el rey Felipe II quiso que le nombraran obispo de Jalisco( Nueva España ) durante sus estancia en América, pero el prefería la acción misionera y sobre todo China.
Embarcado en la expedición de Legazpi, a Filipinas, en 1564, siendo el primero que evangelizó Cebú a donde llegó el 27 de abril de 1565. Sin embargo no cejaría en su empeño de evangelizar China, siendo ya Provincial de los agustinos de Filipinas. No olvidemos que los agustinos filipinos fueron un puntal importante de la colonización tanto en lo social como, sobre todo, en convertir a Filipinas en la única nación mayoritariamente católica de Asia.

Empezó a estudiar chino con un natural de la numerosa colonia del Celeste Imperio en Filipinas y cuando el al mirante chino Ho-Mol-Hong, que había ido a Manila para observar la penetración española en las islas y su fuerza, volvió a China le acompañó el Padre Rada y el Padre Jerónimo Marín.
Viajaron por las ciudades de Toncoco, Tangoa, Chincheo y Hochin, en las que fueron recibidos por las respectivas autoridades, quienes les agasajaron con banquetes y regalos. De paso, ellos aprovecharon para ir recogiendo información sobre los usos y costumbres del país, sobre religión e historia, administración y navegación, etc..Igualmente trajeron numerosos libros que trataban de diversos temas, en un momento que China era avanzada de la cultura. No pudiendo llegar hasta el Emperador, de momento, - como era su deseo -, decidieron regresar a Manila

 
Deseando ampliar los conocimientos sobre el Imperio y poder llegar hasta la capital imperial para conseguir autorización para evangelizar el país, volvió a embarcarse hacia la zona, pero esta vez acabó en fracaso, pues fue abandonado y apaleado por los chinos que le transportaban. Afortunadamente un militar español que surcaba la Punta de Bolinao ( Luzón ) los liberó.
Pese al fracaso siguió con su interés y lo transmitió al Padre Gonzalo de Mendoza que aprovechó esos conocimientos en su Historia de China.

Siguiendo con sus viajes no solo de índole misionera, también científica, marchó a Borneo, muriendo en el navío que le volvía a Manila.

Este gran navarro fue el primero que estuvo en China y vislumbró la grandeza de la nación asiática, sin olvidar su, lo más importante, labor misionera que no pudo llevar a cabo, aunque abrió la puerta para posteriores expediciones de misioneros.

 

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