Tras dos semanas han terminado los juegos olímpicos de 2008. Según la inmensa mayoría de los medios de comunicación han sido “los mejores de la historia”. Desde luego no habrá sido en cuanto a los derechos humanos o las libertades.
Ya la preparación de los juegos significó que más de un millón de personas fueron expulsadas de sus hogares para que el hijo del arquitecto favorito de Hitler realizase en Pekín lo que su padre no pudo hacer en Berlín. Junto a ello se reprimió no solo a tibetanos o uigures, sino a todos aquellos que expresasen cualquier opinión diferente a la del régimen comunista. Por supuesto el gobierno marxista no cumplió lo acordado con el C.I.O. respecto a las libertades, hasta el extremo que el propio C.I.O., cómplice corrupto de los asesinos chinos, prohibió a los atletas hacer declaraciones políticas durante los juegos. Pese a ello, un pequeño grupo de atletas, un centenar algo largo, manifestó su oposición, pero los otros miles, entre ellos los españoles, tuvieron un mutismo total, mutismo que fue pagado por el C.I.O. prohibiéndoles llevar crespones negros o que hubiese un minuto de silencio en las pruebas donde hubiese españoles, como homenaje a las victimas del accidente aéreo, lógicamente así se paga la cobardía.
Parece que los “maravillosos juegos” no fueron empañados por esta censura y las detenciones así como los crímenes del gobierno, lo más grave, pero tampoco parece que a nadie le preocupase que parte de la ceremonia de apertura fuera falsa o que a una pobre niña no se la permitiese cantar por “ no ser agraciada”. Ante esta humillación, ¿dónde estaban los defensores de los niños, esos que nos sacan el dinero supuestamente para defenderlos?. Parece ser que el muy corrupto Presidente del Comité Olímpico tuvo como único objetivo no enfadar a los anfitriones y no dudó en poner cara de póker ante el gran numero de medallas obtenidas por los atletas locales en pruebas donde los jueces decidían y casi ninguna donde eran las marcas quienes daban o quitaban las mismas. Tampoco se inmutó, ni él ni nadie, ante las sospechas de que las gimnastas chinas no tenían la mínima edad reglamentaria, otro atentado contra niños, que, a su vez habían sido entrenados como soldados de las fuerzas especiales, y de cuya denuncia las ONG brillaron por su ausencia.
¡Bueno!, todo el mundo parece estar contento: Sarkozy se bajó los pantalones y no boicoteó la apertura, el resto de los líderes mundiales también optaron por el silencio cuando no el aplauso a la dictadura y solo el Presidente Bush, aunque no boicoteó la apertura, se atrevió a criticar al régimen chino, el resto, con España a la cabeza, aplaudieron a los tiranos orientales. Por tanto, los chinos se salieron con la suya, el pobre pueblo chino sigue bajo la tiranía criminal y los “demócratas” miran para otro lado, cuando no aplauden a los sátrapas, ¿y Europa quiere ser la líder de la libertad y los derechos humanos?, ¡que no intenten burlarse de nosotros!, nuestros dirigentes son unos cobardes vividores, pero ¿y los pueblos de Europa?, ¿qué han hecho en defensa de los oprimidos de aquel país?, me temo que los mismo que los políticos, demostrando una vez mas, la debilidad de carácter y de convicciones y nuestra cobardía habitual, ¡así nos va!
Ya la preparación de los juegos significó que más de un millón de personas fueron expulsadas de sus hogares para que el hijo del arquitecto favorito de Hitler realizase en Pekín lo que su padre no pudo hacer en Berlín. Junto a ello se reprimió no solo a tibetanos o uigures, sino a todos aquellos que expresasen cualquier opinión diferente a la del régimen comunista. Por supuesto el gobierno marxista no cumplió lo acordado con el C.I.O. respecto a las libertades, hasta el extremo que el propio C.I.O., cómplice corrupto de los asesinos chinos, prohibió a los atletas hacer declaraciones políticas durante los juegos. Pese a ello, un pequeño grupo de atletas, un centenar algo largo, manifestó su oposición, pero los otros miles, entre ellos los españoles, tuvieron un mutismo total, mutismo que fue pagado por el C.I.O. prohibiéndoles llevar crespones negros o que hubiese un minuto de silencio en las pruebas donde hubiese españoles, como homenaje a las victimas del accidente aéreo, lógicamente así se paga la cobardía.
Parece que los “maravillosos juegos” no fueron empañados por esta censura y las detenciones así como los crímenes del gobierno, lo más grave, pero tampoco parece que a nadie le preocupase que parte de la ceremonia de apertura fuera falsa o que a una pobre niña no se la permitiese cantar por “ no ser agraciada”. Ante esta humillación, ¿dónde estaban los defensores de los niños, esos que nos sacan el dinero supuestamente para defenderlos?. Parece ser que el muy corrupto Presidente del Comité Olímpico tuvo como único objetivo no enfadar a los anfitriones y no dudó en poner cara de póker ante el gran numero de medallas obtenidas por los atletas locales en pruebas donde los jueces decidían y casi ninguna donde eran las marcas quienes daban o quitaban las mismas. Tampoco se inmutó, ni él ni nadie, ante las sospechas de que las gimnastas chinas no tenían la mínima edad reglamentaria, otro atentado contra niños, que, a su vez habían sido entrenados como soldados de las fuerzas especiales, y de cuya denuncia las ONG brillaron por su ausencia.
¡Bueno!, todo el mundo parece estar contento: Sarkozy se bajó los pantalones y no boicoteó la apertura, el resto de los líderes mundiales también optaron por el silencio cuando no el aplauso a la dictadura y solo el Presidente Bush, aunque no boicoteó la apertura, se atrevió a criticar al régimen chino, el resto, con España a la cabeza, aplaudieron a los tiranos orientales. Por tanto, los chinos se salieron con la suya, el pobre pueblo chino sigue bajo la tiranía criminal y los “demócratas” miran para otro lado, cuando no aplauden a los sátrapas, ¿y Europa quiere ser la líder de la libertad y los derechos humanos?, ¡que no intenten burlarse de nosotros!, nuestros dirigentes son unos cobardes vividores, pero ¿y los pueblos de Europa?, ¿qué han hecho en defensa de los oprimidos de aquel país?, me temo que los mismo que los políticos, demostrando una vez mas, la debilidad de carácter y de convicciones y nuestra cobardía habitual, ¡así nos va!
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