España es un país bastante vocinglero, nuestros niveles de ruido son especialmente altos y nuestra manera de hablar, igual. Cuando se produce una manifestación, suele ser exagerada en sus gritos, insultos e invectivas y, en muchas ocasiones, deriva en altercados. Los españoles no somos demasiado dados a las manifestaciones callejeras, aunque la llamada “progresía” y sus adláteres de la extrema izquierda si suelen salir con frecuencia en defensa de lo que consideran sus objetivos. Suelen presentarse como defensores de los principios democráticos, de la lucha por la igualdad, defensores de los más débiles y, sobre todo, de la paz. Ya en plena dictadura, aunque eran pocos y cabían en un seiscientos, se agitaban contra la dictadura o la intervención americana en Vietnam, boicoteaban al recientemente desaparecido Solzhenitsyn al que insultaban y llamaban fascista y jaleaban a Castro y Ho Chi Minh, epítomes de verdaderos demócratas.
Ya con la democracia, se han movilizado siempre que haya existido razón para ello, siempre que la razón fuese contra EE.UU. o Israel. En los últimos tiempos han sido famosas la de OTAN no, aunque fuese sí o contra la guerra de Irak. También en estos últimos años, sobre todo desde Irak, ha surgido una nueva realidad: el pacifista profesional, que es aquel que enarbola la pancarta y firma manifiestos contra la “opresión” israelí o la “brutalidad” estadounidense. Suelen ser encabezados por ciertas personas que se definen como intelectuales o artistas, y que en el argot popular son conocidos como los titiriteros. Se las dan de muy de izquierdas y viven, a cargo de nuestros impuestos, como capitalistas desenfrenados. Este conglomerado ha dado mucho juego mediático como punta de lanza contra el PP en el tema de Irak, el barco Prestige, etc.. y han apoyado al Presidente Rodríguez cuando este pactaba con los asesinos de ETA y les llamaba hombres de paz. La ya muy chamuscada matriarca de los Bardem encabezó aquel famoso show de las rosas, creo que blancas, por las paz con los asesinos etarras.
Pues bien, esa mezcolanza farandulera-política-sindicalera parece que sufre de una tremenda mudez. En los últimos meses se han producido matanzas en Darfur, atizadas por la “progresista” China y su control del petróleo sudanés, masacres en Tíbet y, en los últimos días, la espectacular agresión de Rusia a Georgia. Frente a estos acontecimientos no hemos visto ni enarcar sus picudas cejas al Presidente, ni una de sus sonrisas de calavera a la “vice vogue”, ni a la Sra. Pajín hacer uno de sus mohines. En cuanto a la oposición, al estólido Presidente del PP no parece preocuparle otra cosa que el IPC, a la nueva y brillante “estrella” la Sra. Cospedal no se le ha oído una voz ni en Madrid ni en las profundidades de Castilla- La Mancha, el responsable de Internacional de ese partido, si es que existe ya que lo ignoro, mantiene un mutismo digno de mejor causa, solo el siempre brillante y valiente Gustavo de Arístegui ha dicho y escrito lo que tenía que decir, pero ¡claro! pinta tan poco en el PP del consenso que no es más que una voz que clama en el desierto.
¿Y los titiriteros, sindicaleros y otros pacifistas de oficio?. Se supone que defienden la paz allí donde es transgredida, ya sea en Irak, Tíbet o Georgia, que los muertos, heridos y desplazados sufren los mismo en cualquiera de esos países atormentados, pues parece ser que no a tenor de la actitud de los pacifistas de nómina. La verdad es que no esperaba una manifestación con pancarta enhiesta, pues con los calores de agosto y lo que toman para activar sus escasas neuronas les podías arder el cerebro, pero ¡hombre! uno de esos panfletos que llaman manifiestos a los que tan aficionados son como mal redactados suelen estar, es lo menos que esperaría uno ante los acontecimientos reseñados. Parece ser que el problema está en que no se puede culpar a los estadounidenses, aunque seguramente ya están trabajando en ver como inculparlos, y, si no hay americanos o israelíes no hay matanzas ni genocidios. Quienes a lo largo de los años han guardado silencio, cuando no jaleado a los asesinos castristas y guevaristas, quienes apoyaron a los genocidas comunistas rusos, quienes alabaron a los khmer rojos, recordémoslo, les resulta difícil condenar a quienes ellos sienten más cercanos. España se ha aliado, una vez más, con sus aliados habituales: China, Rusia, Venezuela, etc. es decir, con lo más “democrático” y “libre” del mundo. Ni una toma de posición como Sarkozy, ni el valor de una Merkel de cantarle las verdades del barquero al monigote puesto por el chequista Putin al frente de Rusia, ni siquiera una condolencia hacia el pueblo sufriente. La miseria moral, la cobardía y la memez de la progresía, pero también de la derecha, en su silencio ante los crímenes de islamistas sudaneses, dictadores chinos o sátrapas rusos es comparable a las cesiones ante los asesinos etarras. Una parte importante de esta sociedad, con sus políticos a la cabeza, está enferma moralmente y, lo que es peor, ni siquiera está dispuesta a regenerarse pues es mas cómodo mantenerse sin asumir responsabilidades ni defender valores y con esos planteamientos el futuro de España es muy inquietante.
Ya con la democracia, se han movilizado siempre que haya existido razón para ello, siempre que la razón fuese contra EE.UU. o Israel. En los últimos tiempos han sido famosas la de OTAN no, aunque fuese sí o contra la guerra de Irak. También en estos últimos años, sobre todo desde Irak, ha surgido una nueva realidad: el pacifista profesional, que es aquel que enarbola la pancarta y firma manifiestos contra la “opresión” israelí o la “brutalidad” estadounidense. Suelen ser encabezados por ciertas personas que se definen como intelectuales o artistas, y que en el argot popular son conocidos como los titiriteros. Se las dan de muy de izquierdas y viven, a cargo de nuestros impuestos, como capitalistas desenfrenados. Este conglomerado ha dado mucho juego mediático como punta de lanza contra el PP en el tema de Irak, el barco Prestige, etc.. y han apoyado al Presidente Rodríguez cuando este pactaba con los asesinos de ETA y les llamaba hombres de paz. La ya muy chamuscada matriarca de los Bardem encabezó aquel famoso show de las rosas, creo que blancas, por las paz con los asesinos etarras.
Pues bien, esa mezcolanza farandulera-política-sindicalera parece que sufre de una tremenda mudez. En los últimos meses se han producido matanzas en Darfur, atizadas por la “progresista” China y su control del petróleo sudanés, masacres en Tíbet y, en los últimos días, la espectacular agresión de Rusia a Georgia. Frente a estos acontecimientos no hemos visto ni enarcar sus picudas cejas al Presidente, ni una de sus sonrisas de calavera a la “vice vogue”, ni a la Sra. Pajín hacer uno de sus mohines. En cuanto a la oposición, al estólido Presidente del PP no parece preocuparle otra cosa que el IPC, a la nueva y brillante “estrella” la Sra. Cospedal no se le ha oído una voz ni en Madrid ni en las profundidades de Castilla- La Mancha, el responsable de Internacional de ese partido, si es que existe ya que lo ignoro, mantiene un mutismo digno de mejor causa, solo el siempre brillante y valiente Gustavo de Arístegui ha dicho y escrito lo que tenía que decir, pero ¡claro! pinta tan poco en el PP del consenso que no es más que una voz que clama en el desierto.
¿Y los titiriteros, sindicaleros y otros pacifistas de oficio?. Se supone que defienden la paz allí donde es transgredida, ya sea en Irak, Tíbet o Georgia, que los muertos, heridos y desplazados sufren los mismo en cualquiera de esos países atormentados, pues parece ser que no a tenor de la actitud de los pacifistas de nómina. La verdad es que no esperaba una manifestación con pancarta enhiesta, pues con los calores de agosto y lo que toman para activar sus escasas neuronas les podías arder el cerebro, pero ¡hombre! uno de esos panfletos que llaman manifiestos a los que tan aficionados son como mal redactados suelen estar, es lo menos que esperaría uno ante los acontecimientos reseñados. Parece ser que el problema está en que no se puede culpar a los estadounidenses, aunque seguramente ya están trabajando en ver como inculparlos, y, si no hay americanos o israelíes no hay matanzas ni genocidios. Quienes a lo largo de los años han guardado silencio, cuando no jaleado a los asesinos castristas y guevaristas, quienes apoyaron a los genocidas comunistas rusos, quienes alabaron a los khmer rojos, recordémoslo, les resulta difícil condenar a quienes ellos sienten más cercanos. España se ha aliado, una vez más, con sus aliados habituales: China, Rusia, Venezuela, etc. es decir, con lo más “democrático” y “libre” del mundo. Ni una toma de posición como Sarkozy, ni el valor de una Merkel de cantarle las verdades del barquero al monigote puesto por el chequista Putin al frente de Rusia, ni siquiera una condolencia hacia el pueblo sufriente. La miseria moral, la cobardía y la memez de la progresía, pero también de la derecha, en su silencio ante los crímenes de islamistas sudaneses, dictadores chinos o sátrapas rusos es comparable a las cesiones ante los asesinos etarras. Una parte importante de esta sociedad, con sus políticos a la cabeza, está enferma moralmente y, lo que es peor, ni siquiera está dispuesta a regenerarse pues es mas cómodo mantenerse sin asumir responsabilidades ni defender valores y con esos planteamientos el futuro de España es muy inquietante.
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