El evento celebrado en Sydney hace breves días, ha representado un verdadero aldabonazo del catolicismo. Algunos observadores pensaban que las Jornadas iban a ser un cierto fiasco debido a la distancia, la tremenda secularización de la sociedad australiana en general y, sobre todo, de los habitantes de la cosmopolita Sydney y de que la juventud “pasaba” de religión. Otros consideraban que el Papa, por usar un concepto taurino, haría una faena de aliño o, por decirlo de otra manera, sería políticamente correcto y no profundizaría en temas difíciles. Como era de esperar, ambas posiciones se equivocaron, mas de 150.000 jóvenes llegaron del extranjero pese a la distancia, lo caro del viaje y la crisis económica. Mas de 100.000 jóvenes australianos participaron y, también, la propia población de Sydney, llegando a cerca de 500.000 personas quienes esperaban al Pontífice a su llegada al muelle de la ciudad que acabó rendida a esos jóvenes y a sus pastores, que generaron durante los días del evento, un ambiente de alegría y felicidad no artificial, hasta el extremo que el propio jefe de policía de la zona dejó constancia de haber sido los días mas tranquilos en mucho tiempo y sin un solo incidente. El comportamiento de los jóvenes fue ejemplar tanto en sus manifestaciones públicas como en los eventos en zonas más o menos cerradas.
Otro tema a destacar es el exquisito comportamiento de las más altas autoridades tanto de la Federación australiana como del estado de Nueva Gales del Sur, estado donde se encuentra Sydney, y de la propia ciudad. La deferencia del Primer Ministro federal, el laborista Ruud, para con el Papa, así como sus palabras de afecto enmarcan la actitud de un caballero y digno líder de la gran nación. Mas allá fue el Primer Ministro del estado de Nueva Gales del Sur que participó en algunas de las marchas de los jóvenes, todo ello contribuyó a un ambiente afable y respetuoso, al que acabó rindiéndose el conjunto de la ciudad de Sydney. Es verdad, que siempre hay algún “patoso” cuyo odio a la Iglesia le hace ser un tanto ridículo, como ese grupúsculo de unas 50 personas que al paso de una de las marchas lanzó preservativos a la misma, ellos mismos se definen y no hay que perder el tiempo con esas pobres almas salvo rogar a Dios por ellas.
¿Y el Papa?, ¿fue políticamente correcto?, pues, obviamente no. Sin dejarse llevar por esa teoría de que a los jóvenes no hay que meterles en profundidades teológicas, pues se aburren, les “arreó” con el Espíritu Santo, sin lugar a dudas el misterio que mas nos intriga y se nos hace difícil de comprender a los católicos. Pues el Papa ni se amilanó y lo convirtió en el centro de sus mensajes australianos. Junto a ello o, mas bien, emanando de ese tema central, les pidió compromiso, habló, sin recato, del aborto con aquellas bellas palabras sobre el vientre materno y no escurrió el bulto ante los problemas del momento, como los medio ambientales, aunque siempre, lógicamente, poniendo al hombre por delante. Animó a los jóvenes a ser los verdaderos “líderes” para cambiar el mundo y éstos no “pasaron” de su Pastor, culminando con el estallido de alegría de los peregrinos españoles cuando se anunció que las próximas Jornadas serían en Madrid.
Tampoco, como ya hizo en EE.UU., escurrió el bulto sobre la pederastia de algunos sacerdotes, pidió perdón y ratificó lo ya expuesto otras veces sobre las medidas a tomar y el castigo, al mismo tiempo que se reunía con algunas de las victimas. Lógicamente, este tema fue el que mas interesó a esa prensa buitre siempre dispuesta al ataque a la Iglesia en sus debilidades, olvidando su propia viga y la de otros, ya que, ni mucho menos, la pederastia es mayor, desde luego es muy inferior, entre los sacerdotes que en otros grupos sociales, periodistas incluidos, pero ya sabemos de que va la progresía andante.
En definitiva, una vez mas, como en otras Jornadas anteriores, se ha demostrado que hay una juventud sana, sacrificada y entusiasta que coadyuva, juntos sus pastores, a un mundo mejor y ello sin alharacas ni falsos planteamientos, sin mojigaterías y si con la ayuda del Espíritu Santo, verdadero “superstar” de estas hermosas Jornadas en las antípodas.
Otro tema a destacar es el exquisito comportamiento de las más altas autoridades tanto de la Federación australiana como del estado de Nueva Gales del Sur, estado donde se encuentra Sydney, y de la propia ciudad. La deferencia del Primer Ministro federal, el laborista Ruud, para con el Papa, así como sus palabras de afecto enmarcan la actitud de un caballero y digno líder de la gran nación. Mas allá fue el Primer Ministro del estado de Nueva Gales del Sur que participó en algunas de las marchas de los jóvenes, todo ello contribuyó a un ambiente afable y respetuoso, al que acabó rindiéndose el conjunto de la ciudad de Sydney. Es verdad, que siempre hay algún “patoso” cuyo odio a la Iglesia le hace ser un tanto ridículo, como ese grupúsculo de unas 50 personas que al paso de una de las marchas lanzó preservativos a la misma, ellos mismos se definen y no hay que perder el tiempo con esas pobres almas salvo rogar a Dios por ellas.
¿Y el Papa?, ¿fue políticamente correcto?, pues, obviamente no. Sin dejarse llevar por esa teoría de que a los jóvenes no hay que meterles en profundidades teológicas, pues se aburren, les “arreó” con el Espíritu Santo, sin lugar a dudas el misterio que mas nos intriga y se nos hace difícil de comprender a los católicos. Pues el Papa ni se amilanó y lo convirtió en el centro de sus mensajes australianos. Junto a ello o, mas bien, emanando de ese tema central, les pidió compromiso, habló, sin recato, del aborto con aquellas bellas palabras sobre el vientre materno y no escurrió el bulto ante los problemas del momento, como los medio ambientales, aunque siempre, lógicamente, poniendo al hombre por delante. Animó a los jóvenes a ser los verdaderos “líderes” para cambiar el mundo y éstos no “pasaron” de su Pastor, culminando con el estallido de alegría de los peregrinos españoles cuando se anunció que las próximas Jornadas serían en Madrid.
Tampoco, como ya hizo en EE.UU., escurrió el bulto sobre la pederastia de algunos sacerdotes, pidió perdón y ratificó lo ya expuesto otras veces sobre las medidas a tomar y el castigo, al mismo tiempo que se reunía con algunas de las victimas. Lógicamente, este tema fue el que mas interesó a esa prensa buitre siempre dispuesta al ataque a la Iglesia en sus debilidades, olvidando su propia viga y la de otros, ya que, ni mucho menos, la pederastia es mayor, desde luego es muy inferior, entre los sacerdotes que en otros grupos sociales, periodistas incluidos, pero ya sabemos de que va la progresía andante.
En definitiva, una vez mas, como en otras Jornadas anteriores, se ha demostrado que hay una juventud sana, sacrificada y entusiasta que coadyuva, juntos sus pastores, a un mundo mejor y ello sin alharacas ni falsos planteamientos, sin mojigaterías y si con la ayuda del Espíritu Santo, verdadero “superstar” de estas hermosas Jornadas en las antípodas.
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