miércoles, enero 05, 2011

Dictaduras blandas

La caída, sobre todo en Europa, de las dictaduras comunistas allá por los ´90 hizo creer a la sociedad internacional y en especial a la europea que entrábamos en una época de libertad y democracia. Se pensaba que ya no habría restricciones porque no había enemigos pues éstos se habían convertido a nuestros valores. El problema empezó cuando aquellos valores de occidente, ya deteriorados desde los años de la contracultura en los ´60, se desmoronaron en aras de una supuesta “libertad” total.

Ocurrió exactamente lo contrario: la sociedad civil se desarmó, allí donde la había y el poder se fue concentrando cada vez en menos manos, unas económicas y otras políticas. El supuesto neoliberalismo de los ´90 y principios del XXI solo ocultaba un control cada vez mayor de los poderes, sobre todo públicos, con el apoyo de ciertas élites económicas y sociales adheridas a esos poderes y poderes en si mismas. El supuesto debilitamiento de los estados por la entrega de parte de su capacidad de decisión a entes supranacionales nunca ocurrió, porque, en realidad esos nuevos entes eran controlados por los estados mas poderosos.

Con la crisis iniciada en 2007 se vio la verdadera cara del Poder: lo primero fue echar la culpa al libre mercado, cuando todos sabemos y ya lo confiesan algunos de sus actores, la crisis vino dada por las decisiones de los Bancos Centrales, a las órdenes de los políticos, de realizar una política de nulos intereses y gran expansión crediticia, subvirtiendo el mercado. Pero esa crisis les vino muy bien a los dirigentes mundiales, que culpando al mercado, que no podía defenderse, se erigieron como los salvadores de sus países e iniciaron una política que cada vez de está demostrando como errónea y costosísima tanto en lo social como en lo económico, amén de larguísima. Frente a unas sociedades aterrorizadas el Poder retomó los escasos controles que había perdido y se convirtió en el paladín de los ciudadanos aterrados y desorientados. Con ello se repetía el esquema de los años ´30 que dio lugar a dictaduras de índole diversa e, incluso, a ampliación del control estatal en los países más liberales de la época como EE.UU. o el Reino Unido.

Lógicamente, en este siglo no se podía repetir el control totalitario de las sociedades sobre todo las occidentales, pero si se podía, al modo rooselvetiano incrementar el poder del aparato burocrático-político para controlar a esa masa aborregadas y asustada, mediante medidas con aspecto social, pero claramente restrictivas.

Lógicamente, el control debía ser sutil, los aspectos externos de la democracia debían seguir existiendo, junto a una supuesta libertad de expresión, reunión, organización, etc.. Pero se evitaba una oposición fuerte a los planes de los grandes, mediante la incorporación de nuevas ideologías basadas en una supuesta tolerancia, pero que, en realidad servían para dividir a la ya destruida sociedad civil. Así aparecen grupos de presión, subvencionados siempre, en defensa de historias varias, solo unidas por intereses económicos y de poder: cosas como la identidad de género, la presión hasta el chantaje de los grupos de homosexuales y lesbianas, los “profetas” del cambio climático, los defensores de la muerte ”dulce”, del aborto, etc.. Todas ellas ideas disolventes, pero que en aras de la “libertad”, desarman moralmente a los individuos y permiten a los nuevos césares irse imponiéndose paulatinamente y conservando el poder.

Acabada la libertad económica había que acabar con las demás y así se ataca a quienes consideran que el estado y los poderes económico-políticos no son lo más importante, como la Iglesia a las últimas células de resistencia, como la familia. Si se resisten, ya no se les mete en la cárcel o se les tortura, ahora se vende la píldora del día después, se aborta sin permiso paterno o se paga por no hacer nada convirtiendo a los “ninis” en futuros paramilitares del régimen, multando a quién consideran oportuno o deteniendo, eso sí con toda la “legalidad constitucional”, a los mas reacios o expulsándolos de sus puestos con acusaciones políticamente correctas: homófobos, machistas, y otros similares. Así van consiguiendo sus objetivos por vías “suaves” y sin apenas resistencia, siempre jaleados por los grupos beneficiados.

En España, hemos visto este desarrollo desde hace años, pero sobre todo desde la llegada de Rodríguez al poder: ataques a la Iglesia, a la libertad de expresión, policías convertidos en chequistas, intromisión en la vida privada de los ciudadanos y todo en aras de nuestra ”salud” y/o “bienestar”, “libertad” etc..

Si como muestra basta un botón, la última ley de la Sra. Pajín sobre el tabaco es un ejemplo de esa dictadura blanda, pero que como toda dictadura intenta implicar a los ciudadanos para que se conviertan en sus sicarios, no se puede interpretar de otra forma la petición de que se denuncie a los fumadores. Como bien ha dicho el alcalde de Valladolid, se empieza por los fumadores y ¿después?, ya tienen a una parte de la población, que por creerse muy buena ciudadana se convierte en la chivata del régimen, reproduciéndose el estilo Alemania Oriental. ¿Queremos ese para nuestra Patria?

Pese a todo lo que tenemos y se nos avecina, ¡Feliz 2011!.

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