viernes, marzo 23, 2012

El asesino era...¡un jihadista!

Cuando un asesino en moto y enmascarado mató a tres paracaidistas de origen magrebí y caribeño, para posteriormente asesinar a tres niños y un adulto judío, la progresía francesa y europea acusó, sin lugar a dudas, a la ultraderecha y, por ende, al cristianismo como ocurrió en el caso del criminal de Noruega. Por supuesto el zapatero francés, Hollandee, se lanzó a degüello contra el Frente Nacional de Marie Le Pen, acusándola de ser, por sus ideas, la animadora de esos crímenes y todo el mundo asintió.
La sorpresa saltó al ver que la bestia no era parda sino musulmana, y, claro, hubo que tascar el freno, porque lanzarse sobre la ultraderecha es fácil y rentable, pero sobre los musulmanes, ¡ojo!, lo políticamente correcto impide una crítica muy virulenta. Así se empezó a buscar, sino justificaciones, era imposible, si razones, que si era un buen chico que se había torcido, que si los problemas de Palestina y Afganistán, que si.., que si…, buscando excusas. Poco importaba que el bárbaro hubiese estado en los campos terroristas de Afganistán y Pakistán, en las listas del FBI y de la Guardia Civil española, así como vigilado por el DCRI francés, pero como decía el Ministro del Interior galo no se puede vigilar o detener si aun no hay delito, pese a los indicios. Por supuesto eso no rige para la ultraderecha, como en Alemania donde se quiere prohibir partidos legales porque algunos ultraderechistas, no del partido NPD, han cometido crímenes, pero, ¡claro!, no son integristas.
Se nos quiere convencer de que el islam es una religión pacífica, pero yo invito a que se lea el Corán, hay magníficas traducciones al español, allí se verá como pide la muerte del infiel o el maltrato a la mujer y no debemos olvidar que para el creyente la única norma es esa, no hay separación, como en el cristianismo y otras creencias, separación entre lo político, económico, social y religioso. Los niños, en las madrassas y mezquitas se aprenden de memoria el libro y saben que deben cumplir a rajatabla el mismo. Por ello todo musulmán es un jihadista en potencia y un maltratador, por lo que es lógico que el Imán de Tarrasa no entienda que le acusen de lo que dice el Corán o que las mujeres de su mezquita digan que no han oído nada al respecto, pese a estar grabados sus sermones, pero la sumisión femenina es total y ¡hay de la que se rebele!. Lo acabamos de ver en un país teóricamente más evolucionado como Marruecos, donde se suicida una niña violada porque la obligaban a casarse con el violador y así éste se iba de rositas, todo esto, mas el corte de la mano por robar, ácido a la cara de las afganas que quieren estudiar, etc. Es lo que se prende en el Corán, por tanto una religión muy, pero que muy peligrosa.
Sin embargo, occidente hace poco y traga mucho, solo en España hay más de CIEN MEZQUITAS consideradas radicales, suponiendo que alguna no lo sea y más de CINCUENTA CELULAS jihadistas, a las que no se puede e detener porque no han, todavía, realizado atentados. Eso sí, si te pillan con literatura nazi, ¡al trullo!, faltaría más. No es que yo defienda esa ideología, ni mucho menos, pero no entiendo la desigualdad de trato a terroristas sean ultras o jihadistas.
La sociedad europea en general y española en particular, debe exigir a los poderes públicos que se tomen medidas contra estos grupos y reducir la influencia musulmana, el número de los mismos y su implantación, así como las páginas web al respecto y no olvidar lo que dijo el Gran Muftí de Turquía,  “Europa será islamista no por las bombas sino por los vientres de nuestras mujeres”, pues eso.

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