Estos
pasados días he presenciado, vía tv, la manifestación de los sindicatos al 1 de
mayo y la concentración de Villalar. Por supuesto, en ambas, proliferaron las
banderas republicanas y el pendón de Castilla con la estrella roja. Por cierto,
que ambas, la bandera y el pendón, totalmente erróneos, el pendón porque nunca
fue morado sino carmesí y la enseña republicana porque al querer poner los
colores de Castilla también lo pusieron con el color equivocado, pues ya hemos
comentado que es el carmesí. No sé si lo hacen por puro analfabetismo o porque
les parece bonito.
En
ambos eventos, la izquierda ha vociferado, amenazado, insultado en su línea
habitual. Junto a las mesnadas
sindicales o “comuneras”, escasas por cierto, los líderes socialistas y
comunistas siempre dispuestos a oponerse al gobierno, obviamente no con ideas,
que no las tiene, sino con los clichés y eslóganes trasnochados, de principios
del siglo XX o anteriores, tal vez, sin darse cuenta que estamos en siglo XXI y
no en el XIX o XX.
La
lucha de clases es una antigualla, sus planteamientos fracasados ya en todos
los países del mundo, incluidos los todavía comunistas como China, los
planteamientos de estatalización nadie se la cree y la primacía de la “clase
obrera” inexistente, pues ya no hay clase obrera, todos somos trabajadores, la
mayoría asalariados o autónomos, los “plutócratas” son una reliquia, pero la muchachada
social-comunista sigue creyendo en ello.
Para
colmo siguen arrogándose, la “superioridad moral”, Tomás Gómez dixit, el hombre
que dejo su pueblo en la ruina, el líder regional de un partido enfangado en la
golfería, el robo, las juergas, drogas incluidas, los banquetes en París o
Andorra, los ladrones de los ERE, los causantes de 5 millones de parados de esa
clase obrera que dicen defender.
Esa
“superioridad” basada en el latrocinio, el crimen, o la chapuza, nos ha llevado a la actual situación
que nos hace estar en la actual situación, debido a su incompetencia,
sinvergonzonería e incapacidad intelectual.
Para
colmo siguen sin enterarse que, ya que cantan la Internacional, la que en ya
casi nadie entona, se debe acompañar del puño levantado, el derecho los
comunistas, los socialistas el izquierdo, resultando divertido como el 1 de
mayo no se aclaraban y levantaban el puño según les parecía, ni comunistas ni
socialistas estaban muy enterados.
Huelen,
apestan a rancio, antiguallas que no serían compradas ni en los rastrillos,
siguen planteando temas de antaño, eso sí, mientras viven en pleno siglo XXI:
buenos relojes, buenos viajes, buenas viandas todo a cargo del contribuyente.
Por ello es necesario que quienes no comulgamos con esos planteamientos sigamos
en la brecha, defendiendo los principios de libertad, propiedad y derechos
democráticos, no vivir del cuento cuyo dinero sale de nuestros bolsillos para
esos parásitos retro, hay que obligarles a vivir de su trabajo y no de los
dineros públicos, así sabrán lo que es el sacrifico, el esfuerzo personal y
colectivo que es lo único que hace grandes a las sociedades modernas, como,
afortunadamente y pese a esos parásitos, lo es.
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