lunes, noviembre 30, 2009

¡Bien por los suizos!


La Confederación Helvética dio ayer una lección de coraje cívico en defensa de los valores occidentales, al rechazar, en referéndum, que las mezquitas del país tengan minaretes. Mas del 57% de los votantes y 19 de los 23 cantones se opusieron al desafío musulmán.

Frente a la oposición del gobierno federal, de la izquierda, de los financieros e, incluso, de la Iglesia católica, los suizos apoyaron la propuesta del SVP para que dichas estructuras no aparezcan en las nuevas mezquitas, por entender que se trata de un símbolo de opresión.

La propuesta suscitó todo tipo de reproches, acusando al partido, vencedor en las últimas elecciones federales, de ultra, fascista, reaccionario, racista, etc.. Toda la clase política se lanzó en tromba, así como la progresía e incluso, como dije, la propia Iglesia.

Resulta patético que quienes son incapaces de exigir contrapartidas a los musulmanes para que existan iglesias cristianas en sus países, defiendan con tanto denuedo la existencia del islamismo y sus símbolos en Europa. Igual de patético han sido algunos de los argumentos que se han presentado, tales como las represalias que los islamistas podrían tomar contra Suiza o la presión económica de los países musulmanes.

¡Acabáramos!, la cobardía y el interés vuelven a ser el motivo por el que nuestras clases dirigentes y progres de medio pelo se mueven. Lo mismo que la cobardía llevó al poder al PSOE en la España del 2004 o vimos la miseria lameculos de los dirigentes europeos disculpándose por las caricaturas de Mahoma, ahora, temerosos de la confrontación y/o la pérdida del negocio, la clase dirigente suiza quería volver a ceder.

Y no es que no existan mezquitas en Suiza, donde mas de 400 sirven a una masa de entre 300 y 400 mil musulmanes, desde luego muchas mas que las iglesias cristianas que existen en países islámicos, donde en la mayoría no hay ni una.

Por supuesto, el argumento es el mismo, la tolerancia y nuestro talante democrático, lo cual no deja de ser una gilipollez frente a quienes usan la religión como elemento de dominio no solo en sus países sino en Europa.

La firme decisión de la sociedad suiza, pese a su miserable clase dirigente, a sus progres y a esa iglesia cobardona y entreguista que nos recuerda la de Pablo VI y Casaroli con el comunismo, ha demostrado que todavía hay europeos que no están dispuestos a perder sus raíces por una mal entendida tolerancia o libertad, que solo favorece a quienes quieren acabar con esas mismas tolerancias y libertades.

Que el ejemplo del pueblo helvético nos sirva al resto de los europeos para, pese a tanto cobarde antioccidental entreguista, resistamos los intentos de convertir a nuestro continente en Eurabia y recuperemos los valores que nos hicieron grandes y que nos permitieron vencer a los anteriores intentos de islamizar Europa entre el siglo VIII y el siglo XVIII, con gestas como Covadonga, Poitiers, Viena o Lepanto.

No olvidemos que, pese a todos los falsos argumentos de progres y comparsas, el enemigo histórico y permanente de nuestra civilización es el Islam y que solo desde la firmeza se podrá dialogar con ellos, de lo contrario nuestra cobardía les sirve de acicate para convertir a nuestra Europa en “Dar al-Islam”, la Casa del Islam.

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