Siento por el Papa Benedicto
XVI y su decisión. Se ha tratado de un Pontífice un tanto “sui géneris” tanto
por su lugar de procedencia, no hemos tenido muchos papas alemanes, como por
tratarse de un fino intelectual que nos ha hecho y hace pasar grandes ratos
leyendo sus obras y escuchando sus discursos y homilías.
Pese a que sus detractores
le llamasen el “panzer canciller” por haber sido el Prefecto del Santo Oficio,
la realidad es que se ha tratado de una persona que ha intentado unir a los
católicos, de ahí sus esfuerzos con los lefevbrianos, entenderse con los
judíos, que le tienen en alta estima e, incluso, con los musulmanes, aun están
en nuestra retina su visita a la mezquita de Estambul.
Junto a ello ha peleado
contra la peor lacra de la Iglesia en estos tiempos: la pedofilia, que si bien
se remonta a décadas pasadas a marcado con dureza a la misma. Tomó medidas
enérgicas, pidió perdón en reiteradas veces y nunca se quejó del doble rasero
con que se trataba a los católicos respecto a otros que habían cometido las mismas
fechorías.
Supo acercarse a los
jóvenes, aun n o siendo como Juan Pablo II el “atleta de Dios”, se los gano con
su sonrisa y su mensaje claro y firme, siempre con buenas maneras y suave pero
recio en su fondo.
Tampoco dejó de clamar
contra las injusticias del mundo, pidiendo una y otra vez justicia para los más
débiles, promoción para todos y paz. Fue un adalid del llamado Tercer Mundo,
sobre todo de América Latina y no dudó, como su antecesor, en plantarse en casa
de los dictadores, como Castro, para exigirles respeto a las personas y a las
instituciones.
Fino intelectual, su Vida de
Jesús marca un hito en la teología de nuestro tiempo, sin olvidar, como ya he
mencionado, encíclicas y discursos, siempre con esa estructura e gran teólogo,
pero, a su vez, con claridad para ser entendido por Los fieles.
Su endeble salud unida a los
últimos disgustos sufridos por mor de un falaz mayordomo, su entender de la velocidad
la que va el mundo y que necesita un Pastor en plena forma parecen ser las
razones de su renuncia, hecho difícil para él, estoy seguro, pero en la línea
de no dejar la barca de San Pedro a merced de las olas, renuncia difícil pero,
quizás, inevitable.
Desearle lo mejor, pues como
decía hoy Simón Peres, “su cuerpo ha envejecido
pero su inteligencia se mantiene” y que por ello su pluma nos siga
deleitando, enseñando y orientando desde el monasterio al que se va a retirar. ¡Viva
el Papa!
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