Se han cumplido 11 años del bestial asesinato de Miguel Ángel Blanco y ese aniversario, prácticamente, ha pasado desapercibido en lo que se refiere a la realización de actos de homenaje y recuerdo, salvo por sus excompañeros del PP. Las palabras de su hermana Mari Mar, tanto en el Congreso del PP vasco como en la escuela de verano de FAES han estado llenas de dignidad y firmeza. Tiene mucha razón cuando habla de que el culpable de que las victimas se sientan solas la tiene el Presidente Rodríguez.
Es triste, lamentable y preocupante que lo que fue una verdadera rebelión cívica contra los asesinos, a los que por primera vez se puso contra las cuerdas, se haya diluido. Todavía podemos recordar las imágenes de la policía vasca teniendo que proteger a los batasunos a los que la multitud llamaba asesinos. Todavía recordamos, en mi caso con satisfacción, las caras cobardes y desencajadas de la escoria proetarra que tuvo que ser protegida por la policía vasca ante la ira ciudadana. Junto a esa gran revuelta popular, el gobierno de Aznar, con gran firmeza y energía, primero no cedió al chantaje, pese a lo doloroso que fue aquella muerte y a continuación lanzó la gran ofensiva judicial, policial e internacional para acorralar a ETA, de forma y manera que cuando dejó el poder en 2004, los terroristas estaban en situación casi de total derrota. Privados de apoyos económicos, cada vez con menos apoyo social y diezmados por las fuerzas del orden, parecía cuestión de tiempo su final, pero…. apareció Rodríguez y su gobierno, dando aliento a los asesinos y a sus cómplices al aceptar una falsa tregua, que permitió rearmarse a los asesinos y recaudar dinero, no solo con el habitual chantaje sino que el gobierno del PSOE permitió a los proetarras acceder a los órganos de gobierno del País Vasco y, con ello, a la financiación y a la información. No contento con esas cesiones, Rodríguez pactó con los asesinos, engañando a los españoles, llegando, prácticamente, a darle todo lo que pedían, mientras ninguneaba a las victimas del terrorismo a las que el mamporrero y uno de los exponentes rosas del Presidente, Peces Barbas, les espetaba que deberían hacer concesiones dolorosas, mientras De Juana gozaba en el hospital de condiciones sibaríticas con sexo incluido, claro que para el miserable Presidente era “un hombre de paz”, ¡un asesino con 25 muertes a su espalda!.
Pero lo mas triste no es que el abyecto gobierno pactara con los asesinos, el problema es que una gran parte de la población le siguió en esa deriva cobarde, deriva iniciada el 11M, demostrando que una parte de la población española estaba moralmente carcomida e infectada de una cobardía que la llevaba a justificar las maniobras gubernamentales. Pese a la demostración de que ETA no quería la paz, el gobierno siguió insistiendo hasta que no le quedó otro remedio que rectificar, pero..¿ha rectificado de verdad?, personalmente lo dudo y los ejemplos son múltiples desde las tonterías de las “mociones morales” a la débil respuesta ante el desafío del Presidente vasco, sin atreverse a imponer el artículo 155 de la Constitución ante el desafío separatista.
Por todo ello, no es raro que el llamado Espíritu de Ermua esté liquidado, siendo el ejemplo mas claro el alcalde de la localidad, Sr. Totorica que si hace 11 años fue el abanderado de la reacción social, se ha plegado al nuevo estilo de Rodríguez hasta el extremo de querer despojar del nombre Ermua a las victimas, miserable traición de otro cobarde pesebrista. Pero no es el único, hoy leemos en la prensa que los socialistas y comunistas de Coslada y algún otro pueblo de la Comunidad madrileña se niegan a homenajear al asesinado, lógica reacción de los aliados objetivos de los asesinos.
El Sr. Rodríguez ha perdido el culo, perdóneseme la expresión vulgar, en hacerse la foto con la Sra. Betancourt, pero no tiene un minuto para reunirse con las victimas españolas del terrorismo, probablemente porque sus amigos proetarras se disgustarían.
Pese a la desmemoria de una parte de la sociedad, otros muchos no olvidamos los crímenes etarras ni, tampoco, los apoyos políticos del socialismo rodrigueril y, es de esperar, que en próximas citas electorales recordemos claramente quién traiciona a las victimas y, por ende a España y se les castigue en las urnas como se merecen para que desaparezcan del panorama político español, de forma y manera que los Miguel Ángel, Pagazartundúa y muchos mas no sean olvidados y si respetados como merecen los héroes muertos por la dignidad y libertad de España.
Es triste, lamentable y preocupante que lo que fue una verdadera rebelión cívica contra los asesinos, a los que por primera vez se puso contra las cuerdas, se haya diluido. Todavía podemos recordar las imágenes de la policía vasca teniendo que proteger a los batasunos a los que la multitud llamaba asesinos. Todavía recordamos, en mi caso con satisfacción, las caras cobardes y desencajadas de la escoria proetarra que tuvo que ser protegida por la policía vasca ante la ira ciudadana. Junto a esa gran revuelta popular, el gobierno de Aznar, con gran firmeza y energía, primero no cedió al chantaje, pese a lo doloroso que fue aquella muerte y a continuación lanzó la gran ofensiva judicial, policial e internacional para acorralar a ETA, de forma y manera que cuando dejó el poder en 2004, los terroristas estaban en situación casi de total derrota. Privados de apoyos económicos, cada vez con menos apoyo social y diezmados por las fuerzas del orden, parecía cuestión de tiempo su final, pero…. apareció Rodríguez y su gobierno, dando aliento a los asesinos y a sus cómplices al aceptar una falsa tregua, que permitió rearmarse a los asesinos y recaudar dinero, no solo con el habitual chantaje sino que el gobierno del PSOE permitió a los proetarras acceder a los órganos de gobierno del País Vasco y, con ello, a la financiación y a la información. No contento con esas cesiones, Rodríguez pactó con los asesinos, engañando a los españoles, llegando, prácticamente, a darle todo lo que pedían, mientras ninguneaba a las victimas del terrorismo a las que el mamporrero y uno de los exponentes rosas del Presidente, Peces Barbas, les espetaba que deberían hacer concesiones dolorosas, mientras De Juana gozaba en el hospital de condiciones sibaríticas con sexo incluido, claro que para el miserable Presidente era “un hombre de paz”, ¡un asesino con 25 muertes a su espalda!.
Pero lo mas triste no es que el abyecto gobierno pactara con los asesinos, el problema es que una gran parte de la población le siguió en esa deriva cobarde, deriva iniciada el 11M, demostrando que una parte de la población española estaba moralmente carcomida e infectada de una cobardía que la llevaba a justificar las maniobras gubernamentales. Pese a la demostración de que ETA no quería la paz, el gobierno siguió insistiendo hasta que no le quedó otro remedio que rectificar, pero..¿ha rectificado de verdad?, personalmente lo dudo y los ejemplos son múltiples desde las tonterías de las “mociones morales” a la débil respuesta ante el desafío del Presidente vasco, sin atreverse a imponer el artículo 155 de la Constitución ante el desafío separatista.
Por todo ello, no es raro que el llamado Espíritu de Ermua esté liquidado, siendo el ejemplo mas claro el alcalde de la localidad, Sr. Totorica que si hace 11 años fue el abanderado de la reacción social, se ha plegado al nuevo estilo de Rodríguez hasta el extremo de querer despojar del nombre Ermua a las victimas, miserable traición de otro cobarde pesebrista. Pero no es el único, hoy leemos en la prensa que los socialistas y comunistas de Coslada y algún otro pueblo de la Comunidad madrileña se niegan a homenajear al asesinado, lógica reacción de los aliados objetivos de los asesinos.
El Sr. Rodríguez ha perdido el culo, perdóneseme la expresión vulgar, en hacerse la foto con la Sra. Betancourt, pero no tiene un minuto para reunirse con las victimas españolas del terrorismo, probablemente porque sus amigos proetarras se disgustarían.
Pese a la desmemoria de una parte de la sociedad, otros muchos no olvidamos los crímenes etarras ni, tampoco, los apoyos políticos del socialismo rodrigueril y, es de esperar, que en próximas citas electorales recordemos claramente quién traiciona a las victimas y, por ende a España y se les castigue en las urnas como se merecen para que desaparezcan del panorama político español, de forma y manera que los Miguel Ángel, Pagazartundúa y muchos mas no sean olvidados y si respetados como merecen los héroes muertos por la dignidad y libertad de España.
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