Los pasados días nos han traído una serie de acontecimientos cuyo resultado solo podemos catalogar de victorias islámicas. El primero y más importante ha sido el intercambio, entre Israel e Hizbullah, de cuatro asesinos terroristas vivos y doscientos y pico terroristas muertos por dos soldados israelíes muertos. Entre los asesinos está Kuntar, una de cuyas hazañas fue machacarle, a sangre fría, la cabeza a una niña de 4 años. Pues bien, esta escoria ha sido recibida como héroes por una parte importante del pueblo libanés, los palestinos, en medio de besos y abrazos de los miembros del gobierno libanés y, como un gran éxito, por el líder terrorista Nasrallá. Enferma, muy enferma está la sociedad árabe en general y la libanesa en particular cuando recibe como un héroe a un asesino de niños, pero esa es la realidad y frente a ella Israel ha demostrado una gran debilidad al transgredir algunos de los principios que firmemente había mantenido: no se negocia con terroristas, no se hace sobre muertos y no se excarcela a los terroristas con delitos de sangre. Es verdad que el estado de Israel se enorgullece de nunca abandonar, vivos o muertos, a sus soldados y que la ley hebrea exige que se de sepultura a todos los muertos, pero habría que valorar si el precio pagado no es demasiado alto, pues a partir de ahora los terroristas van a lanzarse al secuestro para intercambiar israelíes por terroristas. Ya lo ha advertido Hamás respecto al soldado que mantiene retenido. Pero no solo es grave el precedente por lo anterior, quizás sea mas preocupante el hecho de que Hizbullah no solo puede presumir de haber derrotado por las armas a Israel, sino políticamente y eso abre peligrosas expectativas para Israel y para todo occidente.
El segundo evento ha sido la Conferencia para el Diálogo Interreligioso celebrado en Madrid bajo los auspicios del sátrapa saudí rey Abdalá, con la copresidencia del inquilino de La Zarzuela y el entusiasmo del Presidente Rodríguez. Resulta incomprensible que se tenga la desfachatez de auspiciar una conferencia sobre el tema cuando en el país del que es amo Abdalá no se permite ninguna otra religión, ninguna exhibición pública de cualquiera que no sea el Islam y que la apostasía se paga con la muerte. Por supuesto, por no hablar de la ausencia de derechos humanos, el trato a las mujeres, ¡atenta Bibi!, a los homosexuales, ¡cuidado Zerolo!, etc., pues bien, muy complacientemente, nuestro gobierno ha copatrocinado el evento, pagando una parte de los fastos y le ha dado un aldabonazo político con la aquiescencia del actual Borbón. Es verdad que no deberíamos sorprendernos de los entusiasmos de nuestra testa coronada por el Islam, recordemos como hace unos días en las Escuelas Aguirre usurpadas por el ínclito alcalde Gallardón para travestirlas en Casa Árabe, el descendiente de Felipe V expresó en un discurso su entusiasmo por el Islam, claro que no son nuevas esas querencias, solo hay que recordar los besos y abrazos con el asesino de Hassan II y, posteriormente, con su hijo Mohammed, así como sus buenas relaciones con el ya mencionado Abdalá y toda la cohorte de tiranuelos de la zona del Golfo. En verdad que la clase dirigente española nunca ha podido caer tan baja y los sátrapas estar tan altos.
El tercer acontecimiento es la reunión de la Unión por el Mediterráneo, ese engendro francés apoyado en el casi olvidado concierto de Barcelona, que tan poco interesa a la mayoría de Europa, salvo a Sarkozy en su nueva política de reactivar el peso de Francia en el Norte de África y Oriente Medio. Para vender sus armas y centrales nucleares a Libia, Argelia, etc. se inventa esta “unión” donde, como siempre, los europeos pondremos los euros para que los tiranos del otro lado del Mediterráneo, musulmanes, ¡claro está!, se los embolsen. No se sabe muy bien para que va a servir en general, pero eso no importa, siempre que sea a mejor gloria del business y la política de París, quién no duda en nombrar copresidente a un demócrata de toda la vida: Hosni Mubarak, Presidente de Egipto. Por si tanta tontuna no fuese suficiente, el líder galo se empeña en abrir las puertas a la tiranía siria y no se le ocurre otra cosa que invitar a la Fiesta el 14 de Julio al Presidente Assad en medio de la “alegría” de las fuerzas armadas francesas que recuerdan como el padre del actual tirano, otro asesino, fue el responsable de la muerte de un gran número de soldados galos y norteamericanos en el Beirut de los `80. Con ello se consuma otra rendición de occidente y demuestra que el terror tiene la capacidad de poner de rodillas a esta Europa acobardada y sin principios salvo los económicos.
El último hecho es la reunión entre la UE e Irán para conseguir que el régimen teocrático suspenda sus experimentos nucleares. Para ello, la UE está decidida a darles, ¡otra vez!, el dinero de los europeos para que con el mismo sigan financiando a los terroristas. El pobre Solana, patético personaje, vuelve a dirigirse, esta vez a Ginebra, a reírle las barbaridades a los iraníes que, por supuesto, han dicho que de renunciar a lo nuclear nada de nada y Europa, esta vez, sorprendentemente, con un cierto apoyo de EE.UU., sigue ofreciendo más y más beneficios a los imanes del terror.
Estos cuatro hechos explican por si solos la debilidad, tanto moral como ideología, intelectual y defensiva, de occidente, siempre dispuesta a ceder ante las imposiciones islámicas, sin querer comprender que a los tiranos solo se les frena con firmeza y no con cesiones. Europa, ¿recuerdas a los nazis?.
El segundo evento ha sido la Conferencia para el Diálogo Interreligioso celebrado en Madrid bajo los auspicios del sátrapa saudí rey Abdalá, con la copresidencia del inquilino de La Zarzuela y el entusiasmo del Presidente Rodríguez. Resulta incomprensible que se tenga la desfachatez de auspiciar una conferencia sobre el tema cuando en el país del que es amo Abdalá no se permite ninguna otra religión, ninguna exhibición pública de cualquiera que no sea el Islam y que la apostasía se paga con la muerte. Por supuesto, por no hablar de la ausencia de derechos humanos, el trato a las mujeres, ¡atenta Bibi!, a los homosexuales, ¡cuidado Zerolo!, etc., pues bien, muy complacientemente, nuestro gobierno ha copatrocinado el evento, pagando una parte de los fastos y le ha dado un aldabonazo político con la aquiescencia del actual Borbón. Es verdad que no deberíamos sorprendernos de los entusiasmos de nuestra testa coronada por el Islam, recordemos como hace unos días en las Escuelas Aguirre usurpadas por el ínclito alcalde Gallardón para travestirlas en Casa Árabe, el descendiente de Felipe V expresó en un discurso su entusiasmo por el Islam, claro que no son nuevas esas querencias, solo hay que recordar los besos y abrazos con el asesino de Hassan II y, posteriormente, con su hijo Mohammed, así como sus buenas relaciones con el ya mencionado Abdalá y toda la cohorte de tiranuelos de la zona del Golfo. En verdad que la clase dirigente española nunca ha podido caer tan baja y los sátrapas estar tan altos.
El tercer acontecimiento es la reunión de la Unión por el Mediterráneo, ese engendro francés apoyado en el casi olvidado concierto de Barcelona, que tan poco interesa a la mayoría de Europa, salvo a Sarkozy en su nueva política de reactivar el peso de Francia en el Norte de África y Oriente Medio. Para vender sus armas y centrales nucleares a Libia, Argelia, etc. se inventa esta “unión” donde, como siempre, los europeos pondremos los euros para que los tiranos del otro lado del Mediterráneo, musulmanes, ¡claro está!, se los embolsen. No se sabe muy bien para que va a servir en general, pero eso no importa, siempre que sea a mejor gloria del business y la política de París, quién no duda en nombrar copresidente a un demócrata de toda la vida: Hosni Mubarak, Presidente de Egipto. Por si tanta tontuna no fuese suficiente, el líder galo se empeña en abrir las puertas a la tiranía siria y no se le ocurre otra cosa que invitar a la Fiesta el 14 de Julio al Presidente Assad en medio de la “alegría” de las fuerzas armadas francesas que recuerdan como el padre del actual tirano, otro asesino, fue el responsable de la muerte de un gran número de soldados galos y norteamericanos en el Beirut de los `80. Con ello se consuma otra rendición de occidente y demuestra que el terror tiene la capacidad de poner de rodillas a esta Europa acobardada y sin principios salvo los económicos.
El último hecho es la reunión entre la UE e Irán para conseguir que el régimen teocrático suspenda sus experimentos nucleares. Para ello, la UE está decidida a darles, ¡otra vez!, el dinero de los europeos para que con el mismo sigan financiando a los terroristas. El pobre Solana, patético personaje, vuelve a dirigirse, esta vez a Ginebra, a reírle las barbaridades a los iraníes que, por supuesto, han dicho que de renunciar a lo nuclear nada de nada y Europa, esta vez, sorprendentemente, con un cierto apoyo de EE.UU., sigue ofreciendo más y más beneficios a los imanes del terror.
Estos cuatro hechos explican por si solos la debilidad, tanto moral como ideología, intelectual y defensiva, de occidente, siempre dispuesta a ceder ante las imposiciones islámicas, sin querer comprender que a los tiranos solo se les frena con firmeza y no con cesiones. Europa, ¿recuerdas a los nazis?.
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