lunes, abril 27, 2009

¿Conciencia de la crisis?

Los datos de los últimos días son espeluznantes: mas 4 millones de parados, mas de 88.000 empresas destruidas en el último trimestre, recesión galopante, etc.. Ante esta situación, los ciudadanos estamos convulsionados, no hay otro tema de conversación en los tajos, mercados o bares. En las radios y televisiones, así como en los periódicos no de habla de otra cosa.

¿Es verdad lo anterior?, pues no, por supuesto que se habla de la crisis y que aparece en tertulias y noticias, pero hay otros temas que ocupan el imaginario público mucho mas. Por ejemplo, las agresiones del jugador Pepe han ocupado más noticias y han generado más interés que la crisis. Mientras las nefastas noticias llegaban a la opinión pública, había colas nocturnas ante la Monumental de las Ventas para comprar las entradas de la Feria de San Isidro. No se que desconocido cantante guatemalteco tiene el lleno asegurado en 5 conciertos en España, etc, etc..

Hay que reconocer que en la calle no se observa ese clima de preocupación o tensión que sería normal en un momento en que no solo el paro es el mayor de la historia nacional, sino que las perspectivas son inquietantes, pues, el común no llega a preocuparse del todo. Incluso aquellos que están en el paro cuando se les entrevista, salvo excepciones, parecen tener o adoptan ante las cámaras, una actitud preocupada, si, pero no en demasía.

No se si es que la campaña gubernamental está calando y quienes no disponen de trabajo esperan ese nuevo PER anunciado. Habrán observado que desde hace un par de décadas Andalucía y Extremadura tienen las tasas más altas de paro de toda España y el crecimiento económico más débil, pero que la gente está cubierta por los subsidios, complementados por chapucillas y trabajo negro y se va tirando y no falta para diversión como veremos en la próxima Feria de Abril.

Supongo que una parte sustancial de los españoles esperan que ese PER o similar que se va a extender por el resto de España en forma de subsidio de paro, permita una situación similar y con algún currele mas o menos explícito ir aguantando.

Reconozco mi pesimismo y creo que el panorama es muy inquietante y no por el paro en si, sino por la forma en que este país parece tomarse la situación. Con el doble de paro de la UE, con un gasto público insostenible incluso a corto plazo, con unas pensiones cuya cuantía por lo menos, sino el sistema entero, está en una situación de peligroso desequilibrio, observamos que políticos y los mal llamados agentes sociales, en vez de tomar el toro por los cuernos, se dedican a templar gaitas y a tranquilizar al personal. No se trata de generar alarma, sino de exponer esta cruda realidad que, mucha gente, parece no alcanzar a ver.

Durante años hemos estado adormecidos, envueltos en ese “buenismo” estatalista de no hay que preocuparse que si viene mal dadas el “papá” estado te ayuda, olvidando que dicho “papi” opera con pólvora del rey, es decir, con nuestro dinero y nuestras posesiones. Así una sociedad adocenada, sigue pensando que, sí, la situación es mala, pero ¡bueno!, lo es en todo el mundo y, como le han vendido, el nuevo mesías Obama, descubrirá el ungüento amarillo para salvar la economía mundial. Que España no solo esté sufriendo por la recesión global sino por sus propios errores, no parece ser un mensaje que cale en el magín colectivo de la población que espera esa salvación etérea.

¿Qué va a ocurrir cuando descubramos que el rey está desnudo?, es decir que Obama no puede salvar a nadie que no colabore en ello, cuando ya el coste de todo lo que se está enterrando en políticas erróneas no pueda ser asumido con el brutal incremento de impuestos que se avecina, cuando nos vuelvan rebajar la calificación o cuando ya no haya préstamos porque no podemos devolver los intereses?.

Nuestra sociedad no parece preparada para grandes sacrificios, no está dispuesta a salir de esa comodidad laboral heredada del franquismo, tampoco al esfuerzo colectivo y baste como botón una encuesta reciente donde mas del 60% decía no estar dispuestos a bajarse el sueldo para evitar el paro. Esta sociedad acomodada, cobardona y egoísta tiene, además, la desgracia de carecer de un liderazgo firme, que la obligue a ese esfuerzo necesario y las pocas voces que se levantan avisando del desastre son tildadas de alarmistas y antipatriotas.

El futuro inminente no se presenta nada optimista, pero si se hiciese un esfuerzo por aunar las capacidades y potenciales de España para enfrentar la situación, habría una esperanza de salir de la crisis, pero con el estado anímico de la opinión pública y las actuaciones de los políticos, parece que tenemos crisis para rato, con las consecuencias sociales que ahora mismo son inimaginables pero que se atisban catastróficas.

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