miércoles, septiembre 19, 2012

No es país para liberales

Parodiando el título de la película de Bardem “ no es país para viejos”, constatamos que nuestra Patria no lo es para los liberales y la renuncia de Dª Esperanza Aguirre así lo atestigua, pues era la única voz liberal y liberal-conservadora que se levantaba en el rácano paisaje ideológico español.

Ciertamente seguimos siendo el país de “viva las caenas”, pues solamente dos ideologías son capaces de confrontar: conservadores y socialistas, no hay espacio para más y eso es un hecho que se remonta a mucho tiempo atrás, a lo largo de casi todo el siglo XX y lo que llevamos del XXI.

Los escasos elementos liberales cabían, como se suele decir, en un seat 600 y si bien es cierto que en los últimos años, sobre todo en el campo económico hay un cierto repunte liberal, la realidad es que la opinión pública, salvo en Madrid gracias a Dª Esperanza, va por otros derroteros. Como prueba, las encuestas donde la mayoría de los universitarios, más del 80%, tienen como objetivo ser funcionarios y solo entre el 15 y el 20% ejercer profesiones liberales o ser empresarios. En los países anglosajones y germánicos el orden se invierte, por lo que vemos como seguimos queriendo que sea el “papá” estado quién nos mantenga, aunque sea a cambio de entregar nuestra libertad.

Los españoles son poco amantes de la libertad y mucho de la mamandurria y lo mismo da que sean de derechas o de izquierdas, porque aquí la derecha, sobre todo en los aspectos económicos y sociales, se confunde con la izquierda: siempre la política de la subvención.

Durante el gobierno Aznar, pareció que el liberal-conservadurismo podía repuntar, porque aunque el Presidente no era un liberal sí que introdujo algunas políticas de ese corte, si bien muy matizadas, pero, por lo menos, los liberales no se sentían a disgusto en el PP. Pero la llegada del Sr. Rajoy cambió las cosas, pues al ser un político aideológico y posibilista, aunque de corte conservador, no dudó, en el famoso Congreso de Valencia, en laminar a los liberales y, de paso, a los democristianos. Basta recordar como dijo a los liberales que se fuesen. Y así ocurrió, los grandes luchadores en la Provincias vascongadas, estos democristianos, fueron apartadosy sustituidos por los melifluos Basagoiti u Oyarzábal en vez de los  Mayor Oreja y compañía.

Peor les fue a los liberales, los Vidal-Quadras, ya defenestrado por Aznar, Pizarro y compañía y así Rajoy se quedaba rodeado de los palmeros intervencionistas, los Arriola o Lassalle y solo quedaba como voz libre la de Dª Esperanza, pero ¡claro! a quién te gana elecciones con resultados espectaculares y quién es la mas votada desde que era senadora, no se la podía echar pero si irle haciendo la vida imposible, lo que se ha rematado con la actuación del partido en el caso del asesino Bolinaga, con un Ministro del Interior mintiendo al decir que había que soltarlo según la ley. Que lo que dice es que se “podrá”, pero no obliga. La Presidenta de Madrid habló alto y claro lo que no gustó al sanedrín del PP, ello unido a sus problemas de salud y de otra índole, yo también sé lo que es el cáncer pues lo sufro, han hecho que la mejor política de España haya tirado la toalla, para regocijo de la dirección pepera.

Nos deja huérfanos a quienes nos proclamamos liberales o liberal-conservadores, pues no se vislumbra ninguna figura que la pueda sustituir, por lo que España vuelve a lo habitual: conservadores vs socialistas, lo más rancio de las ideologías.

Ha siso el maestro Vargas Llosa el que ha pronunciado el mejor panegírico que hasta ahora he oído sobre la Sra. Aguirre, destacando su firmeza en las convicciones, su defensa de las mismas, su capacidad dialéctica y en el debate, así como su falta de dudas ante las ideas, negando a la izquierda esa supuesta superioridad moral, sin ambages, tan raro en otros compañeros de partido.
Madrid y el PP vamos a sentir su falta, no es una buena noticia para España, se cierra la voz de la libertad, de la capacidad individual y de la defensa de los ciudadanos para que tomen su vida en sus propias manos, quedamos sometidos a los colectivistas, intervencionistas y mantenidos, o sea la España de siempre.

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