La historia política, social y económica mundial está rodeada de grandes mitos, pero quizás ninguno es mayor y más falaz que el de que la izquierda defiende a los pobres y la derecha a los ricos.
Históricamente, incluso en los momentos de la revolución industrial, cuando aquel cambio radical generó tantos desfases económicos y sociales, la incipiente izquierda tuvo poco que ver con la protección de los más débiles, por no hablar de los anteriores siglos, donde solo la Iglesia salía en defensa de los menesterosos. En el siglo XIX serían personas individuales y siempre, cosa que se olvida con gran frecuencia, la Iglesia católica quienes denunciarían los excesos de aquel capitalismo decimonónico y serían gobiernos conservadores, como el de Bismarck, los que iniciarían los programas de protección social.
Cuando los comunistas llegaron al poder, no se puede decir que favorecieran a trabajadores o a las incipientes clases medias pues tanto en la Rusia de Lenin o la Hungría de Bela Kun, a los primeros se les forzaba a horas y horas de trabajo para ayudar al triunfo de la revolución y a las clases medias se las exterminaba por “contrarrevolucionarios”, llegándose al extremo de que el gran héroe soviético fue el famoso Stajanov y sus toneladas de metal producidas, creándose la figura del stajanovista y ¡ay! del que no trabajara hasta caer exhausto, ese era el paraíso obrero.
Respecto a los socialistas hay que reconocer que cuando llegaron al gobierno como en Alemania, Francia o Reino Unido, en éste tras la S.G.M., implantaron una serie de medidas sociales, como la gratuidad en la medicina, educación o vacaciones, algunas ya establecidas pero que ampliaron a otros colectivos. Sin embargo no solo fueron los socialistas quienes establecieron esos sistemas de protección, también la Italia fascista o la Alemania nazi tuvieron una cobertura social amplia, sin olvidarnos de la España de Franco, pues no fue Felipe González, contra lo que muchas veces se nos ha querido hacer creer, quién implantó la seguridad social, por ejemplo, sino el gobierno de Franco. Pero si esas medidas sociales no solo fueron establecidas por el socialismo, lo que si se implantó fue la tremenda corrupción que desde 1945 ha acompañado a la mayoría de los gobiernos socialistas europeos, corrupción que se acentuó desde los años ’80. Quienes se proclamaban defensores de trabajadores y clases medias se convirtieron en los mayores defensores del gran capital, cuando no participantes en el mismo. Por no remontarnos muy lejos recordemos al italiano Craxi que acabó exiliado en Túnez para no terminar entre rejas o al francés Fabius implicado hasta las cejas en la corrupción de la sangre contaminada, a cierto político alemán suicidado en la bañera o un canciller, Schröeder, que no dudó en usar su cargo para favorecer a un consorcio germano-ruso en la construcción de un oleoducto, consorcio del que, por cierto, es ahora directivo.
Y si por Europa la corrupción socialista ha sido continua que decir de España, desde González en temas como “mi hermano” de Alfonso Guerra, el famoso Mystère, el uso del Azor, Flick y Flock, el AVE, la Expo, el GAL, etc. Corrupciones que siguen con el actual gobierno de Rodríguez y si no recordemos Marbella, los viajes a Londres, la piscina climatizada, el palacio remodelado, el apartamento de Pepino y otras muchas mas.
Pero quizás lo mas grave es que a esta corrupción le acompaña una falta de voluntad en defender a quienes dicen que lo hacen, es decir a trabajadores y clases medias. Si ya bajo el gobierno de González acabamos con una inflación de caballo, el verdadero impuesto de los más débiles y con un número de parados abrumador, bajo Rodríguez vamos camino de batir todos los record. Es cierto que el gobierno no es culpable de la crisis actual, pero si de no tomar las medidas oportunas para paliarla y, anteriormente, no haber actuado para cambiar la estructura económica de España. Ellos que tanto se quejaban del ladrillo y el turismo como motores de la economía siguieron fomentándolo, sin tomar medidas para diversificar el modelo, mas bien apoyando a los grandes magnates de la construcción a través de la famosa Oficina Económica de Moncloa y de los ínclitos Sebastián y Arenillas. No solo es mentira que protegiesen a los mas débiles económicamente, sino que la presión fiscal en los cuatro años de su gobierno se incrementó en mas de dos puntos, que la aportación de las rentas del trabajo a la riqueza nacional bajo del 50% al 48% y, viceversa, la del capital subió del 50% al 52%. Que solo se han “protegido” las bolsas de votos, como en Andalucía vía PER y que ese y otros parasitismos lo pagan, esencialmente, los trabajadores ya que las grandes fortunas eluden los impuestos vía SICAV y otros elementos financieros.
No es verdad que el socialismo defienda a los “pobres” pues hace bien poco en el show de Rodiezmo, el ínclito Presidente dijo ante su muy roja audiencia que no habría ayudas para aquellos empresarios que habían ganado tanto dinero con operaciones no siempre claras: aplausos de la hinchada, pero ¿qué opinan esos seguidores cuando a menos de 48 horas y en el Congreso , Rodríguez dice que la única medida nueva es inyectar 3.000 millones de euros a las, hacía pocas horas, denostadas empresas?.¿Qué dicen los seguidores del PSOE ante las medidas anticrisis como fomentar las obras públicas o convertir en alquilables las viviendas que los promotores tiene en stock, todo con ayuda estatal, es decir con nuestro dinero?.
Creo que como muestra bastan estos botones, a lo que se podría añadir que las dos peores economías de Europa son el Reino Unido y España casualmente, gobernadas por partidos socialistas.
Históricamente, incluso en los momentos de la revolución industrial, cuando aquel cambio radical generó tantos desfases económicos y sociales, la incipiente izquierda tuvo poco que ver con la protección de los más débiles, por no hablar de los anteriores siglos, donde solo la Iglesia salía en defensa de los menesterosos. En el siglo XIX serían personas individuales y siempre, cosa que se olvida con gran frecuencia, la Iglesia católica quienes denunciarían los excesos de aquel capitalismo decimonónico y serían gobiernos conservadores, como el de Bismarck, los que iniciarían los programas de protección social.
Cuando los comunistas llegaron al poder, no se puede decir que favorecieran a trabajadores o a las incipientes clases medias pues tanto en la Rusia de Lenin o la Hungría de Bela Kun, a los primeros se les forzaba a horas y horas de trabajo para ayudar al triunfo de la revolución y a las clases medias se las exterminaba por “contrarrevolucionarios”, llegándose al extremo de que el gran héroe soviético fue el famoso Stajanov y sus toneladas de metal producidas, creándose la figura del stajanovista y ¡ay! del que no trabajara hasta caer exhausto, ese era el paraíso obrero.
Respecto a los socialistas hay que reconocer que cuando llegaron al gobierno como en Alemania, Francia o Reino Unido, en éste tras la S.G.M., implantaron una serie de medidas sociales, como la gratuidad en la medicina, educación o vacaciones, algunas ya establecidas pero que ampliaron a otros colectivos. Sin embargo no solo fueron los socialistas quienes establecieron esos sistemas de protección, también la Italia fascista o la Alemania nazi tuvieron una cobertura social amplia, sin olvidarnos de la España de Franco, pues no fue Felipe González, contra lo que muchas veces se nos ha querido hacer creer, quién implantó la seguridad social, por ejemplo, sino el gobierno de Franco. Pero si esas medidas sociales no solo fueron establecidas por el socialismo, lo que si se implantó fue la tremenda corrupción que desde 1945 ha acompañado a la mayoría de los gobiernos socialistas europeos, corrupción que se acentuó desde los años ’80. Quienes se proclamaban defensores de trabajadores y clases medias se convirtieron en los mayores defensores del gran capital, cuando no participantes en el mismo. Por no remontarnos muy lejos recordemos al italiano Craxi que acabó exiliado en Túnez para no terminar entre rejas o al francés Fabius implicado hasta las cejas en la corrupción de la sangre contaminada, a cierto político alemán suicidado en la bañera o un canciller, Schröeder, que no dudó en usar su cargo para favorecer a un consorcio germano-ruso en la construcción de un oleoducto, consorcio del que, por cierto, es ahora directivo.
Y si por Europa la corrupción socialista ha sido continua que decir de España, desde González en temas como “mi hermano” de Alfonso Guerra, el famoso Mystère, el uso del Azor, Flick y Flock, el AVE, la Expo, el GAL, etc. Corrupciones que siguen con el actual gobierno de Rodríguez y si no recordemos Marbella, los viajes a Londres, la piscina climatizada, el palacio remodelado, el apartamento de Pepino y otras muchas mas.
Pero quizás lo mas grave es que a esta corrupción le acompaña una falta de voluntad en defender a quienes dicen que lo hacen, es decir a trabajadores y clases medias. Si ya bajo el gobierno de González acabamos con una inflación de caballo, el verdadero impuesto de los más débiles y con un número de parados abrumador, bajo Rodríguez vamos camino de batir todos los record. Es cierto que el gobierno no es culpable de la crisis actual, pero si de no tomar las medidas oportunas para paliarla y, anteriormente, no haber actuado para cambiar la estructura económica de España. Ellos que tanto se quejaban del ladrillo y el turismo como motores de la economía siguieron fomentándolo, sin tomar medidas para diversificar el modelo, mas bien apoyando a los grandes magnates de la construcción a través de la famosa Oficina Económica de Moncloa y de los ínclitos Sebastián y Arenillas. No solo es mentira que protegiesen a los mas débiles económicamente, sino que la presión fiscal en los cuatro años de su gobierno se incrementó en mas de dos puntos, que la aportación de las rentas del trabajo a la riqueza nacional bajo del 50% al 48% y, viceversa, la del capital subió del 50% al 52%. Que solo se han “protegido” las bolsas de votos, como en Andalucía vía PER y que ese y otros parasitismos lo pagan, esencialmente, los trabajadores ya que las grandes fortunas eluden los impuestos vía SICAV y otros elementos financieros.
No es verdad que el socialismo defienda a los “pobres” pues hace bien poco en el show de Rodiezmo, el ínclito Presidente dijo ante su muy roja audiencia que no habría ayudas para aquellos empresarios que habían ganado tanto dinero con operaciones no siempre claras: aplausos de la hinchada, pero ¿qué opinan esos seguidores cuando a menos de 48 horas y en el Congreso , Rodríguez dice que la única medida nueva es inyectar 3.000 millones de euros a las, hacía pocas horas, denostadas empresas?.¿Qué dicen los seguidores del PSOE ante las medidas anticrisis como fomentar las obras públicas o convertir en alquilables las viviendas que los promotores tiene en stock, todo con ayuda estatal, es decir con nuestro dinero?.
Creo que como muestra bastan estos botones, a lo que se podría añadir que las dos peores economías de Europa son el Reino Unido y España casualmente, gobernadas por partidos socialistas.
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