Desde hacía muchos años, el “Día del motín del té” en EE.UU. no dejaba de ser una conmemoración histórica. Recordaba la revuelta de los ciudadanos de las trece colonias contra los impuestos que el gobierno británico quería imponer sobre el té, allá por 1773. Se considera el inicio de la insurrección de los estadounidenses en su lucha por la libertad.
Aquel evento ha renacido este año por causa de los impuestos cuasi confiscatorias que el gobierno de Obama está imponiendo a los estadounidenses, medidas que no tienen otro objetivo que salvar a sus amigos banqueros y grandes magnates de la industria automovilística.
En esta Europa adocenada y manipulada, se nos ha querido presentar al Presidente Barack Hussein como un “hombre de la calle”, desligado de los grupos de presión de Washington, un defensor de los trabajadores y de las clases medias.
Pero la realidad es muy otra. No solo pertenece a la élite del país, con padres mas que bien situados, su padre un economista keniano formado en USA y su madre antropóloga y adinerada, sino que el mismo no deja de ser un producto de las mejores universidades del este, Columbia y Harvard, con una trayectoria considerable en la política, siete años congresista en Illinois y cuatro de senador en Washington, no es, precisamente, un recién llegado.
Por lo que si se ha distinguido siempre es por sus planteamientos izquierdistas y, por sus amistades “peligrosas” como el gobernador de Illinois o el reverendo Jeremiah Wright a cuya iglesia perteneció por mas de veinte años sin “enterarse” de sus ideas radicales de corte racista, contra los blancos y antiamericanas. También se ha distinguido por su defensa de actuaciones muy de izquierdas como el aborto, investigación con células madres, etc.
Con esos planteamientos es lógico que en lo económico se haya destapado como mas socialista que muchos socialistas europeos y que su desaforada defensa de la inyección dineraria haya sobrepasado incluso a los europeos, siempre tan proclives a medidas socializantes.
Pero EE.UU., afortunadamente, no es Europa y sus ciudadanos saben que la libertad no es solo una palabra sino un derecho que hay que defender y ejercitar cada día, que hay que estar vigilantes y no ceder ante las acciones manirrotas de su Presidente y de su testaferro Bernanke.
Ante las actuaciones de Obama, Bernanke y Geither, una parte importante de la ciudadanía estadounidense se ha manifestado contra los paradigmas económicos de corte izquierdista de los mismos y así, en más de 300 localidades de EE.UU., se han producido manifestaciones de protesta y repulsa contra las políticas económicas del “trío la bencina”. Con pancartas de rechazo con eslóganes como “libre para nacer, impuestos para morir” o “no a los Estados Unidos Socialistas de América”, etc., miles y miles de manifestantes, convocados por Internet esencialmente, irónicamente al estilo utilizado en su campaña por el Presidente, se han lanzado a la calle a defender la libertad económica, como uno de los paradigmas de la Libertad con mayúscula.
El ejemplo que los estadounidenses nos dan deberíamos aprovecharlo para reflexionar sobre las medidas que en España se están tomando, medidas que no están contribuyendo a reactivar la economía y si a hipotecar al país por décadas. Aunque sirvan para salvar a los amigos empresarios y financieros del actual gobierno y, también, de la oposición, que entusiásticamente se ha unido a la locura intervencionista del desastroso gobierno que nos rige.
Aquel evento ha renacido este año por causa de los impuestos cuasi confiscatorias que el gobierno de Obama está imponiendo a los estadounidenses, medidas que no tienen otro objetivo que salvar a sus amigos banqueros y grandes magnates de la industria automovilística.
En esta Europa adocenada y manipulada, se nos ha querido presentar al Presidente Barack Hussein como un “hombre de la calle”, desligado de los grupos de presión de Washington, un defensor de los trabajadores y de las clases medias.
Pero la realidad es muy otra. No solo pertenece a la élite del país, con padres mas que bien situados, su padre un economista keniano formado en USA y su madre antropóloga y adinerada, sino que el mismo no deja de ser un producto de las mejores universidades del este, Columbia y Harvard, con una trayectoria considerable en la política, siete años congresista en Illinois y cuatro de senador en Washington, no es, precisamente, un recién llegado.
Por lo que si se ha distinguido siempre es por sus planteamientos izquierdistas y, por sus amistades “peligrosas” como el gobernador de Illinois o el reverendo Jeremiah Wright a cuya iglesia perteneció por mas de veinte años sin “enterarse” de sus ideas radicales de corte racista, contra los blancos y antiamericanas. También se ha distinguido por su defensa de actuaciones muy de izquierdas como el aborto, investigación con células madres, etc.
Con esos planteamientos es lógico que en lo económico se haya destapado como mas socialista que muchos socialistas europeos y que su desaforada defensa de la inyección dineraria haya sobrepasado incluso a los europeos, siempre tan proclives a medidas socializantes.
Pero EE.UU., afortunadamente, no es Europa y sus ciudadanos saben que la libertad no es solo una palabra sino un derecho que hay que defender y ejercitar cada día, que hay que estar vigilantes y no ceder ante las acciones manirrotas de su Presidente y de su testaferro Bernanke.
Ante las actuaciones de Obama, Bernanke y Geither, una parte importante de la ciudadanía estadounidense se ha manifestado contra los paradigmas económicos de corte izquierdista de los mismos y así, en más de 300 localidades de EE.UU., se han producido manifestaciones de protesta y repulsa contra las políticas económicas del “trío la bencina”. Con pancartas de rechazo con eslóganes como “libre para nacer, impuestos para morir” o “no a los Estados Unidos Socialistas de América”, etc., miles y miles de manifestantes, convocados por Internet esencialmente, irónicamente al estilo utilizado en su campaña por el Presidente, se han lanzado a la calle a defender la libertad económica, como uno de los paradigmas de la Libertad con mayúscula.
El ejemplo que los estadounidenses nos dan deberíamos aprovecharlo para reflexionar sobre las medidas que en España se están tomando, medidas que no están contribuyendo a reactivar la economía y si a hipotecar al país por décadas. Aunque sirvan para salvar a los amigos empresarios y financieros del actual gobierno y, también, de la oposición, que entusiásticamente se ha unido a la locura intervencionista del desastroso gobierno que nos rige.
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