viernes, agosto 21, 2009

Una visión de la España de los 60

Hace unos días leía un artículo del Sr. Gistau en el cual, a raíz de la polémica levantada por el concierto de un cantante en Cuba, creo que un tal Juanes, el articulista lo comparaba con la presencia de los Beatles en España en los años 60 y consideraba que si aquella presencia no fue una inyección para el régimen tampoco lo sería para el cubano el del tal Juanes.

Pero no es el tema que quisiera comentar, sí el que el Sr. Gistau vuelve sobre los viejos tópicos de la España gris de aquella época y esos clichés tan manidos empiezan a cansarme, porque da la sensación que los españoles de la época éramos una banda de tristones, borregos sometidos aun régimen brutal, sin ánimos ni ideas. Muchos de los que escriben sobre la época o no habían nacido, como el propio Sr Gistau y, por tanto, escriben de oído, aunque un oído muy sectario.

Sin embargo, yo nací en 1951 por lo que en aquella década transité desde los 9 a los 19 años, desde la infancia a la casi mayoría de edad, entonces se alcanzaba a los 21 años, y, por tanto, recuerdo muy bien aquellos años.

Me acuerdo de haber sido un niño feliz, en una España en colores, como diría un ex ministro, con gente alegre, feliz y trabajadora. Por supuesto que no teníamos los adelantos ni el nivel de vida actual, nivel material ¡claro!, porque el moral era mucho mejor. No existían la falta de educación actual, ni las groserías, ni las drogas, ni los botellones. Se consideraba casi un insulto cerrar la puerta de casa, los críos podíamos jugar en la calle sin gran peligro y no solo por la falta de automóviles, sino por la paz y tranquilidad existentes.

Fui a colegios religiosos y no fui humillado, ni traumatizado, mas bien considero que fui bien educado y formado, con gran disciplina, por supuesto, con algún palmetazo en las manos y, castigado a escribir 500 veces “no hablaré en clase” pero todo por ser bastante “rebolera” .

Quizás al leer esto, alguien considere que pertenecía a una familia pudiente, pero no era así ya que pertenezco a una familia de trabajadores que, como la inmensa mayoría de los españoles, a lo largo de aquella década fue, con gran esfuerzo y trabajo y sin PER ni subsidios parasitarios, mejorando su nivel de vida, contribuyendo, en su modestia, al desarrollo de España y a lo que se llamó el “milagro español”.

No recuerdo, habría alguno, supongo, asesinatos de mujeres por sus maridos, atracos a mano armada o similares. Solo algunos terroristas llamado maquis en algún ataque, pocos y dispersos, nada comparado a la ETA, GRAPOS, etc.. Contra lo que se dice había periódicos extranjeros, se podían coger emisoras del exterior e, incluso, la famosa, posteriormente, aunque absurda y estúpida emisora comunista Radio Pirenaica que, desde luego, no emitía desde los Pirineos sino desde Tirana y, posteriormente, creo que Bucarest. También existían numerosos diarios nacionales que, es cierto, no cuestionaban al régimen, tenían una gran calidad literaria y bastante información.

Tampoco es cierto que no se tuviese acceso a cierta literatura. Como ejemplo, recuerdo que siendo bastante crío leí “Pepita Jiménez”, que estaba en el famoso índice de libros prohibidos o escuché La Internacional en el año 59 en un campamento juvenil.

Parte de esos años los pasé en Palma de Mallorca y desde 1967, en Madrid y tanto en una como en la otra, la gente era consciente de que cuando Franco desapareciese el sistema que vendría sería otro, pero en lo que la inmensa mayoría de los españoles teníamos claro, tanto los jóvenes como quienes habían conocido la guerra civil, es que no se quería otro enfrentamiento ni se quería el comunismo.

Con estas pinceladas, simplemente quiero aportar otra visión de aquella época, pues todo lo que leo es que fueron años de cutrez, miseria y represión, elementos que en mi caso, un niño/adolescente normal, no conoció, sino una época feliz aunque de mucho esfuerzo. Así lo viví y así lo cuento.

1 comentario:

MARIANO JUAN-R. dijo...

En esa década de los sesenta tal y como he escrito aquí:

http://lacomunidad.elpais.com/gillhooley/2009/6/7/de-juegos-callejeros-y-otros-ludismos-la-infancia

yo también fui un niño feliz, Carlos, y por eso, desde las discrepancias políticas conocidas, quiero manifestarlo personalmente en este post, tal y como se comprueba en mi "homenaje" a un tiempo de felicidad y para nada de silencio, al margen de las consideraciones sobre el régimen y la dictadura que habría mucho que matizar.

Un abrazo.