Mañana se celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción, Madre de Dios y Madre nuestra. En esta fecha señera de nuestra Religión y en un momento triste para nuestra Patria, donde algunos la quieren desgarrar en su Unidad y sus Valores, debemos apelar a la Virgen para que nos ayude.
En ese sentido, no me resisto a reproducir el artículo del Padre Santiago Martín, en el diario
"La Razón" de ayer.
La Madre común
La Inmaculada es la patrona de España. De toda España. Y lo esporque, en ningún otro sitio como aquí, se vivió tan intensamente la defensa del dogma que al fin fue proclamado por Pío IX en 1854. Esta «tierra de María», donde la fe entró por las orillas del Mediterráneo hasta llegar a Finisterre y a las altas mesetas castellanas, está cuajada de advocaciones de Nuestra Señora que demuestran que si hay algo que nos sigue uniendo es precisamente lo que queda de las raíces cristianas. ¿O es que no es la misma Madre de Dios la que veneran los catalanes en Montserrat o en Nuria, que la que honran los vascos en Aranzazu o en Begoña, los asturianos en Covadonga, los aragoneses en el Pilar de Zaragoza, los sevillanos en la Macarena, los almonteños en el Rocío, los murcianos en la Fuensanta o los madrileños en la Almudena? Sin embargo, pareciera que no somos hijos de la misma Madre o que nos hemos olvidado de ello, tan empeñados como están algunos en separarse del resto de sus hermanos. Que hagan eso los que no comparten la fe, es hasta cierto punto lógico, pues España se construyó desde una clara determinación por recuperar no sólo la tierra sino la herencia cristiana; es lógico que a los laicistas les moleste la historia y que por eso intenten a toda costa dividir lo que la fe común unió. Pero es incomprensible, absurdo y muy dañino que los herederos del esfuerzo de aquellos que, en el nombre de Cristo y de María, consiguieron una patria unida -que no uniforme- ahora estén a la greña entre ellos. Pidámosle a la Inmaculada, la patrona de España, por nuestra patria. Para que siga unida. Para que no olvide sus raíces cristianas. Y no perdamos la esperanza. Tenemos Madre. Una Madre que nos quiere a todos, que nos une a todos.
Feliz día de la Inmaculada, amigos.
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