El debate sobre educación está alcanzando un nivel sin precedentes en nuestro país. Tras las innumerables reformas de la misma y siempre con un resultado negativo, tras los informes que nos colocan a la cola de Europa, llega la LOGSE con su displicencia y escaso rigor académico y, para rematarlo nos quieren colocar una asignatura llamada “Educación para la Ciudadanía” que, por lo que vamos sabiendo, no es ni educativa ni forma ciudadanos. Ciertos sectores acusan al gobierno de querer imponer esta asignatura como una de las cabeceras del proyecto laicista y neototalitario del PSOE. Sin embargo, creo que están equivocados, la EpC se puede imponer porque se lleva haciendo una labor de zapa de los valores democráticos desde el inicio de la Transición. Esto, “a priori”, puede parecer una aberración, pues, ¿no trajo la Transición el paso del autoritarismo a la democracia?, formalmente si, pero en la práctica se permitieron diversas brechas a través de las cuales se fue filtrando un nuevo modelo de autoritarismo, con dos patas: el nacionalista y el antioccidental. Los muchos años de aislamiento de España respecto al mundo desarrollado, recordemos que nuestros únicos amigos eran los sátrapas árabes y alguna dictadura latinoamericana, ¡por cierto!, ¿no se asemeja a la actualidad?, decía que ese aislamiento nos hacía desconocer la realidad profunda mas allá de nuestras fronteras y solo nos quedábamos con algunos clichés, esencialmente relacionados con las libertades, así, vagamente y con la democracia, también muy ambiguamente. Creíamos que unas elecciones cada cierto tiempo, una supuesta libertad de prensa y creadora, que se reducía a poner a caldo al antiguo régimen y a que proliferara “el destape”, era lo que en Europa y otros países se entendía por libertad y democracia. El problema es que la realidad era muy distinta, porque la democracia no era acabar con Montesquieu como Guerra quería, sino lo contrario, no era acaparar todo el poder: político, social y económico como se hizo sobre todo en la época de Felipe González, no era acabar con los valores “reaccionarios” sin ser capaces de sustituirlos por otros y no era entregar las conciencias de la gente, sobre todo de los mas jóvenes y maleables, al control de los “nacionalistas” ya fuesen catalanes o vascos y, posteriormente, a los gallegos. Sin embargo eso es lo que ocurrió y los subsiguiente gobiernos de Aznar no pudieron o quisieron, enfrentar ese problema, permitiendo que la educación estatal quedara en manos de una sola facción ideológica, la “progresista” que, perdidas sus referencias comunistas por el derrumbe de dicha ideología, se fue labrando unas nuevas basadas en el pensamiento débil, el relativismo, el anticatolicismo, el antioccidentalismo y el apoyo nostálgico a sátrapas decrépitos como Castro o a sus nuevos discípulos venezolano o boliviano, por no olvidar que ese anticoocidentalismo adquiría su cara mas repugnante en el antisemitismo y el antiamericanismo.Toda la ideología se basaba, esencialmente en “antis” y poco, muy poco, por no decir nada, en la creación de un nuevo “corpus ideológico”. Frente a esta concepción, la derecha española demostraba, una vez mas, su melindrosidad a la hora del debate ideológico y cultural, incapaz de formular una defensa firme de los valores cristianos y occidentales y ser capaz de exponerlos en el mundo cultural, educativo y de la información. Lejos de ello se siguió financiando al rival y permitiéndole campar por sus respetos: así se apoyó a cineastas, escritores, productores y medios de comunicación “progresistas” mientras se marginaba a los ideológicamente libres, ya que cercanos no tenía ni uno. Se permitió que el cuerpo de profesores de los establecimientos públicos fuese dominado por las izquierdas, vía CC.OO y UGT y que incluso los estudiantes fuesen controlados en buena medida por PSOE e IU a través del Sindicato de Estudiantes. Frente a este panorama entreguista, la izquierda y sus aliados nacionalistas siguieron avanzando posiciones y solo hay que ver lo establecido en los diversos Estatutos en lo referente a estos aspectos, algunos de los cuales, como el andaluz o el canario lo ha votado el partido que se supone exponente de la libertad educativa y cultural: el PP, ¡gran absurdo y contradicción!. La llegada del Sr. Rodríguez al poder no ha hecho sino acelerar el proceso de descristianización y desoccidentalización de España y todo ello ante la inoperancia del mencionado PP, incapaz de articular una respuesta firme y sostenida ante la ofensiva de la izquierda. Esa situación ha obligado a que sea la sociedad, por lo menos esa parte que no quiere ser estatalizada, a ser la que confronte con el gobierno y sus aliados, la que con el apoyo de un sector de la Jerarquía Católica, no de toda ni mucho menos y de instituciones y organizaciones no partidistas, hagan frente a la ofensiva reaccionaria, porque el estatalismo, el laicismo y el pensamiento débil es la verdaderamente rancio, del PSOE, IU, nacionalistas, etc.. Lógicamente, el gobierno, con unos objetivos claros y convencido de sus fuerza, no cede y da una nueva vuelta de tuerca hacia ese proyecto estatalizador laicista con la EpC, cuyo objetivo es claramente el aleccionar a la juventud en esos principios antes comentados. Pero es la etapa casi final del proyecto, por ello digo que es la consecuencia y no la causa, no es, como muchos critican una nueva Formación del Espíritu Nacional franquista, ya que en ese régimen, lo recordamos bien quién éramos niños y nos tocó estudiarla, ni siquiera los profesores le daban importancia y ya en aquellos años no existía un verdadero proyecto de control educativo del franquismo, mas preocupado en su Plan de Estabilización, sus Planes de Desarrollo y sus intentos de ser homologado por Europa. Ahora no es así, el proyecto laicista y desvertebrador del PSOE es claro y sigue una línea ascendente, bien encuadrado por los nacionalistas y comunistas, como un proyecto estatista muy del gusto de la izquierda, que nunca ha creído en la libertad individual. Por ello, quienes creemos en la libertad y la democracia, verdadera, debemos enfrentarnos a todo el proyecto ideológico de los “progresistas” no solo a la EpC, ni por partes. Debemos articular un proyecto global en defensa de los valores que han hecho grande al individuo y que han plasmado las naciones mas avanzadas, democráticas y libres del mundo. |
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2 comentarios:
Ya queda menos para que acabemos todos vestidos al estilo Mao.
Me ha parecido ver la palabra Sr. al lado de Rodríguez... Es un lapsus ¿no?
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